Septima doctrina

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LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE
SÉPTIMA DOCTRINA:
INTRODUCCIÓN
Las Escrituras enseñan que cada uno de aquellos que hemos sido regenerados en la nueva creación del Espíritu es poseedor al mismo tiempo de
dos naturalezas.
Una, la recibimos por medio del nacimiento natural que recibimos de nuestros padres terrenales, la cual es sin ninguna alternativa mala,
completamente mala.
La otra, que es la nueva naturaleza, la cual recibimos por medio del nuevo nacimiento del Espíritu, es la naturaleza de Dios mismo, y por
supuesto por ser así, esta es perfecta y completamente buena.
Es de vital importancia que cada creyente cristiano entienda y conozca lo que la Biblia enseña sobre estas dos naturalezas.
Carecer de conocimiento de esta verdad acerca de la “Dual Naturaleza” en aquel que ha nacido de nuevo, puede llevar y ha llevado a millones de
sinceros cristianos a deslizarse y creerse perdidos, cuando después de gozarse por un poco de tiempo en este camino al recibir esta gloriosa
salvación y esperanza, se despiertan ante la realidad de que su vieja naturaleza con sus instintos carnales y pasionales no han muerto, entonces,
son llevados a creer que quizás no han sido convertidos a una nueva vida, y desilusionados ante esa realidad se desaniman.
Cristo, aquella noche en que fue visitado por Nicodemo, aquel piadoso judío, le dijo de manera precisa: “Que el que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios… Que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios… Lo que es nacido de
carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es...” Juan 3:3-6
El apóstol Pedro nos dice: “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece
para siempre”1 Pedro 1:23
En esa revelación encontramos dos líneas o simientes hereditarias:
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1. La línea hereditaria y simiente corruptible de la carne.
2. La simiente y la línea hereditaria del Espíritu.
La Biblia habla de la línea hereditaria de la carne como: “El hombre natural”. La segunda línea hereditaria del Espíritu, la llama como: “El
hombre Espiritual”.
DESARROLLO:
EL HOMBRE NATURAL
Acerca del “Hombre Natural” las Escrituras dicen: “Que andan en la vanidad de su mente, teniendo entenebrecido el entendimiento, ajenos de
la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón….”Efesios 4:17-18
“Pero el Hombre Natural” no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para el son locuras, y no las puede entender, porque se han
de discernir espiritualmente… En cambio el hombre espiritual juzga todas las cosas….”. 1 Corintios 2:14-15. Aquí la palabra identifica dos
tipos de hombres: 1. Hombre Natural. 2. Hombre Espiritual.
El natural es llamado en la Biblia: “Hijos de ira…”. Efesios 2:3
Dice que: “Están en enemistad con Dios… y no pueden agradar a Dios…” Romanos 8:7-8.
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Dice de ellos que: “Engañoso es su corazón y perverso…”. Jeremías 17:9
Cristo habla y dice: “ Porque de dentro del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los
homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez…”. Marcos 7:2122.
Dice que: “Que está espiritualmente muerto en sus delitos y pecados…” Efesios 2:1
Pablo dice: “Y yo sé que en mi, esto es, en mi carne, no mora el bien…”. Romanos 7:18
David decía: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre…”. Salmos 51:5
Jeremías dice: ¿Mudará el Etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer
mal…?” Jeremías 13:23
Notemos por favor que Dios en su palabra no dice en estas descripciones acerca del “Hombre Natural” que ninguno de ellos no pudiera ser un
individuo, o culto, o de buen temperamento, o generoso y dadivo, u honesto y veraz, ni siquiera está implicando que no pueda ser muy religioso
¡No y No!!
Lo que Dios está diciendo explícitamente es que: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno... Por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios…”. Romanos 3:10-12,23.
Estas verdades créame por la misericordia de Dios, no se le hace fácil a ningún hombre abrazarlas, ya que nos incluye y nos humilla a todos por
igual. Esto es difícil de entender y aceptar a menos que por la gracia de Dios le sea revelada al creyente, el hecho de que nosotros todos
estábamos en total depravación y en total inhabilidad para buscar o encontrar a Dios. De tal forma que ni Dios pudo arreglar ese terrible estado, y
tuvo que crearnos de nuevo.
