Ciudades primarias: grandes centros urbanos

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Ciudades primarias: grandes centros urbanos
La ciudad principal de un país es casi siempre desproporcionadamente grande
pero excepcionalmente expresiva de la capacidad y sensación nacional. La
también llamada ciudad primaria (en algunos casos) es comúnmente al menos el
doble más grande que la ciudad que le sigue en tamaño, pero más del doble en
significancia.
Existen diversas teorías para definir estas ciudades. Una de ellas fue ideada por
Mark Jefferson, un geógrafo estadounidense, que definiría el fenómeno de estas
ciudades enormes que capturan a una proporción bastante grande de la población
de un país y la actividad económica de este, como una ciudad que dobla en
población a la inmediatamente siguiente, o que la supera por una gran diferencia
de habitantes. [1]
Una ciudad insigne de esta categoría, es París, que es realmente el foco de
Francia y domina el país de acuerdo a su influencia. Su tamaño y actividades se
convierten en factores atractivos, que trae residentes adicionales a la ciudad y la
hace incluso continuar creciendo, desproporcionalmente, respecto de otras
ciudades del mismo país.
A menudo, las ciudades primarias son las ciudades capitales de una nación, pero
hay muchas excepciones, como Suiza, donde su ciudad capital es Berna y no
Zúrich, que la supera en población, y en Nueva Zelandia, donde Auckland posee
más de siete veces la población de Wellington, la capital. [2]
Históricamente, en Grecia y en ciudades como Roma y en algunas chinas (cerca
del año 100 D.C.), El Cairo en Egipto cerca del 1500 D.C., y Constantinopla en
Turquía por el 1800 D.C., se manifestó este fenómeno, que se puede explicar por
las dificultades de comunicación y transportes entre las distintas ciudades, lo que
les otorgaba mayor autonomía (algunas eran ciudad-estado), y centralizaba a la
población y a la economía. Era también la mayoría de los casos, la sede del jefe
de gobierno o estado, estén bajo cualquier sistema, sea monárquico, totalitario,
autoritario o democrático. Nueva York en EE.UU, también se hizo parte, durante
los años cincuenta. [3]
Desde la Revolución Industrial además, el desplazamiento desde las zonas rurales
a las urbanas, ha incrementado este crecimiento, dado que las grandes ciudades
fueron un polo de atracción mayor, con mejores oportunidades, que las pequeñas.
Claro está, este fenómeno no se da en todos los países. E incluso existen distintas
interpretaciones al respecto. En un significado que no prima, definen una ciudad
primaria como una que sea más grande que las poblaciones combinadas de las
segundas y terceras ciudades, a diferencia de la norma de Jefferson.
La teoría de las ciudades primarias puede ser aplicada en regiones más pequeñas
también. Por ejemplo, la ciudad primaria de California, EE.UU. es Los Ángeles,
que posee un área metropolitana con 16 millones de habitantes, más del doble de
lo que posee San Francisco, con solo 7 millones. [4]
En muchos países se da esta norma. Como ya he ejemplificado, en Francia, París
posee 9.6 millones aproximadamente, mientras Marsella (la segunda más grande
en el país), posee solo 1.3 millones. En Inglaterra, Londres es su ciudad primaria
con 7 millones de habitantes aproximados, mientras que su segunda ciudad más
grande, Birmingham, posee levemente más de un millón de habitantes.
En el caso sudamericano, Ciudad de México posee poco menos de 9 millones,
secundado por Guadalajara con 1 millón 600 mil habitantes. Se encuentra el caso
de nuestro país. El Gran Santiago posee se empina por los 6 millones, y es
seguido muy de lejos por Concepción y el Gran Valparaíso. Asia no se queda
atrás, un claro ejemplo es Bangkok, en Tailandia, que posee 7.5 millones de
habitantes, y es seguida por Nanthaburi con poco menos de medio millón de
personas. Argentina no es una excepción, con su capital Buenos Aires. [5]
No obstante, hay muchos países donde esta teoría no tiene cabida, como India,
China, Canadá, Australia, Brasil, e incluso EE.UU.
