La naturaleza como el personaje central en tres cuentos de Juan Rulfo Juan Rulfo publicó un libro de cuentos llamado El llano en llamas, que le empujó a la vanguardia de la conciencia latinoameriacana. El llano en llamas es un libro que muestre la vida de unos campesinos pobres en una manera realista, simple y sin sentimentalismo. A la vez, el libro da testamento a las injusticias de un gobierno revolucionario y la lucha constante en contra a la tierra inhóspita. Particularmente, Juan Rulfo revela como las vidas de sus personajes son afectadas por su ambiente no acogimiento. Este tema es presentado en tres cuentos de Rulfo: Es que somos muy pobres, Luvina, y Nos han dado la tierra. En estos cuentos, la naturaleza hace el papel del protagonista y dicta los sucesos en los cuentos. Supone control de la trama y de los personajes humanos. Las implicaciones de un ambiente que actúa como el personaje central son interesantes, y deben ser explorados en detalle. Para establecer la afirmación que la naturaleza es el personaje central, hay que definir el objeto de tener un personaje central en un cuento, ¿Cómo funciona el personaje principal en un cuento? Primero, el personaje siempre tiene descripción de sí mismo. Ésta descripción es en forma de descripción física, o en los conclusiones sobre el carácter que se puede acabar del cuento. Cuando hay un personaje principal, el trama se centra en este personaje. A veces, el personaje central causa los sucesos en el trama del cuanto. Otros veces, el personaje es el destinatario de la acción. Sin embargo, la protagonista siempre domina el cuento y los otros personajes menores. El comportamiento, la aprendizaje, y las experiencias del protagonista muestran los temas y los mensajes del cuento. El personaje central es un enlace entre la acción en el cuento y los mentes de los lectores. Por fin, el personaje principal es lo más memorable del cuento. En los tres cuentos de Rulfo, la naturaleza actúa como el personaje principal y el efecto es el tono muy negativo. “Así pues, la tierra principalmente, y la naturaleza en general, se erigen en coprotagonistas con el hombre para dar la visión de un mundo desesperanzado y angustioso” (González 61). En Es que somos muy pobres, la impresión de la naturaleza en la vida de una familia pobre de campesinos es trágica. En el cuento, narrado por el hermano mayor de Tacha, una niña de doce años, la familia ha aguantado tiempos severos. Su tía Jacinta murió, y una lluvia torrencial sigue su muerte. La lluvia destruye las cosechas de cebada: “lo único que pudimos hacer ... fue estarnos arrimados debajo del tejaván, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquélla cebada amarilla tan recién cortada.” La familia durará sin alimentación el próximo año porque su trabajo está en ruinas. La chaparrada no se calma, y el río cerca del pueblo empieza a desbordar. Un día, la vaca de Tacha desaparece. El hermano y Tacha van al río, para observar el espectáculo del aguacero. Oyen de alguien que se la había llevado el río su vaca. Con la vaca, la fortuna de la familia se va, y con el valor monetario, también se va la esperanza para una futura mejor. Tacha, sin un dote, tendrá el mismo destino que sus dos hermanas mayores. Las dos trabajan como prostitutas y viven con hombres males, porque el padre les desecha para la desgracia a la familia, aunque no hay otra manera de ganarse la vida. Este va a repetirse con Tacha, que ya tiene pechos a la edad de doce años. La familia entera lamenta por su falta de esperanza. En este cuento con varios personajes definidos, la naturaleza es el personaje más importante. Aparece como la lluvia y especialmente el río, “aquel amontonadero de agua que cada vez se hace más espesa y oscura y que pasa ya muy por encima de donde debe estar el puente.” No sabemos mucho de los rasgos personales de Tacha, sus padres, o su hermanos, pero hay mucha descripción del aguacero y de la lluvia que lo causa. El río impone una personalidad a los otros personajes menores. Cuando Tacha llora al darse cuenta de su destino, “por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella.” Otro ejemplo de esta personificación del río en forma de los sollozos de Tacha es, “su boca sale un ruido semejante al que se arrastra por las orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo.” Tacha es acortada a ser sólo un parte del