BEBIDAS COMERCIALES HIDRATANTES ¿SIRVEN O NO? Marcela Soto Prats Universidad Nacional Facultad de Ciencias de la Salud Escuela de Ciencias del Deporte Maestría en Salud Integral y Movimiento Humano [email protected] 2006 INTRODUCCIÓN El agua constituye casi todo el peso corporal y proporciona el medio mediante el cual otros nutrientes pueden funcionar. Una de las funciones más importantes del agua dentro del cuerpo es regular la temperatura corporal (WIlliams, 2005). Según una revisión hecha por Macdonald (1992), donde evaluó varios alimentos y bebidas para deportistas existentes en el mercado, el líquido constituye en el ingrediente de prioridad que necesita el cuerpo. Para personas sedentarias, el consumo de agua diaria es suficiente para reponer las pérdidas que ocurren en su cuerpo. Estas personas pueden llegar a perder de 2 a 3 litros por día. Sin embargo, durante ejercicio intenso, estas mismas pérdidas pueden darse en un periodo de 1 hora (Maughan y Nadel, 2000). Las pérdidas en sudor durante el entrenamiento varían mucho entre cada individuo, aunque su condición física, la intensidad del ejercicio y las condiciones ambientales sean similares. Muchos estudios han estimado que estas pérdidas van desde 0,8 a 1,4 litros/hora, con extremos de hasta 2,6 litros por hora (Rehrer y Burke, 1996) Cuando el cuerpo pierde líquidos, no sólo pierde agua, sino también electrolitos. Éstos participan en numerosas funciones fisiológicas, como en la contracción muscular, por lo que un estado electrolítico anormal puede llegar a afectar la salud y el desempeño físico (Williams, 2005). El sodio, el cloruro y el potasio son los electrolitos más importantes en lo que se refiere a balance electrolítico. Existen diferentes puntos de vista en cuanto a la recomendación diaria de estos electrolitos, debido al consumo de sal de mesa de las personas, y a los patrones alimentarios de cada zona (Brattan, 2001). Hay evidencia que indica que una adecuada ingestión de líquidos durante el ejercicio previene de una caída del volumen del plasma, del volumen sistólico y de que aumente la sangre en la piel, además mantiene las concentraciones de sodio y la osmolalidad sérica, disminuye la temperatura del recto y la percepción de esfuerzo, y previene del aumento progresivo de la frecuencia cardiaca (Noakes, 1993). La posición del Colegio Americano de Medicina del Deporte en cuanto a la hidratación de un deportista es que el reemplazo de fluidos ayuda a mantener la hidratación y, por lo tanto, promueva la salud, la seguridad y el rendimiento físico óptimo de los individuos que practican actividad física en forma regular. El propósito de esta comunicación es la de resaltar la importancia de que los entrenadores, los kinesiólogos, los médicos, los nutricionistas, y los atletas puedan percibir la importancia que tiene mantenerse bien hidratados durante la actividad física (Murray, 1996). La composición de las bebidas que deben ser tomadas antes, durante y después del ejercicio, deberán entonces suplir el líquido y reemplazar estas pérdidas de electrolitos. El reemplazo de electrolitos no es normalmente una prioridad, pero su adición, en especial la de sodio a bebidas que contienen glucosa, va a promover la absorción de agua y glucosa al intestino, lo que repondría estas pérdidas de líquidos que se dan durante el ejercicio intenso (Maughan y Murray, 2001). El propósito de esta revisión es evaluar la efectividad de las bebidas hidratantes comerciales disponibles actualmente en el mercado, para de este modo formar un criterio acerca de cual es la que más conviene dependiendo de la intensidad, duración, entrenamiento y tipo de deporte que se practica, y de las características individuales de cada persona. DESARROLLO Por tratarse de productos comerciales, las bebidas hidratantes deportivas tienen una visibilidad pública considerable, más que todo debido a su relación con el ejercicio y con los deportes competitivos. Su éxito comercial se debe a el balance preciso entre el producto, su eficacia, sabor, sus limitaciones de procesamiento, su empaque, su distribución, su precio y el mercadeo que conlleva (Maughan y Murray, 2001). Las soluciones de glucosa y electrolitos fueron las primeras preparaciones de reemplazo de líquido comerciales diseñadas. Además de agua, estas contienen soluciones de carbohidratos, generalmente de diversas combinaciones de glucosa, polímeros de glucosa, sacarosa o fructosa, y algunos de los principales electrolitos, como el sodio, el cloro, el potasio y el fósforo. El contenido de azúcar varía desde alrededor de 5 hasta 10 %, según la marca. Los valores calóricos van desde las 6 hasta las 12 kcal por cada 30 mL. Algunas marcas también contienen otras sustancias como