La Propiedad Intelectual

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LA PROPIEDAD INTELECTUAL
2.1. Antecedentes Históricos
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2.1.1. Concepto
2.1.2. Naturaleza Jurídica de la Propiedad Intelectual
2.1.3. Objetivos de la Propiedad Intelectual
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2.2. La Propiedad Industrial
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2.2.1. Antecedentes Históricos
2.2.2. Invenciones
2.2.3. Patentes
2.2.4. Modelos de Utilidad
2.2.5. Diseños Industriales
2.2.6. Secretos Industriales
2.2.7. Signos Distintivos
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2.2.7.1. Marcas
2.2.7.2. Avisos Comerciales
2.2.7.3. Nombre Comercial
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2.3. Derechos de Autor
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2.3.1. Antecedentes Históricos
2.3.2. Concepto
2.3.3. Derechos Morales
2.3.4. Derechos Patrimoniales
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2.4. Derechos Conexos
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2.4.1. Derechos de los Artistas Intérpretes o Ejecutantes
2.4.2. Derechos de los Productores de Grabaciones
2.4.3. Derechos de los Organismos de Radiodifusión
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LA PROPIEDAD INTELECTUAL
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2.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En la época romana, no existía el reconocimiento de derechos que provinieran
de las creaciones del intelecto, y mucho menos, que estos derechos fueran
afines a la categoría de derechos que los romanos habían establecido, es
decir, los derechos personales, de obligaciones y reales.
Por consiguiente, los propios autores no se planteaban la necesidad de que
sus obras fueran objeto de alguna recompensa derivada del prestigio y
reputación que les proporcionaban. Sin embargo existía como forma de adquirir
la propiedad, la specificatio, que era la creación de un bien, desde luego
material; no obstante podría considerarse un antecedente remoto ya que la
propiedad intelectual es respecto de creaciones del intelecto.
Tal situación se prolongó hasta el siglo XV, en el cuál, surge la imprenta y la
posibilidad de una divulgación más amplia de todas las obras que en esa época
ya existían; y a partir de tal suceso, el monarca utilizaba un sistema de
privilegio para animar y mejorar el trabajo de los autores, a través de este
sistema, como un acto del soberano se concedía una licencia para la
explotación en forma exclusiva de un invento o una obra por un tiempo
determinado y sobre ciertas condiciones, llevando implícita la censura previa o
el examen de las obras o inventos sujetos al privilegio.
Con la Revolución Francesa, se suprimieron los privilegios y con el fin de
mejorar la protección de los creadores intelectuales, las relaciones que
vinculaban a éstos con sus obras, fueron asimiladas al derecho real de
dominio, considerando a este tipo de propiedad como más importante que la
que existía sobre los bienes inmateriales.
Este sistema continuó hasta la segunda mitad del siglo XIX.
El sistema de privilegio y el sistema de la asimilación al dominio mostraron una
buena reacción contra las posiciones que negaban el derecho de goce que
asiste a los autores en relación con el producto de su creación intelectual.
2.1.1. CONCEPTO
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La propiedad intelectual es el conjunto de derechos patrimoniales de carácter
exclusivo que otorga el Estado por un tiempo determinado, a las personas
físicas o morales que lleven a cabo la realización de creaciones artísticas o que
realizan invenciones o innovaciones y de quienes adoptan indicaciones
comerciales, pudiendo ser éstos, productos y creaciones objetos de comercio.
Si bien tanto el trabajo material como el trabajo intelectual requieren de un
esfuerzo físico, éste último, se integra, además, con un gran aporte de
elementos espirituales, que en algunos casos es pura intuición creadora y en
otros fina sensibilidad para traducir de manera fiel lo que otros han concebido.
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La mayoría de las veces, también se advierte la influencia de condiciones
naturales adecuadas, no adquiridas aunque susceptibles de perfeccionamiento,
sin cuyo complemento los otros factores no podrían lograr la necesaria armonía
y coordinación.
Los creadores de obras intelectuales (hombres de ciencia, artistas y escritores)
y quienes las concretan, traducen o ejecutan en los campos de la ciencia, arte
y letras, poseen derechos que les son peculiares y que en su aspecto moral y
pecuniario están fuera de las relaciones jurídicas comunes a las que se podría
pretender asimilarlos.
El trabajo intelectual puede entenderse desde un doble punto de vista, es decir,
por un lado, representa una creación, por mínima que sea como sucede con la
labor de los autores e inventores, y por el otro, representa una simple tarea
intelectual, propia de los educadores.