río. El poder del río excede el de las personas, pues la familia no puede hacer nada ante el desastre. En cambio, la naturaleza activamente altera el estado de la familia. El río es una fuerza, y los campesinos deben seguir su obra destructiva. Este cuento no es la excepción; en los cuentos de Rulfo, “el campesino no puede hacer nada y … se retrae en la pasividad” (Boixo 66). Es que somos muy pobres es un ejemplo de un “cuento de ambiente,” dónde el ambiente domina los otros personajes. El concepto es de Luis Leal, que lo define. El cuento de ambiente, en verdad, se caracteriza precisamente por su falta de punto culminante y de desenlace; al mismo tiempo, la fábula es tan débil que a veces se disuelve en el ambiente. Este, en cambio, destaca sobre los demás elementos hasta el punto de convertirse en protagonista. En el cuento de ambiente, los personajes secundarios y auxiliares no son introducidos con el propósito de adentrar la fábula, sino con el de caracterizar el ambiente, que se convierte en el verdadero prota-gonista. No es necesario, por lo tanto, que existan relaciones entre los personajes, que sólo existen en relación al ambiente. Es que somos muy pobres tiene la mayoría de estos criterios, aunque hay relaciones entre los personajes. Un cuento de ambiente apoya la teoría de la naturaleza como el personaje central. Luvina es otro cuento donde el ambiente hace el papel de la protagonista. El cuento se trata de un pueblo misterioso y triste, y una parte substancial es descripción del lugar. Luvina está situado en un cerro alto y blanco, “con su blanco caserío como si fuera una corona de muerto.” Es pedregosa, con clima frío, viente pardo, y aire negro. No hay provecho, aunque es región pedregoso, porque es una piedra disgregada. “Rota en múltiples fragmentos, la piedra de Luvina es símbolo de la disgregación psíquica, el fracaso y las muerte, connotación negativa que se acentúa porque el mineral no sólo se disgrega sino que se pulveriza” (Peralta 36). No hay vegetación, y por consiguiente, los habitantes son hambrientos y desmayados. Los hombres y los jóvenes han abandonado Luvina así es un pueblo de mujeres solteras y de viejos. Los que quedan en Luvina no la dejan porque no quieren abandonar los muertos del pueblo. En este sentido, los muertos viven más que los vivos. Luvina es tan miserable que el habitante que narra el cuento la describe como purgatorio. La tierra caracteriza los hombres que la habitan, y los hombres se hacen tristes como la tierra. La sofocante naturaleza en Luvina domina el cuento y actúa como un personaje. Desde el principio, el enfoque está en el lugar. “El título mismo, Luvina, que tiene función estructural, ya hace al lector centrar su atención en el local y no en los personajes o la acción; en la introducción, desde la primera frase, se anuncia el tema —el ambiente desolado del pueblo de Luvina—-, que no se abandona hasta el fin” (Leal). Por otra parte, el narrador del cuento, un profesor viejo, no es integrante al significando del cuento. Existe solamente para la estructura del cuento, por que el ombligo de Luvina es el pueblo. Los personajes humanos relatan al ambiente; no es el contrario que es típico en la mayoría de literatura dónde el ambiente es un fondo a la trama. Los aspectos de la naturaleza en Luvina cargan los rasgos de un personaje: una personalidad, el fuerzo en el cuento, la habilidad de influir los sucesos. El poder de la naturaleza es obvio en la descripción del viento que es un rasgo significante de Luvina. La descripción del viento es llena de personificación: “Se planta en Luvina prendiéndose de las cosas como si las mordiera. Y sobran días en que se lleva el techo de las casas como si se llevara un sombrero de petate, dejando los paredones lisos, descobijados. Luego rasca como si tuviera uñas: uno lo oye mañana y tarde, hora tras hora, sin descanso, raspando las paredes, arrancando tecatas de tierra, escarbando con su pala picuda por debajo de las puertas, hasta sentirlo bullir dentro de uno como si se pusiera a remover los goznes de nuestros mismos huesos.” Las palabras son humanas y violentas. En comparación a la falta de descripción que trata del narrador del cuento, el viento se hace un personaje mayor. El poder del ambiente destaca la endeblez de los personajes ante la fuerza de la naturaleza: “En Luvina, el ambiente, implacable, se