Cuarta ficha "Domingo, día del Señor"

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Cuarta ficha
EL DOMINGO, DÍA DEL HOMBRE
“Dies Hominis”
I. Introducción
Hemos ido revisando que el Domingo es el día del Señor, día de Cristo
Resucitado y día de la asamblea eucarística –la Iglesia-. Demos un paso
mas, un paso que va en directa relación con cada uno de nosotros, pues
el cuarto capítulo de la Carta Dies Domini, se denomina también Dies
Hominis, es decir, día del hombre, hombre entendido en el sentido de
«humanidad», sin tener en cuenta el género.
II. Reflexión con la Palabra
Jesús es el señor del sábado, así lo manifiesta Marcos en este evangelio,
anticipo de la verdadera liberación que realiza Jesús con la resurrección
en el domingo
San Marcos 2, 23-28
23
Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus
discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. 24 Entonces
los fariseos le dijeron: "¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que
no está permitido?". 25 Él les respondió: "¿Ustedes no han leído
nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron
obligados por el hambre, 26 cómo entró en la Casa de Dios, en el
tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus
compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los
sacerdotes?". 27 Y agregó: "El sábado ha sido hecho para el
hombre, y no el hombre para el sábado. 28 De manera que el Hijo
del hombre es dueño también del sábado".
¿Qué me llama la atención de este texto? ¿qué significará que Jesús es
el “dueño del sábado? En mi vida actual ¿Cuáles son las situaciones que
me mantiene atadas?
Es bueno saber que el cuidado de la ley, sobre todo del precepto
del sábado se fue algo muy serio en el pueblo judío, como una
manera de distinguirse de los demás pueblos y tratar de
conservar su cultura y religión, pero a medida que la severidad
fue ganando terreno surgieron cuestionamientos sobre el
verdadero sentido de la ley.
1
Jesús para poder dar respuestas a las criticas que le hacen los fariseos
recurre a otra de las escrituras (1 Sam 21, 1-7)para ayudar a discernir que
cuando una ley es opresora, margina o excluye, no es respaldada por
Dios, porque la medida que Dios tiene es el ser humano y nada que lo
avasalle le agrada.
III. Leamos el Capítulo IV “Dies Hominis" de la carta Dies Domini.
Antes aún que el domingo fuera día de descanso —más allá del
calendario civil— los cristianos vivieron el día semanal del Señor
resucitado sobre todo como día de alegría. San Agustín, describe esta
alegría en las celebraciones de su tiempo: «Se dejan de lado los ayunos y
se ora estando de pie como signo de la resurrección; por esto además en
todos los domingos se canta el aleluya». Cf DD 55
La alegría del domingo, es el eco semanal de la primera experiencia del
Resucitado, por eso el carácter festivo de la Eucaristía dominical expresa
la alegría que Cristo transmite a su Iglesia por medio del don del Espíritu.
Pues la alegría es, precisamente, uno de los frutos del Espíritu Santo. Por
tanto el domingo es un día propicio para educarse en la alegría,
descubriendo sus rasgos auténticos. Pablo VI1 lo expresa de la siguiente
manera: «la alegría cristiana es por esencia una participación espiritual de
la alegría insondable, a la vez divina y humana, del Corazón de Jesucristo
glorificado». «Es la cumbre, de la Alianza de amor entre Dios y su pueblo:
signo y fuente de alegría cristiana, preparación para la fiesta eterna» En
esta perspectiva de fe, el domingo cristiano es un auténtico «hacer
fiesta», un día de Dios dado al hombre para su pleno crecimiento humano
y espiritual. (cf DD 56, 57 y 58)
La observancia del sábado: El domingo no es la abolición del sábado
veterotestamentario2; es más bien su plenitud: “El domingo, pues, más
que una «sustitución» del sábado, es su realización perfecta, y en cierto
modo su expansión y su expresión más plena, en el camino de la historia
de la salvación, que tiene su culmen en Cristo” (DD 59).
1
Exhort. ap. Gaudete in Domino (9 de mayo de 1975), II: AAS 67 (1975), 295.
2
Antes del nuevo testamento o perteneciente al Antiguo Testamento.