vitaminas, minerales, fármacos, colorantes y saborizantes (Williams, 2005). Según el Colegio Americano de Medicina del Deporte y la Asociación Americana de Dietistas, y los Dietistas de Canada, el consumo de bebidas hidratantes que contienen carbohidratos y electrolitos durante el ejercicio, va a proveer de energía para los músculos, va a ayudar a mantener la glucosa sanguínea y el mecanismo de la sed, y va a disminuir el riesgo de la deshidratación por hiponatremia (American College of Sports Medicine, American Dietetic Association y Dietitians of Canada, 2000). Sin embargo, muchas de estas funciones de estas bebidas aún están en cuestionamiento. Las bebidas hidratantes comerciales fueron formuladas para dar beneficios a los deportistas que las consuman en muchas situaciones. En un principio, estos beneficios fueron: lograr un consumo voluntario de fluidos, estimular la absorción rápida de fluidos, proveer de carbohidratos para mejorar el rendimiento, aumentar la respuesta fisiológica del cuerpo y acelerar la rehidratación (Maughan y Murray, 2001). El sabor suave y la pequeña cantidad de sodio que tienen las bebidas hidratantes, hacen que los atletas las quieran consumir. De este modo se logra que los atletas tomen la bebida voluntariamente, hidratándose. La temperatura, la percepción del grado de dulzura, el tipo y la intensidad del sabor, y la sensación dentro de la boca, pueden influir en este consumo voluntario (Greenleaf, 1992). Las características de vaciado gástrico de una bebida deben de tomarse en cuenta, ya que un vaciado gástrico lento hace que el líquido no alcance de manera rápida el intestino, reduciendo la tasa de absorción a través del epitelio intestinal hacia el torrente sanguíneo (Murray, 1996). La concentración de carbohidratos en estas bebidas influencian en este rápido vaciamiento y por ende en la rápida absorción de fluidos, esto siempre y cuando, las bebidas contengan electrolitos como el sodio. La presencia de carbohidratos en la bebida estimula la absorción del sodio por medio de los transportadores de membrana SGLT-1 en el epitelio intestinal. De este modo, el agua se absorbe para reestablecer el equilibrio osmótico (Maughan y Murray, 2001). Las concentraciones de sodio de la bebida son un importante determinante de la rehidratación. Una concentración de entre 20 y 50 mmol/L es adecuada para ayudar a restaurar el volumen del plasma (Maughan y Murray, 2001). Los demás electrolitos presentes en las bebidas hidratantes, junto con el sodio, hacen que estas bebidas sean hiperosmolares comparadas con el plasma sanguíneo. De este modo van a activar el mecanismo de la sed del cuerpo, haciendo que al cuerpo le de sed. De este modo se está asegurando de que se toma sin necesariamente estar deshidratado, logrando una hidratación óptima (Murray, 2002). Según un estudio realizado por Murray, Bartola, Stofan, Horn y Eddy (1999), donde se evaluó los efectos de la ingesta repetitiva de bebidas que contenían distintas concentraciones de carbohidratos sobre la tasa de vaciado gástrico durante un ejercicio, el vaciado gástrico se ve significativamente reducido por el consumo de bebidas que contienen un 8% de carbohidratos. Estos resultados están de acuerdo con la posición del Colegio Americano de Medicina del Deporte, sobre el ejercicio y la reposición de fluidos, que indica que la ingesta de bebidas que contienen de 4 a 8 % de carbohidratos son las ideales para cubrir con las necesidades de líquido (American Collage of Sports Medicine, 1996). Estos estudios se ven en desacuerdo con otros donde se sugiere que hay un vaciado gástrico ideal, similar al del agua en las bebidas que contienen 6% de carbohidratos (Ryan, Lambert, Shi, Chang, Summers y Gisolfi, 1998). También, según Casa (2000), una mayor concentración que la de 6% en carbohidratos o mezclas de carbohidratos, disminuye el vaciamiento gástrico, haciendo que no se de una hidratación de manera rápida y oportuna. En lo que si concuerdan la mayoría de los autores es en que las bebidas con concentraciones mayores a 8-10% (como en las bebidas gaseosas) utilizadas durante el ejercicio, van a ser arrastradas demasiado rápido al intestino. Como resultado de esto pueden ocurrir problemas y malestares gastrointestinales como la distensión abdominal e inclusive diarrea (Brattan, 2001; Ryan et al, 1998; Murria et al, 1999). Los malestares gastrointestinales son frecuentemente experimentados en los deportistas. Un estudio investigó el efecto de 3 diferentes bebidas en la ocurrencia o no de estos malestares en corredores competitivos. Las tres bebidas comparadas fueron agua, una bebida hidratante con carbohidratos y una bebida hidratante con cafeína agregada. Se concluyó que tanto la bebida hidratante como