impone sobre los personajes, que son casi estáticos, mientras el ambiente es dinámico” (Leal). Un tercer cuento de Rulfo donde la naturaleza se transforma en un protagonista es Nos han dado la tierra. Nos han dado la tierra es una historia de cuatro campesinos que caminan a través de un llano árido para reclamar tierra que reciben del gobierno revolucionario. Se desilusionan cuando descubren que la tierra es parte del Llano Grande, una región que es completamente hostil al cultivo y a la vida. El regalo de la tierra es insensato y inútil. Los cuatro se sienten engañados. “El llano cobra aquí el papel de un protagonista despiadado “¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿para qué sirve, eh?” Es una tierra desalvada, dura, en la que ni siquiera se levanta el polvo” (González 58). La mayoría del cuento es descripción del llano y su efecto negativo en los hombres. El énfasis en la descripción es el poder destructivo del llano. Por ejemplo, en el principio del cuento, el calor del llano ha negado el deseo de hablar. En esta manera, el llano es como un personaje que interactúa con los campesinos, quienes están tratando de salir lo más pronto posible de este “blanco terregal endurecido, donde nada se mueve y por donde uno camina como reculando”. En el cuento hay personificación del llano, que añada al retrato activo. Empiece a llover, “y a la gota caída por equivocación se la come la tierra y la desaparece en su sed.” La naturaleza no es pasivamente difícil, es malévola. “Se puede señalar, pues, como una de las claves temáticas de la obra de Rulfo la miseria de la tierra. En correlación directa estará la propia miseria del hombre. De esta forma, el ambiente en que se mueven los personajes se caracteriza como totalmente adverso. El ejemplo más palpable es esta tierra dura, que no sirve, pero en general toda la naturaleza es un obstáculo para el hombre… Se puede observar en el narrativo de Rulfo una perfecta adecuación entre la naturaleza, ya sea a tierra u otros aspectos de la misma, y la situación de los personajes, siempre cargada de dramatismo” (González 60). Solamente cuando los campesinos pueden escapar del llano y entrar un pueblo cerca de un río, se sienten mejor. En Es que somos muy pobres, Luvina, y Nos han dado la tierra, la naturaleza y el ambiente son protagonistas cuando la gente sirven como un fondo. En todos, el carácter de naturaleza es dañino. Las personas combaten las fuerzas de la naturaleza, no más que pierden: Frente a esta realidad, para acentuarla aún más, suele aparecer en un plano de ensoñación otra tierra, otra naturaleza, esta vez pródiga, a la que los personajes hacen referencia como algo el pasado o en todo caso inalcanzable para ellos. En Nos han dado la tierra, la tierra que no les pertenece, donde “vuelan parvadas de chachalacas verdes”; en Es que somos muy pobres, lo único que pueden hacer frente a una naturaleza hostil es ver “como el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada”, cebada que es símbolo de una naturaleza anterior, pródiga; en Luvina se da el caso extremo, ni siquiera ha existido alguna vez una naturaleza favorable al hombre y cuando el narrador dice “Un día traté de convencerlos de que se fueran a otro lugar, donde la tierra fuera buena”, los habitantes de Luvina, dosconfían porque conocen perfectemente lo irreversible de su situación. (González 60) En Es que somos muy pobres, el río arruina el destino de una niña inocente y su familia cuando se quita la vaca. Luvina es un cuento donde el ambiente opresivo del aire negro y viento pardo causa que el pueblo languidece. En Nos han dado la tierra, el llano muestra la falta de un futuro fecundo para unos campesinos. Los personajes humanos en estos cuentos no son recordables o definidos. Al contrario, el ambiente tiene la definición y la acción de un protagonista. La importancia de las personas es en la relación a sus alrededores, “enmarcados en una región” (González 60). “El tema unificador, en El llano en llamas, es el sometimiento del hombre a una forzosidad, es decir, la imposibilidad de sutraerse a un orden cósmico predeterminado e invariable que lo coacciona y lo doblega ante la naturaleza y ante sus propios instintos.” (Peralta 17) En este mundo sombrío de Rulfo, hay poca esperanza para la gente. El fatalismo siempre será un problema. No hay escapo de las fuerzas de la naturaleza.