Lo que indiscutiblemente caracteriza al concepto que habla de una creación, es
el elemento originalidad, pues constituye la expresión más autentica del trabajo
intelectual; ya que quien realiza una simple tarea no creadora en el campo
docente, está recibiendo el aporte original que otros le han proporcionado y
simplemente lo traduce o lo aplica no de manera automática, sino de acuerdo a
la concepción personal con lo que lo ha asimilado e interpretado.
Una y otra categoría del trabajo intelectual se encuentran identificadas por la
necesidad que anima a quienes lo ejercen en el sentido de proyectar su labor a
la sociedad en que actúan, y sobre todo porque se da en personas que tienen
una amplia posibilidad de comunicarse con terceros.
2.1.2. NATURALEZA JURÍDICA DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL
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La expresión “propiedad intelectual” se reserva a los tipos de propiedad que
son el resultado de creaciones de la mente humana, es decir, del intelecto. Y
es pertinente observar que en el convenio que establece la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual, dicha expresión no tiene una definición
más formal.
Los Estados que elaboraron dicho convenio decidieron establecer una lista de
los derechos en su relación con:
Las obras literarias, artísticas y científicas; las interpretaciones de los artistas
intérpretes y las ejecuciones de los artistas ejecutantes, los fonogramas y las
emisiones de radiodifusión; las invenciones en todos los campos de la actividad
humana; los descubrimientos científicos; los dibujos y modelos industriales; las
marcas de fábrica, de comercio y de servicio; así como los nombres y
denominaciones comerciales; la protección contra la competencia desleal; y
todos los demás derechos relativos a la actividad intelectual en los terrenos
industrial, científico, literario y artístico.
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2.1.3. OBJETIVOS DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL
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La propiedad intelectual aborda los siguientes objetivos:
Las obras literarias, artísticas y científicas, protegiéndolas mediante legislación
relativa al derecho de autor.
Las interpretaciones o ejecuciones, las emisiones de radiodifusión, su
protección se rige mediante legislación relativa a los derechos conexos al
derecho de autor. Las invenciones, su protección se da a través de legislación
relativa a las patentes.
Los dibujos y modelos industriales; los dibujos industriales pueden estar
protegidos por legislaciones especializadas o por legislación en materia de
propiedad industrial o de derecho de autor.
Las marcas, las marcas de servicio y los nombres y designaciones
comerciales, la protección se otorga generalmente mediante varias
legislaciones.
La protección contra la competencia desleal puede presentarse en diferentes
legislaciones según el marco en el que se encuentre.
2.2. LA PROPIEDAD INDUSTRIAL
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La propiedad industrial es el derecho exclusivo que otorga el Estado para usar
o explotar en forma industrial y comercial las invenciones o innovaciones de
aplicación industrial o indicaciones comerciales que realizan individuos o
empresas para distinguir sus productos o servicios ante la clientela en el
mercado. Este derecho confiere al titular del mismo la facultad de excluir a
otros del uso o explotación comercial del mismo si no cuenta con su
autorización. En México, esta protección sólo es válida en territorio nacional; su
duración depende de la figura jurídica para la cual se solicita su protección.
El sistema de propiedad industrial es por tanto, un conjunto de leyes,
reglamentos, decretos y ordenamientos administrativos que la autoridad en la
materia aplica para proteger las invenciones e innovaciones, así como las
indicaciones comerciales, a través de patentes, registros de modelos de utilidad
y diseños industriales (dibujos y modelos), registro de marcas y avisos
comerciales y publicaciones de nombres comerciales, incluidas las
denominaciones de origen.
La propiedad industrial es un conjunto de los derechos que el hombre puede
adquirir por las creaciones de su espíritu en el dominio de la producción y el
comercio. Según los términos de la Convención de la Unión del 20 de marzo de
1883 para la protección de la propiedad industrial, a la que se han adherido los
principales países del mundo esta protección “tiene por objeto las patentes de
invención, los modelos de utilidad, los diseños o modelos industriales, las
marcas de fábrica y de comercio, el nombre comercial y las indicaciones de
procedencia o designaciones de origen, así como la represión a la competencia
desleal” y la propiedad industrial se aplica no solamente a la industria y al
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comercio propiamente dichos, sino también al dominio de las industrias
agrícolas y extractivas y a todos los productos fabricados o naturales.
