La estrella que había perdido su brillo

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La estrella que había perdido su brillo.
Personajes: Estrella, Mago del espejo, nubes, viento, florecillas, mariposa,
estrellas y estrella vieja.
NARRADOR: Esto era una vez una estrella que había perdido su brillo. Lo
buscaba por todas partes, pero el brillo no aparecía. Un día, al levantarse,
habló con el mago del espejo.
ESTRELLA (Poniéndose delante del espejo) : ¡Ay …! ¡Qué desgraciada soy…!
¿Dónde estará mi brillo? Por más vueltas que doy, no lo encuentro y, sin
brillo, no se puede ir por el mundo. Nadie te ve. Es como si fueras invisible.
(Enfadada y lloriqueando). ¡Tú tienes la culpa, Mago del espejo…! ¡Tú me has
robado mi brillo, porque eres malo y envidioso…! ¡Eres muy fresco…!
¡Devuélveme mi brillo ahora mismo o te hago mil pedazos y ya nadie, nadie se
mirará en ti…!
MAGO DEL ESPEJO: Yo no lo tengo. Ya te lo he dicho mil veces. A mí, tu
brillo, no me sirve de nada. Se te ha gastado de tanto presumir. Si hubieras
tenido más cuidado… Siempre andabas por ahí, buscando quien te mirara y
provocando la envidia de las demás estrellas, tus hermanas, y eso, para que
te enteres, no está nada bien…
ESTRELLA (dejando de llorar y coqueteando delante del Mago del espejo):
Yo no tengo la culpa de que las demás estrellas sean tan sositas y
aburridas…
MAGO DEL ESPEJO: Esa es tu equivocación. Tú eres como las demás,
aunque…, pensándolo bien, ¡ahora sin tu brillo!
ESTRELLA (lloriqueando de nuevo): ¿Qué quieres decir…? ¿A qué te
refieres…? ¡Ya lo sé…! ¡Nadie me querrá…! ¡Nadie me verá…! ¿Qué puedo
hacer…?
MAGO DEL ESPEJO: ¡Tú sí que ves a los demás…! ¿Por qué no te acercas a
ellos y les hablas…? ¡A lo mejor alguno puede que haya visto tu brillo…! Y, en
cualquier caso, puedes conocer sus vidas y sus problemas.
ESTRELLA (suspirando): ¡Ay…! ¡Es todo tan vulgar…! ¡Las estrellas son todas
sosas…! ¡Me cansa todo…! ¡Me aburre todo…!
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MAGO DEL ESPEJO: Pues, entonces, no te quejes. ¡Tienes lo que te
mereces…!
NARRADOR: La estrella decidió no salir de su habitación y pasarse la vida
esperando a que alguien le llevara su brillo, pero un día…
ESTRELLA (hablando sola): Me estoy poniendo vieja y chuchurría de estar
aquí metida. Haré caso del Mago del espejo, de ese viejo gruñón, y me daré
una vuelta por el mundo a ver qué pasa. Me sacrificaré y me mezclaré con la
vulgaridad y la sosería…
NARRADOR: Y así fue como la estrella comenzó a dar vueltas por el cielo y,
poco a poco, y casi sin querer, comenzó a fijarse en algunas cosas, y se dio
cuenta de que, además de estrellas, había nubes, viento, flores y… ¡muchas,
muchas cosas más…!
NUBES (a coro): ¡Hace mucho calor! / Mandemos agua / y que se chinche el
Sol / Somos regaderas / del jardín de la Madre Naturaleza / Qué llueva,
que llueva / que llueva el amor…
ESTRELLA (sorprendida): Pero, ¿qué hacen esas bolas de algodón…?
¿Regalan su agua y cantan al jardín del amor…? Deben estar locas. ¡Qué me
maten si las entiendo…!
VIENTO (agitando los brazos): ¡Allá va mi oxígeno, fresco y salvador, para
que puedan vivir las criaturas de la Madre Naturaleza!
ESTRELLA: ¡No entiendo nada! ¿Este viento regala su oxígeno sin cobrar
nada y sin que nadie lo vea…!
