Ciencia y poder

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Universidad Bolivariana de Venezuela
Coordinación de Investigación y Estudios Avanzados
Maracaibo. Estado Zulia.
Cátedra: Epistemología
Profesor: Javier Mavarez
.
PROYECTO: PLANIFICACIÓN FINANCIERA COMO INSTRUMENTO DE
APOYO PARA LA TOMA DE DECISIONES EN LA ALCALDÍA DEL MUNICIPIO
SAN FRANCISCO DEL ESTADO ZULIA (PERIODO 2007 – 1ER TRIMESTRE
2009)
Integrante:
Maracaibo, 14 de abril de 2009.
Para abordar la diatriba que se nos plante se pretende partir desde el concepto de
Ciencia, se pude conceptualizar según Trefil James:
A la ciencia como conocimiento racional, exacto y verificable. Por medio de
la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual
del mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta.
Para mí la Ciencia no se puede concebir de otra manera, que no sea la de
estar al servicio de la humanidad; puesto plasma el supremo poder del intelecto
en armonía beneficiando a todo. Dentro de este enfoque no podemos olvidar los
caminos de la sabiduría para seguir sólo los caminos de la ciencia por sí misma,
estaremos frente a un monstruo amoral que terminará destruyéndolo todo y
destruyéndonos a nosotros mismos.
La ciencia proporciona los medios y la sabiduría señala como usarlos. No
se excluyen ciencia y sabiduría, al contrario, son dos conquistas complementarias,
desde el punto de , económico y cultural. Se presentan las conquistas científicas
como incuestionables en sí mismas. El hombre se contenta con la certeza y la
utilidad práctica de su racionalismo nocional y científico, abandonando la reflexión
filosófica y la búsqueda de la verdad.
Si todas las conquistas en cualquier ámbito de la vida no son guiadas
por los valores profundos de la solidaridad, de la inclusión de los excluidos, del
progreso de los más débiles, nuestros niños y niñas, ancianos y ancianas, y todos
los marginados por el sistema, en vano intentaremos construir una sociedad sin
que ella termine reproduciendo los mismos gravísimos errores que decimos
combatir.
No debemos tolerar ninguna conquista que rompa con los principios de
igualdad y justicia plena. Tampoco podemos emprender progreso alguno si no se
hace en comunión con la naturaleza. No hacerlo así, amenaza no sólo la vida de
la humanidad. Los progresos en biotecnología y la farmacopea tienen que aliviar el
hambre de los más hambrientos, la sed de los sedientos y las enfermedades de
todos. Tomamos como ejemplo a la industria farmacéutica que priorice la
producción de remedios para el control del peso, la disfunción eréctil o la belleza
femenina, olvidando, con indiferencia dolorosa los millones de enfermos de SIDA o
el control de las endemias, con el único fin de obtener beneficios monetarios, no
sólo es grosero, es un crimen contra la humanidad.
Igual podemos decir de absolutamente todas las otras conquistas de la
ciencia. No pueden alcanzarse para llenar de dinero a unos pocos mientras dos
terceras partes de la humanidad se muere de hambre. Esa es la misma moral
radical y revolucionaria que debe orientar las conquistas de todo orden ; todo al
servicio de todos, empresas de propiedad y producción social, distribución social
de los beneficios, todos pendientes de todos, especialmente de los más
vulnerables y desasistidos, sin amos , sin nuevos señores más que el pueblo.
Esta situación se presenta cuando aparece el despertar de la conciencia de
aquello de lo que depende la vida en el planeta, como son: la diversidad genética
de los ecosistemas naturales, el agua, la calidad del aire, la contaminación por
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desechos sólidos y el calentamiento global, no deben ser contemplados como
mercancías; ni tienen precio expresable en unidades monetarias o económicas. Y
de que todos aquellos recursos de los que depende la existencia y supervivencia
de la especie humana no pueden ser considerados en el futuro como mercancías,
son pena de extinción de la especie.