2.2.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
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La idea de conceder derechos exclusivos a personas para hacer invenciones
llegó a la civilización entre los siglos XV y XVI. Anteriormente, los griegos no
tenían derechos protegidos para los inventores ya que en el período griego el
trabajo mecánico era considerado degradante, por lo que estaba encargado a
los esclavos.
En los períodos místicos, los inventores fueron recompensados haciéndolos
dioses, pero las invenciones fueron el fuego, la agricultura o cosas similares
que no eran invenciones cotidianas.
El primer antecedente en donde se encuentra el derecho otorgado por un
gobierno a un inventor en exclusividad fue en 1421, en Florencia, Italia; este
derecho se concedió a Filippo Brunelleschi, para la realización de un trabajo
artístico en ingeniería y para la construcción del domo de la Catedral de
Florencia. El invento era una clase de bote para transportar cargas de mármol;
este privilegio apareció debido a que Brunelleschi rechazaba hacer la máquina
y ponerla a disposición del público pues temía que el fruto de su ingenio y
experiencia pudiese ser robado por otros sin su consentimiento.
La noción de la propiedad industrial, como generadora de derechos
expresamente protegidos, es moderna y su desarrolló comenzó realmente en la
segunda mitad del siglo XIX. En la antigüedad y en la Edad Media, sólo
estaban protegidas, y únicamente por el derecho común, las marcas, signos,
grabaciones usados en el comercio, así como las muestras o caracteres
distintivos de las diversas corporaciones. En el siglo XVII aparece la primera
legislación protectora en Inglaterra que data de 1623; a fines del siglo XVIII, la
declaración real de Francia, y la primera ley americana.
El desarrollo industrial, intenso a partir del segundo tercio del siglo XIX, provoca
la aparición de las grandes legislaciones modernas en todos los países. Las
leyes francesas de 1844 sobre patentes y de 1857 sobre marcas de fábrica, la
Patent Act inglesa de 1852, la ley norteamericana de 1874, la ley alemana de
1877, señalan las principales etapas del desarrollo de dicha legislación.
2.2.2. INVENCIONES
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Del latín invenio, encontrar. Es también sinónimo de hallazgo, dando la idea de
hallar algo hasta el momento oculto o ignorado. El uso corriente de la palabra
invención ha venido a quedar restringido para aplicarla solamente al
descubrimiento de nuevas realizaciones industriales.
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Los derechos de los inventores sobre sus invenciones, constituyen una de las
categorías en que se dividen los derechos protegidos por la propiedad
industrial, y se acreditan mediante un documento expedido por la autoridad
competente, en el que consta el nombre del titular y las circunstancias de haber
sido declarado autor de una invención determinada, en la fecha que el
documento indica.
Por ser un tema básico de este trabajo de investigación, su estudio será más
detallado en él capitulo 6.
2.2.3. PATENTES
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Las patentes son una de las formas más antiguas de protección de la
propiedad intelectual y al igual que todas las formas de protección a la
propiedad industrial, el objeto de un sistema de patentes consiste en alentar el
desarrollo económico y tecnológico recompensando la creatividad intelectual.
El objetivo de una patente consiste en brindar protección a los adelantos
tecnológicos; este tipo de incentivo sirve de estímulo a la creatividad adicional y
alienta a las empresas a seguir desarrollando la nueva tecnología para hacerla
comercializable, útil para el público y deseable para su bienestar.
Del latín patens, patentis; patente, abierto, manifiesto, descubierto. Rafael de
Pina define a la patente como:
El derecho de explotar en forma exclusiva un invento o sus mejoras. Asimismo
recibe el nombre de patente el documento expedido por el Estado, en el que se
reconoce y confiere tal derecho de exclusividad.
La Enciclopedia Práctica de Derecho, señala: se entiende por patente el
certificado que otorga el Estado, por el cual se reconoce el derecho para
emplear utilizar exclusivamente una invención en la industria, y dar al comercio
o poner en venta los objetos fabricados procedentes de dicha invención por
tiempo determinado y sujeto a ciertas condiciones.
El Artículo 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
afirma que las patentes no son monopolios, sino privilegios, los que se otorgan
por un determinado tiempo a los inventores y perfeccionadores de una mejora.