FLORECILLAS (cantando): Somos criaturas / que nada tememos / pero si
alguien nos quiere / nuestro aroma le daremos.
NARRADOR: La estrella, cada vez más asombrada ante la generosidad que
iba encontrando, empezó a reflexionar.
ESTRELLA (hablando sola): Sigo sin entender. Pero no es muy corriente lo
que hacen… ¿Cómo se llamarán? ¡Ni siquiera sé sus nombres! Dan todo lo que
tienen ¿Y yo qué he dado? Lo único que tenía era mi brillo y lo guardé sólo,
sólo para mí y para presumir delante de las otras estrellas… ¡Y ahora lo he
perdido…! Pero, en fin, seguirá viviendo aunque sea sin mi brillo.
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NARRADOR: Y la estrella decidió hacer su vida normal, paseando cada
noche por el cielo. Las demás estrellas, que no se fijaban para nada en el
brillo, estaban preocupadas.
ESTRELLAS (hablando entre ellas): ¿Qué le pasa a esa…? ¿Estará
enferma…? ¡Está tan triste…! ¡Con lo presumida que es…! ¿Por qué no le
preguntamos…?
NARRADOR: Y una de las estrellas, la más vieja de ellas, decidió que lo
mejor era hablar con ella.
ESTRELLA VIEJA: ¿Qué te pasa…? Estamos preocupadas de verte tan
triste y sola. ¿Estás enferma? ¡Vas siempre tan preocupada!
ESTRELLA (sorprendida): ¿Es que no lo saben?
ESTRELLA VIEJA: ¿El qué tenemos que saber?
ESTRELLA: ¿Es que no se me nota?
ESTRELLA VIEJA: ¿El qué se te tiene que notar?
ESTRELLA: ¡Pues que he perdido mi brillo y no lo encuentro!
ESTRELLA VIEJA: ¡Halaaaa! ¿Y eso es todo? ¡Ni nos hemos dado cuenta!
Además, ¡si nos lo hubieras dicho antes…!
ESTRELLA: ¿Qué…? ¿Se puede comprar otro brillo nuevo en alguna parte?
ESTRELLA VIEJA: No, el brillo no se puede comprar, pero, por ahí anda una
mariposa, con un brillo debajo del ala que no sabe de quién es, ¡a lo mejor es
el tuyo!
NARRADOR: Estaban hablando, cuando apareció una mariposa con un brillo
debajo del ala.
ESTRELLA VIEJA: A propósito, ¡aquí viene la mariposa!
MARIPOSA: ¡Hola estrellas! Ya estoy cansada de buscar a la dueña de este
brillo. He pensado que lo voy a tirar al río. ¡Pesa tanto!
ESTRELLA (tímidamente): ¿Me dejas probármelo? Es que yo he perdido el
mío hace tiempo… ¿sabes?
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ESTRELLA VIEJA: Sí, lo más seguro es que sea el tuyo. A ver cómo te
queda. Pruébatelo.
NARRADOR: La estrella se puso el brillo y le estaba perfecto.
ESTRELLA (preguntando a la Estrella Vieja): ¿Me queda bien?
ESTRELLA VIEJA: Te queda perfecto. Seguro que es el tuyo.
MARIPOSA (suspirando): ¡Uuff, menos mal! ¿Y cómo no me has visto antes?
¡He pasado muchísimas veces por aquí!
ESTRELLA: Es que he sido tonta. Sólo me miraba a mí, porque era muy
presumida. Ahora me doy cuenta de que estaba casi ciega. ¡Ya me lo decía
el Mago del Espejo!
ESTRELLA VIEJA: ¿Quién te lo decía? ¿Un mago? ¿Y eso qué es?
ESTRELLA: ¡Nada, nadie, un amigo que me quiere mucho. ¡Voy corriendo a
hablar con él!
ESTRELLA VIEJA: ¿Te esperamos esta noche para pasear por el cielo?
ESTRELLA (muy contenta): Esta noche y todas las noches. ¡Soy feliz! ¡Viva,
viva…!
NARRADOR: Desde aquel día, la estrella se volvió a vestir con su brillo,
pero jamás de los jamases volvió a ser presumida.
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