El “Hombre Natural” no quiere, ni puede buscar a Dios. Solamente puede conocer a Dios, si a Dios mismo le place en su infinita misericordia
salir a su encuentro, y revelarse y rescatarle. El “Hombre Natural” es un muerto en vida.
Cuan difícil y doloroso se hace a muchos humillarse ante esos decretos divinos. Cuan difícil es aceptar que es verdad la perspectiva de como
Dios ve al hombre.
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El hombre que reniega a estas verdades como dice Juan 5:10, “Hace a Dios mentiroso...”
Esta dificultad y blasfemia se multiplica, por la terrible corriente que se alimenta desde los púlpitos, en darle toda la gloria y la honra al hombre,
quitándosela a Aquel que la posee toda para siempre.
Cuan grande era la disparidad entre la apariencia y la realidad del hombre justo antes del diluvio. Génesis 6:4,5 dice “Había gigantes en la tierra
en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a los hijos de los hombres, y les engendraron hijos... Y vio Jehová que la
maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designo de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente al mal...”.
Muchos dirían que al los hijos de Dios unirse a las hijas de los hombres, ellos con su influencia mejorarían la situación del mundo (La Raza).
Esta raza, no la mejora nadie, ni siquiera Dios lo intenta, sino que crea un “linaje nuevo”, hace una “Nueva Criatura”. El resultado fue todo lo
contrario. Unos y otros se hundieron en el fango de una terrible iniquidad.
La tragedia mayor, fue cuando la descendencia de Set, simiente de Dios, cometió el pecado de mezclarse con las hijas de los hombres, la
descendencia de Caín, la simiente de la serpiente antigua, llamado Satanás (Ver Génesis 3:15, donde Dios habla de ambas simientes o razas).
Ambas simientes no son compatibles una con la otra. Por eso sobrevino el juicio de Dios.
Hoy también nuestras iglesias están bien amalgamadas con falsas apariencias de piedad en el hombre, y es por esto que igual que en los tiempos
de Jesús, la iglesia se ha llenado de una gran máscara de hipocresías. Es decir una competencia terrible por aparecer como buenos y de que ya no
son participantes de esa vieja naturaleza que arrastramos en nuestro cuerpo de muerte.
También se han llenado de “falsos hermanos” quienes siendo parte de la cizaña, los ponen a lucir como si fuesen trigo, enseñándoles rituales y
formas de vida, apariencia externa, vestido, comida y otras observancias que los hacen aparentar como si en verdad fuesen hijos de Dios, sin
serlo. Ese es el tipo llamado: Perro y puerca, los que vuelven al vómito y al cieno.
2 Pedro 2:22.
La Biblia, no dice que el hijo de Dios es un arreglo lo que recibe para llegar a ser ”Un Hombre Nuevo”, sino que dice que se realiza “Una
nueva Creación” “Una Nueva Criatura”.
No es como los autos que después de haber sido chocados una y otra vez, se les vuelve a pintar y a rellenar sus podridos. No. A esos que en la
iglesia han sido solamente “Pintados por fuera”, Cristo los sigue llamando: “Sepulcros Blanqueados, llenos de huesos muertos”.
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“Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede, y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios... “Romanos 8:7,8. Esto último nos revela que el hombre no regenerado por el espíritu, tiene tres grandes impedimentos
que lo incapacitan para cualificar como hijo de Dios:
Puede que tengan talentos, que sean cultos o educados, amigables, generosos o religiosos, que sea muy industrioso, buen esposo y padre, todas
estas y otras cosas juntas.
 Pero no puede obedecer a Dios.
 No puede agradar a Dios.
 No puede entender a Dios ¡Punto!!!
2. EL HOMBRE NUEVO (EL HOMBRE ESPIRITUAL)
Mientras que el “Hombre Natural” tiene una línea hereditaria humana y carnal, el “Hombre Espiritual o el Hombre Nuevo” tiene una línea
o parentesco hereditaria Divina. 2. Pedro 1:4, dice “Para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina..”.