La Ley de la Propiedad Industrial de México, en su Artículo 16 señala que:
Serán patentables las invenciones que sean nuevas, resultado de una actividad
inventiva y susceptibles de aplicación industrial, excepto:
I. Los procesos esencialmente biológicos para la producción, reproducción
y propagación de m..plantas y animales;
II. El material biológico y genético tal como se encuentra en la naturaleza;
III. Las razas animales;
IV. El cuerpo humano y las partes vivas que lo componen, y
V. Las variedades vegetales.
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VI. El Artículo 19 de la citada ley expresa que no se considerarán
invenciones:
VII. Los principios teóricos científicos;
VIII. Los descubrimientos que consistan en dar a conocer o revelar algo que
ya existía en la naturaleza, aún cuando anteriormente fuese
desconocido para el hombre;
IX. Los esquemas, planes, reglas y métodos para realizar actos mentales,
juegos o negocios y los métodos matemáticos;
X. Los programas de computación;
XI. Las formas de presentación de información;
XII. Las creaciones estéticas y las obras artísticas o literarias;
XIII. Los métodos de tratamiento quirúrgico, terapéutico o de diagnóstico
aplicables al cuerpo humano y los relativos a animales, y
XIV. La yuxtaposición de invenciones conocidas o mezcladas de productos
conocidos, su variación de uso, de forma, de dimensiones o de
materiales, salvo que en realidad se trate de una combinación o fusión
de tal manera que no puedan funcionar separadamente o que las
cualidades o funciones características de las mismas sean modificadas
para obtener un resultado industrial o un uso no obvio para un técnico en
la materia.
Conforme a esta ley, la patente será vigente por un lapso de 20 años
improrrogables, contados a partir de la fecha de presentación de la solicitud y
estará sujeta al pago de la tarifa que corresponda.
2.2.4. MODELOS DE UTILIDAD
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El Artículo 28 de la misma ley, considera modelos de utilidad a: los objetos,
utensilios, aparatos o herramientas que como resultado de una modificación en
su disposición, configuración, estructura o forma, presenten una función
diferente respecto de las partes que lo integran o ventajas en cuanto a su
utilidad. Su vigencia será de diez años improrrogables a partir de la fecha de
presentación de la solicitud sujeto al pago de la correspondiente tarifa.
La ley reconoce que el contenido de un modelo de utilidad es una invención, ya
que autoriza a presentar su solicitud tanto como patente, solicitud de registro
de modelo de utilidad o diseño industrial; la diferencia entre ellos, recae sobre
términos cuantitativos o parcialmente cualitativos.
2.2.5. DISEÑOS INDUSTRIALES
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El diseño es una creación estética que se manifiesta materialmente en la
combinación de formas, líneas, colores incorporados a un bien material, al cual
otorgan “un aspecto peculiar y propio”; cuando el objetivo de la creación del
mismo es su incorporación a un producto que se producirá industrialmente
(dibujo industrial) o servir de tipo o patrón para la fabricación de un producto
(modelo industrial), se trata de un diseño industrial. En tanto diseño su
protección corresponde al régimen de las obras estéticas y al derecho de autor,
sólo le otorga la identidad para su registro como propiedad industrial el objetivo
de caracterizar un producto o servir de molde para caracterizarlo.
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Los diseños industriales serán registrables en tanto sean nuevos y susceptibles
de aplicación industrial; por el término nuevos, debe entenderse que sean de
creación independiente y se distingan de diseños conocidos o de
combinaciones de características conocidas de diseños. Se entiende por
dibujos industriales, toda combinación de figuras, líneas o colores que se unan
a un producto industrial con fines de ornamentación y que resulte un aspecto
peculiar y propio; los modelos industriales, se constituyen por toda forma
tridimensional que pueda servir de patrón en la fabricación de un producto
industrial, que le otorgue una apariencia especial, siempre y cuando no
implique efectos técnicos. Tendrán una vigencia de 15 años improrrogables a
partir de la fecha de presentación de la solicitud y sujeto al pago
correspondiente.
2.2.6. SECRETOS INDUSTRIALES
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Por secreto industrial puede entenderse “todo conocimiento reservado sobre
ideas, productos o procedimientos industriales que el empresario, por un valor
competitivo para la empresa desea mantener ocultos”. La forma de revelación
es indiferente dada la gran cantidad de medios de posible utilización.
Debido a que este trabajo de investigación se dirige al estudio y análisis del
secreto industrial, en los capítulos 6 y 8 se profundizará en este tema.
2.2.7. SIGNOS DISTINTIVOS
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2.2.7.1. MARCAS
Las marcas existían ya en la antigüedad. Hace 3000 años, los artesanos indios
solían grabar sus firmas en sus creaciones artísticas antes de enviarlas a Irán.