la bebida hidratante con cafeína dieron mayor incidencia en los síntomas de malestares gastrointestinales comparados con el agua, y que esto debe continuarse estudiando para llegar a conclusiones más específicas (Van Nieuwenhoven, Brouns y Kovacs, 2005). Para evitar esto, lo recomendable para el atleta es experimentar con este tipo de bebidas durante su entrenamiento, en lugar de tratar de utilizarlas durante un evento competitivo, sin acostumbrar al cuerpo previamente (Brattan, 2001). Las combinaciones ideales de carbohidratos para proveer tasas similares de absorción de fluidos que el agua, son las que contienen sacarosa, glucosa, fructosa y maltodextrinas, esto contrario a lo que se creía antes que las combinaciones ideales eran las de fructosa y maltodextrinas (Shi, Summers, Schedl, Flanagam, Chang, y Gisolfi, 1995). Actualmente existe una gran controversia en cuanto a los beneficios de las bebidas hidratantes en el mejoramiento del rendimiento deportivo. Por mucho tiempo se creyó que los carbohidratos en las bebidas hidratantes mejoraban el rendimiento deportivo durante el ejercicio. Esto porque estudios respaldaban que los carbohidratos ingeridos durante el ejercicio aumentan la glucosa sanguínea y la concentración de insulina, incrementando el uso de glucosa por parte de los músculos, manteniendo la oxidación de carbohidratos (Hargreaves, 1999). Según Aragón (1999), hay una utilización neta disminuida de glucógeno muscular cuando las personas ingieren carbohidratos durante el ejercicio intermitente y de alta intensidad, y además aumenta una resistencia a la fatiga. Sin embargo, muchos estudios, aún más recientes están en total desacuerdo con lo anterior. En el estudio realizado por Van Nieuwenhoven et al (2005), concluyeron de que las bebidas hidratantes usadas en las pruebas que realizaron a los corredores no mejoraron el rendimiento deportivo de los atletas más que el agua mineral. Según Anastasiou, Kavouras, Koutsari, Georgakakis, Skenderi, Beer y Sidossis (2004), aunque las bebidas con carbohidratos ayudan a mantener la glucosa en el plasma a un nivel alto, no hay diferencias en el rendimiento deportivo que pueda detectarse después de un ejercicio que deplete las reservas de glucógeno. Esto porque aún bajo las mejores circunstancias, son necesarias 24 horas para reponer totalmente el glucógeno muscular utilizado durante 2 horas de ejercicio intenso. Por lo tanto, recientemente se ha comprobado que las bebidas hidratantes realmente tienen esa función, hidratar, no aumentar el rendimiento deportivo. CONCLUSIONES En general, las bebidas deportivas están entre los productos con más estudios hechos en el mundo, por toda la controversia que han generado, los distintos puntos de vista y su verdadera función en el cuerpo humano. Para su consumo, lo ideal sería educar a los entrenadores, a los familiares de los deportistas, y a los mismos deportistas acerca de la necesidad absoluta de mantenerse bien hidratados. Es importante facilitarles a los atletas la ingesta de líquidos cuando ellos lo deseen, teniendo siempre disponible algún tipo de bebida, ya sea una benida hidratante, o el agua. Ya se revisó que el hecho de consumir una bebida hidratante comercial, como las conocidas por todos, traen una serie de beneficios importantes al cuerpo, como facilitadoras de la rehidratación. Pero realmente si un deportista está muy conciente de su hidratación, y sigue un debido protocolo de hidratación con agua, tendría el mismo efecto que si tomara una bebida hidratante. Las bebidas hidratantes lo que vienen a beneficiar es en el hecho de que el deportista va a seguir sintiendo sed e hidratandose sin que necesariamente se encuentre deshidratado, mejorando de este modo su consumo de fluidos. Es importante como se mencionó anteriormente que si se van a utilizar cualquiera de las bebidas hidratantes disponibles en el mercado, que esto se haga de manera anterior a las competencias y de forma controlada, mediante un protocolo de hidratación hecho por un profesional, ya que si el deportista no está acostumbrado a utilizarlas, y las consume durante un evento, por su rápido vaciamiento gástrico en el estómago, puede llegar a sentir malestares gastrointestinales como los mencionados anteriormente. Es necesario aún más investigaciones en este tema, no solo respecto a lo que se refiere a la función de los ingredientes en la bebida, sino también en conocer cuáles son en el mercado, las marcas o bebidas disponibles que mejor satisfacen las necesidades de hidratación de un deportista, y por qué su diferencia con las otras. BIBLIOGRAFÍA American College of Sports Medicine, American Dietetic Association y Dietitians of Canada. 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