Todo lo que vive, viene de algo o de alguien que tiene vida. No existe eso de “Generación espontánea de vida”. No hay ninguna cosa viva que no
venga de algún parentesco de algo vivo. Tiene que haber un padre y una madre, para que nazca un “Hombre Natural”. En el “Mundo Espiritual”
el Espíritu Santo es el Padre, y el corazón del hombre es la matriz (Madre) en la cual “La Semilla” de la Palabra de Dios es depositada.
1. Pedro 1:23, nos dice: “Siendo renacidos, no de simiente (Semen) corruptible, sino de simiente (Semen) incorruptible, por la palabra de Dios (el
agua) que vive y permanece para siempre...”
Gálatas 3:26. Dice: “Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús...”
Por desgracia hay una expresión hecha muy popular en nuestros días, que dice: “Todos somos hijos de Dios”. Esa es una mentira lastimera y
falaz. Si todos fuesen hijos de Dios, todos fuesen herederos de Dios. Y eso no es ni puede ser así.
Juan 1:12,13, dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dió potestad de ser hijos de Dios; los cuales no son
engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios..”.
No todos los que nacen, sino los que son “Nacidos de Nuevo” son hijos de Dios.
Efesios 4:24, dice “Y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia de la verdad”
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Si la semilla en el mundo natural no tiene vida, no habrá de nacer ninguna planta de ella.
Si la semilla de la Palabra en el corazón del hombre no es “VITALIZADA” por el Espíritu Santo cuando es sembrada, no habrá “Nueva vida”.
(Es esta la razón por la cual aunque muchos oigan la Palabra o la lean por si mismo por mucho tiempo, ni usted que la anuncia, ni aquel que la
escucha o las lea, puede vivificarla por si mismo. Eso es obra exclusiva del Espíritu Santo).
“El Nuevo Nacimiento” imparte “Una nueva Naturaleza.” Esta nueva naturaleza es “Espiritual”.
“Lo que es nacido del Espíritu (Espíritu Santo) es “espíritu...” Juan 3:6 Esa “Nueva Naturaleza” “NO PUEDE PECAR…”. “Ha nacido de
Dios”. 1Juan 3: 9 , 5:18
(El espíritu del nuevo hombre no peca, sino su carne, claro que el espíritu del hombre queda afectado, ya que se pierde el gozo, paz y la
comunión con el Señor).
Esta nueva naturaleza es llamada: “Cristo en vosotros...” Colosenses 1:27.
Esta naturaleza tiene Vida Eterna: “El que tiene al Hijo (Cristo en usted) tiene La Vida.
1Juan 5:11,12. (Esa vida está escondida en Su Hijo).
Por lo tanto, como no es usted que tiene, sino Cristo, esa vida no se puede perder.
Por lo tanto cuando el Señor, que es Nuestra Vida aparezca, nosotros apareceremos con Él en gloria” Colosenses 3:3,4.
Los frutos de esa vida del Espíritu es: Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y dominio propio. Gálatas 5:22,23.
El “Hombre Espiritual” está espiritualmente iluminado. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en el corazón del hombre, son las que
Dios ha preparado para aquellos que le aman... Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios...”. 1Corintios 2:9,10.
Hemos visto hasta aquí, que ese “Hombre Espiritual” no es fruto de una “Evolución o Desarrollo del hombre Natural”. Sino una “Nueva
Criatura o Creación”. 2 Corintios 5:17.
Estas verdades deben hacer en nosotros lo que ese grande hombre de Dios, San Agustín, quien estando meditando bajo la sombra de una higuera
y pensando en su vieja vida pasada de pecado, vivificando por el Espíritu Santo, encontró las palabras de Romanos 13:12-14, que dice: “La
noche está avanzada y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz. Andemos como día,
honestamente; no en glotonerías; y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidias, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no
proveíais para los deseos de la carne...”.
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Fue allí, donde ese gran hombre de Dios, experimentó “La Nueva Vida”. Un instante anterior, fue un hombre dominado por la muerte y pasiones
del pecado. Un instante luego, nació ese paladín de la gracia de Dios, reconocido como quien después de Pablo, ha sido el mejor exponente por
todos estos siglos del misterio de la gracia de Dios.
El “Hombre Nuevo”. Es una “Nueva Creación” completamente diferente del Hombre Natural, todo lo opuesto en cuanto a carácter,
temperamento y disposición.