Más adelante, se utilizaron más de 100 marcas distintas de cerámica romana;
la utilización de las marcas aumentó con el auge del comercio en la Edad
Media.
Una marca es básicamente un signo que se utiliza para distinguir los bienes o
servicios ofrecidos por una empresa de los que ofrece otra. Debe presentar dos
características esenciales: debe ser distintiva y no debe inducir al engaño.
La Ley de la Propiedad Industrial Mexicana entiende por marca los signos
visibles que puedan distinguir a servicios o productos de otros de su misma
clase o especie en el mercado.
En este sentido, una marca puede constituirse con los siguientes signos:
denominaciones y figuras visibles, distintivas y susceptibles de identificar los
productos o servicios a que se apliquen, frente a los de igual especie o clase;
las formas tridimensionales; los nombres comerciales, denominaciones o
razones sociales, siempre y cuando sean de los permisibles, y el nombre
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propio de persona física, cuidando que no se confunda con alguna marca ya
registrada o con algún nombre comercial ya publicado.
Se entiende por denominación de origen, el nombre de una región geográfica
del país que sirva para designar un producto originario de la misma, y cuya
calidad o característica se deban exclusivamente al medio geográfico,
comprendiendo en éste, los factores naturales y los humanos.
En el ámbito internacional se encuentran las indicaciones geográficas,
esencialmente, son indicaciones de que un producto determinado proviene de
una zona geográfica concreta. Los ejemplos más conocidos de tales
indicaciones son los que se utilizan para los vinos y licores, tabacos, quesos y
productos industriales entre otros.
Las denominaciones de origen son un tipo específico de indicaciones
geográficas. Éstas últimas indican que un producto determinado procede de
una zona concreta, por ejemplo, la expresión “hecho en Suiza”; las primeras
son indicaciones geográficas más precisas que especifican que el producto en
cuestión posee ciertas cualidades y que estas se deben esencialmente a su
lugar de origen. En México la denominación de origen más conocida es
“Tequila”.
2.2.7.2. AVISOS COMERCIALES
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Son las frases u oraciones que están destinadas a anunciar al público,
establecimientos o negociaciones comerciales, industriales o de servicios,
productos o servicios para distinguirlos de los de su especie. Sirven para llamar
la atención hacia un establecimiento determinado, para realzar sus
características y atraer a la clientela. Deben ser originales y no haber sido
usados previamente, poseer elementos distintivos para ser susceptible de
registro. Pueden formarse con puras leyendas, o bien, con ellas acompañadas
de figuras.
En México, el registro de un aviso comercial tiene vigencia por 10 años a partir
de que se presente la correspondiente solicitud y pueden renovarse por
periodos de igual duración.
2.2.7.3. NOMBRE COMERCIAL
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Es toda aquella designación, denominación, razón social o nombre civil, bajo la
cual, comerciantes, ya sean colectivos o individuales, realizan sus actividades
mercantiles o mediante el cual, identifican sus mercancías o servicios
prestados.
La protección al nombre comercial se origina en la Convención de Unión de
París de 1883 donde se acordó proteger al nombre comercial
independientemente de la obligación de depósito o de la idea de nacionalidad.
El derecho al nombre de comercio deriva de reglas que establecen los usos
honrados en el comercio, es una protección contra la competencia ilegal.
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El nombre del comercio sirve para identificar a un comerciante, a su
negociación, para distinguir la actividad comercial de una persona de la de otra.
Pero es también la representación sintética de un conjunto de cualidades
poseídas por una empresa, como el grado de honestidad, la reputación, la
confianza, la seriedad, la eficiencia y muchas otras más. Es, al mismo tiempo,
el correlato de la clientela.
El nombre comercial debe ser distintivo, y no son objeto de protección alguna,
los nombres que carezcan de originalidad. La Ley de Propiedad Industrial en su
Artículo 110 concede una protección de 10 años al nombre comercial
publicado, pues no es obligatorio el registro, contados a partir de la fecha de
presentación de la solicitud y puede renovarse por periodos de la misma
duración, pero si no se renueva, pierde sus efectos.
2.3. DERECHOS DE AUTOR
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Como todos los campos de la propiedad intelectual, el derecho de autor guarda
relación con la protección de las obras del intelecto humano. Este derecho
pertenece al campo de la protección de las obras literarias y artísticas, en los
que figuran las obras escritas, musicales, artísticas, como pinturas y esculturas,
y las obras que hacen uso de la tecnología, como son los programas de
ordenador y las bases de datos electrónicas. El derecho de autor protege las
obras, es decir, la expresión de conceptos, y no las ideas.
