MODERNISMO Bajo el término genérico de Modernismo se designan las corrientes... último decenio del XIX y el primero del XX, se...

Anuncio
MODERNISMO
Bajo el término genérico de Modernismo se designan las corrientes artísticas que, en el
último decenio del XIX y el primero del XX, se proponen interpretar, afianzar y secundar el
esfuerzo progresivo, económico-tecnológico, de la civilización industrial. Son comunes a
las tendencias modernistas: 1) la no referencia a modelos antiguos va sea en la temática
o en el estilo; 2) el deseo de acortar la distancia existente entre las artes «mayores»
(arquitectura, pintura, escultura) y las «aplicadas», en los diversos campos de la
producción económica (construcción ordinaria, decoración, vestuario, etc.), 3) la búsqueda
de una funcionalidad decorativa; 4) la aspiración a un estilo o lenguaje internacional o
europeo; 5) el empe-ño en interpretar la espiritualidad que (con un poco de ingenuidad y
otro poco de hipocresía) se decía había inspirado y redimido al industrialismo. En las
corrientes modernistas se mezclan por ello, y a menudo de manera confusa, motivos
materialistas y espiritualistas, técnico-científicos y alegórico-poéticos, humanitarios y
sociales. Cuando, alrededor de 1910, al entusiasmo por el progreso industrial sucede la
toma de conciencia de la transformación que este progreso operaba en las propias
estructuras de la vida y de la actividad social, en el interior del Modernismo se formarán
las vanguardias artísticas tendentes a cambiar las modalidades y los fines del arte.
ART NOUVEAU.- Expresión típica del estilo modernista es la moda o “estilo” que tomó el
nombre de Art Nouveau. Desde el punto de vista sociológico, el Art Nouveau es un
fenómeno nuevo, imponente, complejo. Se da en todos los países europeos y americanos
que habían alcanzado un cierto grado de desarrollo industrial, estableciendo en ellos un
régimen cultural y de costumbres casi uniforme, a pesar de las ligeras variantes locales, y
de carácter explícitamente moderno y cosmopolita. Es un fenómeno típicamente urbano
que nace en las capitales y se difunde por las provincias. Abarca los más diversos
aspectos: el urbanismo de barrios enteros, la construcción en todas sus tipologías, la
decoración urbana y doméstica, el arte figurativo y decorativo, el mobiliario, los vestidos,
el adorno personal y el espectáculo.
Por la forma en que se difunde es una auténtica moda, en el sentido y con toda la
importancia (ya intuida y explicada por Baudelaire) que la moda asume en una sociedad
industrial. Es el gusto de la burguesía moderna, libre de prejuicios y entusiasta del
progreso industrial al que considera como un privilegio intelectual suyo que comporta
ciertas responsabilidades sociales. De hecho, penetra en todos los estratos de la
sociedad burguesa; la alta burguesía detenta los arquetipos, trabajados por artistas y
artesanos de categoría en materiales nobles. La media y pequeña burguesía consume
productos del mismo tipo pero vanalizados por los procedimientos multiplicativos de la
producción industrial y por la inferior calidad de los materiales. Se califica como estilo
«moderno», o sea de «moda». Puesto que la industria acelera los tiempos de la
producción, hay que acelerar también los del consumo y el cambio. La moda es el factor
psicológico que provoca el interés por un nuevo tipo de producto y la caducidad del viejo.
Así, el Art Nouveau, como estilo «moderno», corresponde a lo que, en la historia del
desarrollo industrial, se llama «fetichismo de la mercancía».
Con independencia de las variantes de tiempo y lugar, el Art Nouveau tiene ciertos
caracteres constantes: 1) la temática naturalista (flores y animales); 2) el empleo de
motivos icónicos y estilísticos, e incluso tipológicos, derivados del arte japonés; 3) la
morfología: arabescos lineales y cromáticos; preferencia por los ritmos basados en la
curva y en sus variantes (espiral, voluta, etc.) y, en el color, por las tintas frías, tenues,
transparentes, asonantes, en zonas planas o bien veteadas, irisadas o matizadas; 4) el
alejamiento de la proporción y el equilibrio simétrico y la búsqueda de ritmos «musicales»
con marcadas evoluciones en altura o anchura y con soluciones onduladas y sinuosas; 5)
el evidente y constante propósito de comunicar por empatía un sentido de agilidad,
elasticidad, ligereza, juventud, optimismo. La difusión de los estilemas esenciales del Art
Nouveau se realiza por medio de las revistas de arte y de moda, del comercio y su
aparato publicitario, de las exposiciones mundiales, de los espectáculos.