3. EL HOMBRE REGENERADO
Cuando el “Hombre Nuevo” nace del Espíritu en el corazón del creyente, Atención: El “Viejo Hombre” ¡no muere!!!
El “¡Viejo hombre” sigue vivo, pero bien vivo!!!
Ahora existen como si fuesen un matrimonio, dos naturalezas, diametralmente opuestas la una de la otra, estas están en una continua batalla por
la posesión del mismo cuerpo, como si fuesen dos inquilinos (tenantes) peleando por la misma casa.
El apóstol Pablo habla de esto y dice: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen
entre si, para que no hagáis lo que quisiereis...”.Gálatas 5:17
(Es esencial que usted vea la batalla Espiritual tan vividamente mostrada por Pablo en el libro de Romanos 7:14-25)
No es hasta que experimentamos el Nuevo Nacimiento, cuando nos venimos a dar cuenta de nuestras horribles depravaciones y horrible forma de
vivir en nuestro pasado, es entonces cuando nos damos cuenta de todas las tendencias malas que dominaban nuestras vidas, y descubrimos el
gran poder que tuvo el pecado sobre nosotros en esos días.
¿COMO CONDUCIR LA GUERRA ENTRE LAS DOS NATURALEZAS?
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1. No podemos olvidar que no podremos deshacernos de este cuerpo hasta que ese cuerpo muera. La guerra sigue mientras estemos en este
cuerpo de muerte, el de la “Vieja naturaleza”.
Cristo nos hizo nacer de nuevo, para habitar en ese cuerpo, ya que no nos dio un cuerpo nuevo. 1. Pedro 3:21
2. Debemos no alimentar la carne. Romanos 13:14
3. Debemos alimentar “La Nueva Criatura”. La nueva criatura y naturaleza es como un niño recién nacido, que hay que darle su leche. La
leche de la palabra de Dios. 1. Pedro 2:2. Debe ser alimentada regularmente.
De tal manera que adquiera fuerzas rápidas para poder contender contra aquella vieja naturaleza que está viva en su carne, es decir en su cuerpo.
Recuerde que usted podrá ocuparse de no alimentar los deseos de su carne, pero su carne aun así, está viva, y puede en cualquier momento
hacerle pasar un susto. El volver a alimentar la carne, es el problema de muchos que corremos la carrera por años y en un descuido después,
volvemos a tropezar y caer. ¡Mucho cuidado!! 1. Corintios 10:12
No podemos alimentar las dos naturalezas al mismo tiempo. Es imposible e incompatible. Por ejemplo: usted no puede o debe estudiar la
palabra y al mismo tiempo gastar tiempo oyendo todo tipo de música que son píldoras vitaminadas para la carne. Lo que alimenta a una
naturaleza, debilita a la otra al mismo tiempo.
Otro ejemplo: Música mundana, bailes, películas carnales, novelas, todos debilitan la Nueva Naturaleza. Eso es automático. No hay peros,
esto es así.
La oración, el asistir a la iglesia, leer la Biblia y lecturas edificantes, música espiritual, evangelizar, no hablar palabras corrompidas,
meditar en la palabra y en el espíritu, todas estas cosas debilitan la vieja naturaleza efectivamente.
3.Debemos andar en el Espíritu. Gálatas 5:16 dice: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne...”
La Palabra menciona tres formas en que el creyente puede vencer la carne:
1. POR AMPUTACIÓN:
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Mateo 18:8,9 dice: “Si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti...” No tómemos esto literalmente, pero si su mano le causa
que usted robe, pare eso en seco y apártese de esa costumbre. Ampute ese hábito pecaminoso.
Si sus pies están yendo por camino de pecado, ampútelos, no siguiendo más esas sendas del mal, hágase como que se quedó sin pies, y así lo
cree, ya no volverá a esos caminos.
No siga mirando lo que le hace daño mirar con sus ojos.
Lo mismo haga con sus pensamientos y sus oídos.
2. MORTIFICACIÓN:
1Corintios 9:27, dice: ”Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a
ser eliminado...”
Si, aprenda a mortificar sus miembros que le están causando problema.