2.3.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
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Como se menciona al inicio de este capítulo, los romanos no reconocían la
existencia de los derechos de autor ni mucho menos los comprendía dentro de
su categoría de derechos personales, obligacionales y reales. El siglo XV no
mejoró en mucho esta situación, la aparición de la imprenta obligó a los
monarcas a utilizar un sistema de privilegio con el cuál, se otorgaba una
licencia de explotación exclusiva de la obra por un determinado tiempo; la
Revolución Francesa trajo consigo un cambio de sistema, el de asimilación al
dominio. El derecho castellano se impregnó de este espíritu que establecía el
sistema de la censura previa y el privilegio.
Desde el momento de la introducción de la imprenta en España, en 1473, la
autoridad real advirtió el gran poder de este medio de difusión del pensamiento,
razón por la cual, se comenzó a dictar leyes para evitar que nada pudiera
imprimirse sin licencia real, lo que implicaba la censura gubernativa previa; el
derecho de autor de disponer y disfrutar sus obras intelectuales, era en sí, una
concesión de la autoridad. Aunado a esto, se encontraba la censura
eclesiástica sobre los impresos, establecida desde 1501 por encíclica de
Alejandro VI.
El sistema de la licencia previa fue instaurado por una pragmática de los reyes
católicos de 1502, intensificada por una disposición de Felipe II en 1558,
mediante la cual, se prohibió la circulación por Castilla de libros impresos sin
licencia. Un decreto De Carlos III dictado en 1763 dispuso:
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Deseando fomentar y adelantar el comercio de los libros en estos reinos, de
cuya libertad resulta tanto beneficio y utilidad a las Ciencias y a las Artes,
mando que aquí en adelante no se conceda a nadie privilegio exclusivo para
imprimir ningún libro, sino al mismo autor que lo haya compuesto.
Que los privilegios concedidos a los autores de libros no se extingan por su
muerte sino que pasen a sus herederos, no siendo Comunidad o Mano muerta,
por la atención que merecen aquellos literatos que después de haber ilustrado
su patria, no dejan más patrimonio a sus familias que el honrado caudal de sus
propias obras y el estímulo de imitar su buen ejemplo.
Estas disposiciones representan una etapa importante en la evolución legal de
los derechos de autor, al establecer la transmisión patrimonial de los mismos,
reconocían expresamente la existencia del derecho intelectual, fundado en la
propia creación, más que en el privilegio.
En el derecho indiano no se encontraban normas jurídicas que regularan esta
materia en el período colonial. Sin embargo se conservan en el Archivo general
de Indias en Sevilla, legajos que contienen testimonios históricos de
expedientes documentados a instancias de particulares, por los cuales se
concedía permisos para la impresión y venta exclusiva de algún libro en
territorios de las Indias por tiempo señalado, o bien, para la explotación
exclusiva y por tiempo determinado, de algún invento de aplicación industrial.
Tanto en América como en España, se imponía el sistema de la censura previa
y la licencia, La tramitación para el otorgamiento de privilegios para publicar
impresos era la misma, pero además en el primero se prohibía la impresión y
venta de libros relacionados a materias de las Indias si no se tenía la previa
licencia del Consejo de Indias, así como de novelas y libros de romance que se
refirieran a cuestiones profanas y fabulosas de historias fingidas y de las obras
de los luteranos, ya que contenían proposiciones falsas que divulgaban a gente
ignorante.
Una vez que se produjo su liberación de España en 1810, en las Provincias
Unidas, continuo el sistema de privilegio, aunque con respeto más marcado
hacia la libertad de expresión y de creación intelectual como bienes
jurídicamente garantizados.
2.3.2 CONCEPTO
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Derechos concedidos por la ley en beneficio del autor de toda obra intelectual o
artística. En ellos se comprende el reconocimiento de su calidad de autor; el
derecho de oponerse a toda deformación, mutilación o modificación de su obra,
que se lleve a cabo sin su autorización, así como toda acción que redunde en
demérito de la misma o mengua del honor, del privilegio o reputación del autor;
el derecho de usar o explotar temporalmente la obra por sí mismo o por
terceros, con propósitos de lucro y de acuerdo con las condiciones establecidas
por la ley...