Los temas de la libertad expresiva, de la juventud, de la primavera y de lo floral se
explican con la rápida ascensión de la tecnología industrial: se intuyen sus posibilidades
casi ilimitadas, se tiene la impresión de estar en los albores de una nueva era. Las
máquinas ya están lo suficientemente perfeccionadas como para poder realizar -con
notable aproximación un proyecto hecho por un artista, y a los artistas recurren los
hombres de negocios ya que la industria no dispone todavía ni de una metodología ni de
unos equipos de diseñadores propios. Llega a suceder incluso que el artista o el artesano
de categoría interviene en el producto semielaborado ocupándose personalmente de las
fases finales de su realización.
El Art Nouveau es un estilo ornamental que con-siste en añadir un elemento hedonístico a
un objeto útil; ya Ruskin había afirmado que la “poesía” de la arquitectura reside por
entero en la ornamentación puesto que sólo más allá de lo útil se puede dar un valor
espiritual. De todas formas es fácil observar que, en el desarrollo histórico del Art
Nouveau, el elemento ornamental va perdiendo cada vez más su carácter- de añadido a
la confirmación funcional o instrumental del objeto (tectónica) para tender a conformar el
propio objeto como ornamento y transformándose así de superestructura en estructura. La
funcionalidad ( lo útil) se identifica con la ornamentación (lo bello) porque la sociedad
tiende a reconocerse en sus propios instrumentos; es precisamente, este narcisismo
(Schmutzler) lo que revela el límite esteticista de su ética programática. El ambiente visivo
creado por el Art Nouveau ofrece a la sociedad una imagen de sí misma idealizada y
optimista. La naciente civilización de las máquinas no supone un oscuro y pesado
mecanismo; al contrario, al liberar a la sociedad de la necesidad y del cansancio, le
permitirá vagar por los cielos de la poesía.
Pero ¿qué sociedad? A pesar de la extensión de su fenomenología y de sus diversos
niveles, en la imagen del mundo creada por el Art Nouveau, no hay nada que revele la
clara conciencia de la problemática social inherente al desarrollo industrial. Al contrario
parece que se quiera disimular la dramática condición de servilismo con respecto al
capital, de degradación económica y moral y de desesperante «alienación» de la nueva
clase trabajadora protagonista del progreso tecnológico. El Art Nouveau es ornamentación
urbana, pero el entusiasmo por la nueva «primavera», que llena de flores y enredaderas
los centros financieros y los barrios residenciales de las ciudades, se acaba donde
empiezan los suburbios de las fábricas y !os interminables ghetos de las viviendas
obreras. La explosión de ese “ornamentalismo” unido a la producción industrial de bienes
materiales se explica, más que por el desarrollo tecnológico, por la situación económicosocial. Como explica Marx claramente, el pilar del industrialismo capitalista es la plusvalía,
o sea, la disparidad entre el precio del producto y el coste de la fuerza de trabajo. Al
escándalo del beneficio excedente, que continúa aumentando el capital, se le busca una
justificación aparente, añadiendo y después integrando al producto un valor suplementario
representado precisamente por la ornamentación, un valor, además, que no se estima en
términos de fuerza de trabajo sino de «genio creador». Pero ¿qué es este quid
imponderable sino la contribución del artista, como exponente de la clase burguesa
dirigente, a la pro-ducción industrial? ¿Y qué contribución es ésta que, al contraponer el
trabajo creador al mecánico, hace manifiesto y tangible, incluso en los objetos cotidianos,
el salto cualitativo entre clase dirigente y clase obrera? Es significativo el hecho de que el
intenso socialismo de Morris, a lo largo de las vicisitudes históricas del Art Nouveau, se
vaya diluyendo poco a poco en un vago y utópico humanitarismo; como siempre, la
burguesía capitalista neutraliza la oposición apropiándose de sus argumentos ideológicos
y desvitalizándolos.
Visto en conjunto, el Art Nouveau no expresa en absoluto la voluntad de cualificar el
trabajo de los obreros (como esperaba Morris), sino la intención de utilizar el trabajo de
los artistas dentro del cuadro de la economía capitalista. Por eso el Art Nouveau no tuvo
nunca el carácter de un arte popular sino más bien el de un arte de élite, casi cortesano,
cuyos subproductos se otorgan graciosamente al pueblo. Esto explica su constante
referencia al que puede considerarse como primer ejemplo de arte integrado en las
costumbres, el rococó, y su rápida desaparición cuando la exacerbación de los conflictos
sociales que llevan a la primera guerra mundial desmiente el equívoco utopismo social en
que se fundaba.
Descargar