Colosenses 3:5-10, recomienda entre otras cosas las siguientes:
”Haced morir, (mortificad) pues, lo terrenal en vosotros: Fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es
idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia... Pero ahora dejad también vosotros estas cosas: Ira, enojo,
malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca, no mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
y revestido del nuevo el cual conforme a la imagen del que lo creo se va renovando hasta el conocimiento pleno....”
Estos males, a veces toman tiempo hacerlos secar y morir en nosotros, pero hagamos lo que le hacían a los animales en mi tiempo. Por
ejemplo si yo quería un perrito sin cola, pues yo le amarraba un hilo fuerte en el tronco de la cola bien apretado para que no le pudiese pasar
sangre a toda la cola y con el tiempo la cola se le caía por la estrangulación. Lea filipenses 2:12,13. Gálatas 5:24 dice: “Pero los que son de
Cristo han crucificado (mortificado) la carne con sus pasiones y deseos...”
El resultado cuando se le permite a la “Vieja Naturaleza” opacar a la “Nueva Criatura”, es que en vez de verse en el creyente los frutos del
Espíritu, permitimos que resalte el pecado, la crítica, los celos, el orgullo, la mundanalidad, los afanes de esta vida, el egoísmo, la avaricia, las
malas conversaciones, pleitos, rencor y la ausencia a la iglesia; esta es una condición muy triste.
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3. LIMITACIÓN:
Hebreos 12:1, dice: “Despojaos de todo peso, y del pecado que nos asedia... “Hay entre “Peso” y “Pecado” una diferencia. Todo peso no es
“Pecado”. Aunque todo pecado es “Un peso”. No es un pecado que usted se deje esclavizar de su trabajo o negocio, pero esto se vuelve un
peso, si el trabajo le impide que usted haga otras cosas que debe hacer, ya que este le puede prevenir de cultivar su vida espiritual.
Todo pecado es un peso, y estos nos ponen una enorme carga en nuestro corazón, la cual nos abruma e interfiere en nuestra carrera como
creyentes.
Tanto el peso, así como el pecado, nos hace retrasar en la carrera a la cual hemos sido llamados a correr. Y podemos ser vistos por “Una enorme
multitud de testigos que nos observan” en la tierra y en los cielos.
Se hace triste que estemos retrasados por cualquiera de esas cosas. No permitamos que seamos limitados a causa de cualquier peso o pecado que
nos asedie en el camino y la senda que nos ha sido mostrada en la voluntad del Señor.
CONCLUSIÓN:
Les dejo con este pasaje en las Escrituras que dice: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer adán
(Cristo) espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego espiritual. El primer hombre es de la tierra terrenal; el segundo
hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; cual es el celestial, tales también los celestiales. Y así como
hemos traído la imagen del terrenal, traemos también la imagen del celestial... Por esto digo, hermanos: Que la carne y la sangre no pueden
heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción...” 1Corintios 15:45-50.
Juan 17:16, dice: “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo...”
Estamos en el mundo, hermanos amados, pero no venimos ni nos quedaremos en este mundo, ya que la palabra dice que somos “Peregrinos y
advenedizos” y que el mundo no nos puede recibir. Somos dos naturalezas totalmente diferentes, con dos destinos también diferentes. La
palabra habla de dos tipos de hombres en esta tierra: 1 Juan 3:10, dice: “En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo...”
Evidentemente para Dios no todos los hombres son sus hijos, y es por esto que los diferencia. Ver Juan 8:42-44 Cristo los separa, y si el
maestro los separa, nosotros sus discípulos debemos también hacer la separación entre ambos.
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LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE
HOMBRE NATURAL
NATURALEZA
ADÁMICA
Génesis
4:1,2; 5:3
Efesios 2:3
1 Corintios 2:14
Romanos 8:6-8
LA NUEVA CRIATURA
HOMBRE ESPIRITUAL
VIEJA NATURALEZA
”CARNE”
NACIDO DE DIOS DEL
2do. ADÁN
La Nueva Naturaleza
ESPÍRITU
1 Juan 3:9
Gálatas 5:17, 22-25
Romanos 7:18
1 Pedro 1:23
Juan 1:12,13
Gálatas 2:20
2 Pedro 1:4
11
12
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