2
El Antiguo Testamento vincula el sábado a la creación y al Éxodo. El
sábado es el día en el que Dios descansó después de haber creado todo
Tal como en el sábado judío, honrar el «descanso » de Dios, hace que el
hombre se encuentra plenamente a sí mismo, y así el día del Señor se
manifiesta marcado profundamente por la bendición divina (cf DD 61 y 62)
Pero el sábado es también, el día del éxodo, del paso de la servidumbre
en Egipto a la libertad del servicio de Yahvé. Dios interviene a favor de los
hombres; e interviene para liberar de las servidumbres. Cristo vino a
realizar un nuevo «éxodo», a dar la libertad a los oprimidos. El obró
muchas curaciones el día de sábado (cf. Mt 12,9-14 y paralelos),
ciertamente no para violar el día del Señor, sino para realizar su pleno
significado: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre
para el sábado» (Mc 2, 27). […] Jesús, «Señor del sábado» (Mc 2,28),
orienta la observancia de este día hacia su carácter liberador, junto con la
garantía de los derechos de Dios y de los derechos del hombre. Así se
entiende por qué los cristianos, anunciadores de la liberación realizada
por la sangre de Cristo, se sintieran autorizados a trasladar el sentido del
sábado al día de la resurrección. (cf DD 63)
Día de descanso: Por otra parte, la relación entre el día del Señor y el
día de descanso en la sociedad civil tiene una importancia y un significado
que están más allá de la perspectiva propiamente cristiana. El trabajo,
siendo una dimensión importante de la vida, no es la única. Si el hombre
no ha de quedar reducido a la servidumbre de los intereses económicos,
necesita el descanso y necesita poder alabar a Dios sin la presión del
trabajo.
Pues el descanso es una cosa «sagrada», siendo para el hombre la
condición para liberarse de la serie, a veces excesivamente absorbente,
de los compromisos terrenos y tomar conciencia de que todo es obra de
Dios. En el relato de la creación, Dios entrega poder al hombre sobre la
creación, pero esta sensación de poderío puede hacerle caer en el peligro
de olvidar que Dios es su Creador, del cual depende todo. En nuestra
época es mucho más urgente este reconocimiento, pues la ciencia y la
técnica han extendido increíblemente el poder que el hombre ejerce por
medio de su trabajo. (cf DD 65).
Por medio del descanso dominical, las preocupaciones y las tareas diarias
pueden encontrar su justa dimensión: las cosas materiales por las cuales
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nos inquietamos dejan paso a los valores del espíritu; las personas con
las que convivimos recuperan, en el encuentro y en el diálogo más
sereno, su verdadero rostro. El domingo es día de paz del hombre con
Dios, consigo mismo y con sus semejantes, el domingo es también un
momento en el que el hombre es invitado a dar una mirada regenerada
sobre las maravillas de la naturaleza. El creyente está, pues, llamado a
satisfacer esta vocación sosteniéndola con las expresiones de su fe
personal y comunitaria, manifestada en la celebración y santificación del
día del Señor.(cf DD 66 y 67)
Día de la solidaridad El domingo también debe ofrecer también a los
fieles la ocasión de dedicarse a las actividades de solidaridad La
participación interior en la alegría de Cristo resucitado implica compartir
plenamente el amor que late en su corazón: ¡no hay alegría sin amor! La
Eucaristía dominical, compromete más a los fieles «a toda clase de obras
de caridad, piedad y apostolado, mediante las cuales se manifieste que
los cristianos, aunque no son de este mundo, sin embargo son luz del
mundo y glorifican al Padre ante los hombres». (cf 69)
Desde los tiempos apostólicos, la reunión dominical fue para los cristianos
un momento para compartir fraternalmente con los más pobres. Así lo
atestiguan las cartas de Pablo a algunas de las comunidades que
acompaño. Estas enseñanzas encontraron rápidamente eco en los
primeros siglos y suscitaron vigorosos comentarios en la predicación de
los Padres de la Iglesia. como las que san Ambrosio dirigía a los ricos que
presumían de cumplir sus obligaciones religiosas frecuentando la iglesia
sin compartir sus bienes con los pobres y quizás oprimiéndolos:
«¿Escuchas, rico, qué dice el Señor? Y tú vienes a la iglesia no para dar
algo a quien es pobre sino para quitarle ».
Son palabras que recuerdan claramente a la comunidad cristiana el deber
de hacer de la Eucaristía el lugar donde la fraternidad se convierta en
solidaridad concreta, donde Cristo mismo, pueda de alguna manera
continuar en el tiempo el milagro de la multiplicación de los panes. (cf 70
y 71)
La Eucaristía es acontecimiento y proyecto de fraternidad. Desde la Misa
dominical surge una ola de caridad destinada a extenderse a toda la vida
de los fieles, comenzando por animar el modo mismo de vivir el resto del
domingo, pues el cristiano descubre y manifiesta que no se puede ser
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feliz «solo». Él mira a su alrededor para identificar a las personas que
necesitan su solidaridad. 72.
Vivido así, no sólo la Eucaristía dominical sino todo el domingo se
convierte en una gran escuela de caridad, de justicia y de paz. La
presencia del Resucitado en medio de los suyos se convierte en proyecto
de solidaridad, urgencia de renovación interior, dirigida a cambiar las
estructuras de pecado en las que los individuos, las comunidades, y a
veces pueblos enteros, están sumergidos. 73.
Para profundizar:
¿Cuáles son los temas claves del Dies Homini?
En mi vida concreta ¿Cómo puedo revitalizar la solidaridad a la luz del
domingo día de solidaridad?
Oración:
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