TEMA 1: EL HOMBRE COMO IMAGEN DE DIOS

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TEMA 1: EL HOMBRE COMO IMAGEN DE DIOS.
Para San Agustín, el verdadero problema filosófico no es el cosmos sino el ser humano
en cuanto ser creado por Dios. Para san Agustín el ser humano es una criatura hecha a
imagen y semejanza de Dios y en él se encuentra serie de triadas que reflejan la
Trinidad de diversos modos, por lo tanto, encontramos a Dios al profundizar en nuestra
alma y no al investigar el mundo.
Agustín adapta el esquema dualista platónico al dogma cristiano de la creación. En Dios
existen desde toda la eternidad las ideas ejemplares, que son modelos de todas las cosas,
no solo en cuanto género y especie, sino cada una en su realidad individual. Las ideas
son la fuente del ser, el fundamento inmutable de todas las realidades mutables y
contingentes del mundo sensible, son la fuente de toda verdad e inteligibilidad de las
cosas. San Agustín considera que el relato de la creación narrado en el Génesis debe ser
entendido alegóricamente, y no en su literalidad, Dios realiza su obra en un solo
instante. Para explicar el modo en el que se lleva a cabo la creación, Agustín utiliza la
teoría estoica de las razones seminales: las ideas ejemplares existentes en la mente
divina son introducidas en la mataría informe como razones seminales, estas se van
desarrollando en la materia cuando llega el momento determinado por Dios. Una
consecuencia de la idea agustiniana de la creación es el ejemplarismo. Dios ha dejado
impresa en las cosas la huella de su creación, el mundo es destello del modelo divino.
El conocimiento del Dios, junto al conocimiento del alma, constituye la máxima
aspiración de San Agustín. Dios es la suprema verdad y el sumo bien, uno y trino,
eterno, omnisciente y omnipotente. La trinidad es un dogma cristiano que, según
Agustín explica la naturaleza de Dios. No existe una deferencia jerárquica y funcional
entre las tres personas sino una absoluta igualdad: Dios es Padre, Dios es Hijo y Dios es
Espíritu Santo. San Agustín encuentra esta triada en la creación, en las cosas y en el ser
humano. Para confirmar la presencia de la Trinidad en todas las realidades creadas,
Agustín nos propone algunos ejemplos: todas las cosas manifiestan unidad forma y
orden, y en el alma existe una imagen mas adecuada de la Trinidad, el alma es una
mente se conoce a si misma y se ama. Dios es caracterizado por San Agustín a partir de
tres atributos que constituyen la Trinidad: Dios es el Ser supremo, Dios es la Verdad
Suprema y Dios es la Bondad Suprema, Así Dios es una única sustancia en tres
personas: el ser humano, creado a su imagen y semejanza, es una única naturaleza con
una triple forma en cuanto imagen de Dios: existe, conoce y ama.
Una de las innovaciones más importantes del cristianismo es la idea de creación: Dios
creo el universo, desde la nada, de acuerdo con las ideas eternas. El tempo empezó en el
momento en el que el mundo comenzó a ser. Dios se encuentra fuera del orden cósmico,
pues El es perfecto y eterno. El ser humano es el que vive en el tiempo, en el cambio
permanente. La oración divina genera una jerarquía en cuya cúspide se encuentra el ser
humano en cuanto ser hecho a imagen y semejanza del creador y, como tal, un ser
privilegiado. Un ser intermedio entre los animales y los Ángeles, un ser capaz de
contemplar la huella que Dios ha dejado en su alma, que cuenta con la facultad de la
ratio superior, que le aproxima al mundo inteligible, a Dios. Esta es la parte que Dios
ilumina: la Iluminación es una luz creada en la que la inteligencia humana contempla la
imagen o participación de las ideas divinas. El objetivo del ser humano, en cuanto a ser
privilegiado, debe ser acercarse a Dios mediante un proceso interior de contemplación.
Siguiendo el concepto platónico de dialéctica, San Agustín considera que para alcanzar
las verdades necesarias y universales es necesario que el alma se desprenda de todo lo
material y se recoja en la interioridad. Pero todo ese esfuerzo de transcendencia siria
inútil sin la ayuda de la gracia divina. Tras el pecado original esta más inclinado hacia el
mal que hacia el bien: el ser humano, ha usado su capacidad de elección para optar por
el mal, anteponiendo lo sensible a Dios. Por eso necesita de la gracia divina, que nos
hace libres y nos aproxima más al bien. La libertad conduce a la felicidad que consiste
en la unión sobrenatural y plena del alma con Dios, De ahí que solo es cristiano pueda
ser feliz.
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