Un geógrafo llamado George Zipf, discrepó de esta regla, y en su teoría acerca, la
segunda y las otras ciudades más pequeñas deben representar una proporción de
la ciudad más grande. Por ejemplo, si la ciudad más grande de un país posee un
millón de habitantes, Zipf propone que la segunda ciudad más larga debiese
contener la mitad de la primera, o sea, 500 mil. La tercera contendría un tercio,
alrededor de 330.000, y la cuarta un cuarto o 250.000, y así sucesivamente. La
posición de la ciudad respecto al ranking de población, debiese ser el
denominador en cada fracción. [6]
Hay otras variables, positivas y negativas, a considerar respecto a este tipo de
ciudades y su relación con el resto del país. Usualmente, la presencia de estas
ciudades revela un desequilibrio en desarrollo, y una centralización administrativa
que se extiende a lo económico.
Por ejemplo, nuestro caso más cercano, Santiago, concentró durante 2005 un
42,68% del PIB del PIB total nacional, posee el único aeropuerto internacional de
significancia, es sede de grandes multinacionales, concentra dos de los tres
poderes del estado (lo que sigue en discusión), y más de una veintena de
ministerios, además de la sede de gobierno y ser sede de las dos principales
universidades del país.
Esto puede ser positivo viéndolo desde esa óptica, debido a las grandes
oportunidades económicas y de desarrollo que ofrecen, o al menos, parecen
ofrecer. Sin embargo, el crecimiento desmesurado de muchas de ellas,
acompañado de una precaria planificación a largo plazo, pude traer consecuencias
negativas a corto y largo plazo, y que pueden afectar a otras ciudades o zonas.
Un ejemplo de esto, y continuando viéndolo en el caso de Santiago, es la
contaminación, que no se da en la forma única de smog, sino que también
acústicamente, y de desechos. Las falencias de planificación son visibles en el
transporte público que difícilmente puede cubrir a la población, lo mismo con los
servicios, y el mercado automotriz, que ha aumentado y congestionan las
principales vías de la ciudad. Todo esto en su conjunto, disminuye claramente la
calidad de vida de las personas, y las enfermedades psicológicas tienden a
aumentar.
Por otro lado, las decisiones están en su mayoría centralizadas, los recursos se
pueden distribuir desigualmente por lo que las otras regiones, principalmente las
de los extremos, pueden alcanzar un desarrollo tecnológico y económico menor al
de la capital. Incluso, ya se ha conformado una bancada regionalista en el
parlamento, que no son un movimiento separatista (como se da en España,
Bolivia, Bélgica, entre otros países), sino que busca el desarrollo por igual, de
todas las regiones, y que este no alcance solamente a la ciudad primaria.[7]
Beneficios y desventajas, son parte de este fenómeno surgido con el nacimiento
de la ciudad, y que con fuerza se ha instalado alrededor del mundo,
principalmente desde la Revolución Industrial. Las ciudades primarias son a la vez
grandes centros culturales y no se pueden desmerecer en ese sentido, y por su
contribución económica y de desarrollo en las distintas naciones.
Bibliografía y fuentes:
1. http://en.wikipedia.org/wiki/Primate_city
2. “La historia de Nueva Zelanda”, Michael King, Editorial Penguin, New Zealand
2002.
3. http://habitat.aq.upm.es/boletin/n21/almum.html
4. Nueva York, Santi Visalli y Edward I. Koch, Universe Publishing, USA, 1995.
5. http://www.portalplanetasedna.com.ar/ciudades.htm
6. http://es.wikipedia.org/wiki/George_Kingsley_Zipf
7. La Tercera,
www.latercera.cl/medio/articulo/0,0,3255_5664_273788621,00.html+bancada+regi
onalista+-+latercera&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=cl
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