Estos derechos son personales, perpetuos, imprescriptibles e irrenunciables.
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Se reconocen como derechos de autor las obras de las siguientes ramas:
Literaria, Musical, con o sin letra, dramática, danza, pictórica o de dibujo,
escultórica y de carácter plástico, caricatura e historieta, arquitectónica,
cinematográfica y demás obras audiovisuales, programas de radio y televisión,
programas de cómputo, fotográfica, obras de arte aplicado que incluyen el
diseño gráfico o textil, y, de compilación, integrada por las colecciones de
obras, tales como las enciclopedias, las antologías, y de obras u otros
elementos como las bases de datos, siempre que constituyan una creación
intelectual.
Asimismo, no se protegen en este concepto: las ideas en sí mismas, fórmulas,
soluciones, descubrimientos, conceptos, sistemas, principios, procesos e
invenciones, los aprovechamientos industriales o comerciales de ideas
contenidas en las obras, planes, esquemas o reglas para la realización de
actos mentales, juegos o negocios, nombres o títulos o frases aisladas,
formularios en blanco para ser llenados por cualquier tipo de información, así
como sus instructivos, letras, dígitos o colores aislados, textos legislativos,
traducciones oficiales, reproducciones o imitaciones de emblemas de países,
organizaciones internacionales y gubernamentales.
El titular del derecho de autor goza de una serie de derechos previstos en parte
por el Convenio de Berna, por lo que a los derechos básicos se refiere, y en
parte por la legislación nacional que, a menudo, amplía esos derechos. Estos
son: el derecho de reproducción, el derecho de interpretación o ejecución, el
derecho de radiodifusión y el derecho de comunicación al público.
La protección al derecho de autor dura, lo que estipule la legislación nacional,
en México, estarán vigentes durante toda la vida del autor y a partir de su
muerte, 75 años más; 75 años después de divulgadas: las obras hechas al
servicio oficial de la Federación, las entidades federativas o los municipios y las
obras póstumas. Pasados éstos términos la obra pasará al dominio público. El
plazo mínimo en virtud del Convenio de Berna es de 50 años.
2.3.3. DERECHOS MORALES
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Al crearse una obra se establece, entre ésta y el autor, una relación de causa
efecto. La persona que con su ingenio, creatividad y tiempo logró producir algo,
es la causa. El objeto de la producción, con sus peculiares características, es el
efecto, lo resultante, la obra.
Además, una obra de arte refleja mucho la personalidad y la manera de ser del
autor. La relación causa efecto y la proyección de la personalidad del autor,
dan lugar a relaciones espirituales y personales, además de las relaciones de
explotación, que la mayoría de las leyes protegen.
Ese conjunto de relaciones entre un autor y su obra, y sus consecuencias, se
llama derechos morales o no patrimoniales de los autores.
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Los derechos morales son:
Derecho a ser reconocido como autor.
Asociar o no su nombre a la publicación o comunicación de su obra.
Derecho a que se respete la forma y la integridad de su obra.
El derecho a decir si la propia obra se publica o se da a conocer al público.
Derecho a retirar su obra del comercio.
No asociar su nombre a una obra que no es de su creación.
Las características de los derechos morales son:
Se consideran unidos a la persona del autor.
Son perpetuos.
Inalienables.
Imprescriptibles.
Irrenunciables.
Pueden ser heredados.
Los derechos morales son los derechos de respeto, es decir, el derecho a
oponerse a que se deforme la obra o a que se utilice en contextos que puedan
atentar contra el honor y la reputación literaria y artística del autor. Los
derechos morales permanecerán siempre con el titular original aunque se
hayan transferido los derechos patrimoniales.
2.3.4. DERECHOS PATRIMONIALES
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Cualquier producción intelectual es consecuencia del trabajo de su autor. Al
crearse una obra surge, además de la relación causa efecto, una relación de
propiedad y pertenencia sobre el objeto creado. Esta última relación capacita al
poseedor para usar y disponer de tal objeto conforme a sus propios intereses,
sin excluir, de ninguna manera, los intereses económicos. Este es un principio
inquebrantable y fundamental de las legislaciones autorales.
Se consideran como derechos patrimoniales o económicos aquellos que
especifican el uso y la explotación pecuniaria de las producciones literarias,
científicas y artísticas. Y podrán ser sus titulares, el mismo autor, sus herederos
o los adquirentes por cualquier título. El autor es el titular originario de tales
derechos y sus herederos o adquirentes son considerados titulares derivados.
