Bellasucia Había una muchacha que se llamaba Bellasucia. Ella vivía en el garaje de la casa de una familia mala y antipática. Allí trabajaba Bellasucia haciendo todos los quehaceres domésticos. Todos los días sacaba la basura; preparaba la comida; ponía la mesa; barría el piso; pasaba la aspiradora, y hasta limpiaba la chimenea con un cepillo de dientes. Casi nunca dormía porque había muchas cosas que hacer. Era lo mismo cada día. Era una casa muy sucia porque las mujeres que vivían allí (la madrastra y las hermanastras) eran muy irresponsables. Pero Bellasucia no era irresponsable. Al contrario, ella era lindísima y muy trabajadora. Bellasucia nunca tenía tiempo libre, ni un momento libre. Cada día Bellasucia entraba en los cuartos de las hermanastras y limpiaba todo. Después les hacía las camas, organizaba los zapatos, y hasta les pintaba las paredes de un nuevo color. Entonces pasaba tres horas en la cocina preparándoles sus comidas favoritas. Las hermanastras comían y comían porque Bellasucia hacía los mejores panqueques del mundo. Bellasucia le decía a cada una de las hermanastras, “Es para ti”, y entonces le daba un panqueque. Eran los mejores panqueques del mundo. ¡Eran buenísimos! madrastra de Bellasucia se comía 36 panqueques. ¡Eran riquísimos! La Una hermanastra se comía 23 panqueques. La otra hermanastra se comía sólo un panqueque pero era un panqueque especial, ¡pues era grandísimo! A las diez de la mañana Bellasucia lavaba y secaba los platos. A las once y media ella tenía que barrer el piso otra vez porque las hermanastras comían como cochinas y había pedazos de panqueque por todo el piso. ¡Qué antipáticas eran las dos hermanastras! Eran las hermanastras menos simpáticas del planeta. Nunca le ayudaban a Bellasucia. Después de usar el baño, siempre le decían, “Bellasucia, ¡limpie el baño!” Era el peor trabajo de todos porque no le pagaban nada. Todos los días a las tres de la tarde, la madrastra y las hermanastras iban a la sala y se sentaban en el sofá. Miraban su programa favorito en la tele, “El soltero”. Las hermanastras lloraban y lloraban porque estaban enamoradas del actor principal, que se llamaba Guapísimo. La hermanastra menor decía, “Para mí, Guapísimo es el hombre más guapo y talentoso del universo.” Bellasucia también miraba el programa. Aunque no se sentaba en la sala, estaba muy cerca. Un día Bellasucia decidió escapar. Se fue muy temprano, sin barrer el piso, sin hacer los panqueques, sin limpiar el baño. Fue a Sonoma a la casa de Guapísimo. Ella le cantó una canción hermosísima a Guapísimo porque quería estar en el programa “El soltero”. Al día siguiente, Bellasucia empezó su nuevo trabajo como actriz en “El soltero”. Ese día la madrastra y sus dos hijas vieron a Bellasucia en la tele besando a Guapísimo. A Guapísimo le encantaron los besos de Bellasucia, y él también la besó. En el programa se besaron muchísimo. Al final del programa, Guapísimo le dio una rosa a Bellasucia. Luego él le dio un panqueque. Bellasucia se comió el panqueque, y se puso muy feliz. Pero las hermanastras no se pusieron felices. Al contrario, se pusieron celosas y muy tristes. Las hermanastras empezaron a llorar. Tenían hambre, y nadie les iba a hacer un panqueque. Las hermanastras sabían que su baño estaba muy sucio, y que Bellasucia no lo iba a limpiar.