Los derechos patrimoniales son: autorizar o prohibir:
La reproducción, publicación, edición, fijación material de una obra en copias o
ejemplares por cualquier medio,
La comunicación pública de su obra a través de: la representación, recitación,
ejecución pública, la exhibición pública por cualquier medio, cuando se trate de
obras literarias y artísticas; el acceso público por medio de la telecomunicación,
La transmisión pública o radiodifusión de sus obras en cualquier modalidad,
incluida la transmisión o retransmisión de obras por cable, fibra óptica,
microondas o satélite
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La distribución de la obra, incluyendo la venta y otras formas de transmisión de
la propiedad de los soportes materiales que la contengan,
La importación al país de copias de la obra hechas sin su autorización,
La divulgación de obras derivadas con modalidades de traducción, adaptación,
arreglos, etc.
Cualquier utilización pública de la obra salvo lo previsto por las leyes
2.4. DERECHOS CONEXOS
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Los derechos conexos son derechos que, en ciertos aspectos, se parecen al
derecho de autor. Su finalidad es proteger los intereses jurídicos de ciertas
personas y de ciertas entidades jurídicas que contribuyen a poner las obras a
disposición del público. El objeto general de los derechos conexos es proteger
a las personas u organizaciones que aportan creatividad, técnica y
organización al proceso de poner una obra a disposición del público.
Los derechos conexos ofrecen el mismo tipo de exclusividad que el derecho de
autor, pero no abarcan las obras propiamente dichas, sino que abarcan cosas
que entrañan un trabajo, generalmente, en el sentido de puesta a disposición
del público.
Existen tres grupos de personas u organizaciones que gozan de los derechos
conexos:
1. Artistas intérpretes o ejecutantes
2. Productores de grabaciones
3. Organismos de radiodifusión
2.4.1. DERECHOS DE LOS ARTISTAS INTÉRPRETES O EJECUTANTES
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Se les reconoce un derecho, porque su intervención creativa es necesaria para
dar vida a obras musicales, dramáticas y coreográficas, películas y canciones,
y porque tienen un interés jurídico justificado en que se protejan jurídicamente
sus interpretaciones individuales.
Los artistas intérpretes o ejecutantes gozan del derecho a impedir la fijación
(grabación), la radiodifusión y la transmisión al público de sus interpretaciones
o ejecuciones en directo sin su consentimiento, así como el derecho a impedir
la reproducción de las mismas, así como al reconocimiento de su nombre
respecto de éstas, y a oponerse a toda deformación, mutilación o cualquier otro
atentado sobre su actuación que lesione su prestigio o reputación. La
protección que se les otorga es de 50 años contados a partir de la primera
fijación de la interpretación o ejecución en un fonograma, de obras no grabadas
en fonogramas o de la transmisión por primera vez a través de la radio,
televisión o cualquier medio.
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2.4.2. DERECHOS DE LOS PRODUCTORES DE GRABACIONES
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Se les reconoce porque sus recursos creativos, financieros y de organización
son necesarios para poner a disposición del público las grabaciones de sonidos
en forma de discos comerciales. También ellos tienen un interés legítimo en
disponer de los recursos legales necesarios para poder entablar una acción
judicial por utilizaciones no autorizadas.
Se les concede el derecho de autorizar o prohibir la reproducción, directa o
indirecta, la importación y distribución de sus grabaciones y de copias de los
mismos, así como el derecho a una remuneración equitativa en concepto de
radiodifusión y transmisión al público de las mismas. La protección será de 50
años a partir de la primera fijación de los sonidos en el fonograma o disco. Un
fonograma es toda fijación, exclusivamente sonora, de los sonidos de una
interpretación, ejecución o de otros sonidos o de representaciones digitales de
los mismos.
2.4.3. DERECHOS DE LOS ORGANISMOS DE RADIODIFUSIÓN
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Debido al cometido que desempeñan en poner las obras a disposición del
público, y a la luz de su justificado interés en controlar la transmisión y la
retransmisión de sus emisiones, gozan de un derecho conexo.
A los organismos de radiodifusión se les otorga el derecho de autorizar o
prohibir la reemisión, la fijación y la reproducción de sus emisiones, la
transmisión diferida, la distribución simultánea o diferida, por cable o cualquier
otro sistema, la comunicación pública por cualquier medio y forma con fines
directos de lucro. Sus derechos tendrán una vigencia de 25 años a partir de la
primera emisión o transmisión original del programa.
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