Cuando se presenta un desarrollo científico tecnológico acelerado, sin
precedentes tanto por su amplitud, su intensidad; así como por su profundidad y
continuidad. Con la aparición paulatina y creciente de la conciencia y de la
necesidad de desarrollar al máximo posible las capacidades científico-técnicas y
humanas requeridas para afrontar, con éxito, una gran cadena de diversas crisis,
que se deben resolver de manera específica para ayudar a la preservación de la
especie humana que actualmente habita el planeta.
La idea de que la Ciencia es independiente, objetiva o apolítica es una
quimera, ya que al estar desarrollada por seres humanos, arrastra las bondades y
maldades de ellos. Por esto pienso que las causas que hacen avanzar la Ciencia
pueden ser la necesidad de saber, de resolver las dudas existentes, y la de
mejorar nuestra vida cotidiana
Existe un pensamiento de Marx, según la cual en el capitalismo la ciencia,
los avances tecnológicos, son hostiles al trabajo, contribuye al reforzamiento de la
explotación de la clase obrera, eso lo estudie en Economía Política Marxista.
También la ciencia y la tecnología de la naciones industrializadas solo puede ser
transferida por inversionistas extranjeros que tienen un incentivo de ganancia; las
transnacionales están mejor preparadas para atraer la tecnología necesaria. Pero
en el caso venezolano lo hemos realizado a través de convenios e integración.
La creencia de que proceso tecnológico como tal producirá la sociedad más
moderna y progresista, es acertada pero solo en los países donde el desarrollo
industrial, y después el económico, ha sido alcanzado. Pero con las revoluciones
industriales la situación ha cambiado drásticamente; la transferencia de tecnología
también multiplicará las oportunidades de las élites locales para enriquecerse. No
es por casualidad que grandes fortunas sean amasadas precisamente en los
países subdesarrollados, donde la acumulación se presente de forma brutal,
puesto solo se dejan llevar por una razón instrumental, olvidándose de sus países
convirtiéndose unos vende patrias. El primer indicio del descubrimiento en cuanto
a la liberación práctica de la energía nuclear fue el resultado de muchos años de
investigación teórica y empírica. Esta energía tenía un gran potencial para el bien
común. Pero lo primero que conocieron los pueblos sobre este avance, fue la
noticia de la destrucción de Hiroshima con la bomba atómica; un espléndido logro
de la ciencia y la tecnología se había vuelto maligno. Y la ciencia comenzó a
identificarse con la destrucción y la muerte.
El admitir que esta imagen de la ciencia, fue merecida me resulta doloroso.
La decisión de tirar la bomba atómica sobre esa ciudad japonesa, y la
subsiguiente creación de enormes arsenales nucleares, la tomaron los gobiernos
en base a percepciones militares y políticas. Después del colapso del comunismo
y la desintegración de la Unión Soviética, desapareció toda justificación para tener
armas nucleares. La búsqueda de su eliminación total podría reanudarse. Pero las
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potencias todavía se aferran a sus armas con tenacidad. El desarme no es sólo un
deseo ardiente del pueblo, también es un compromiso legal asumido por los
estados nucleares oficiales. Pero sus declaraciones no corresponden para nada
con sus políticas.
Los científicos tienen el sagrado deber de trabajar a favor de una vida
holística y saludable para las personas; sin embargo, la mayoría se han rebajado y
sirven solamente a esta sociedad de consumo promocionando sus productos cada
vez más nocivos e innecesarios que nos alejan de nuestro verdadero propósito en
la vida. Resulta vergonzoso que sociedades caracterizadas por un sin número de
necesidades básicas insatisfechas inviertan en tecnología de guerra antes que en
las de paz y desarrollo, más grave aún cuando los poderosos capitales de algunos
países están dedicados a financiar la producción de armamentos de exterminio
masivo, y peor que cuenten con el apoyo de personal científico altamente
calificado, colocando peligrosamente a la Ciencia en contra del desarrollo humano
sostenible.
Es preciso reconocer entonces en la Ciencia, algo más que un producto de
destrucción. Y ante el desfile interminable de tanques, armas dotadas con rayos
láser, biológicas, químicas, nucleares, gases de todo tipo, armas nucleares, entre
otras, debemos empezar una amplia campaña de difusión y exaltación de
aquellas tecnologías, que indudablemente han contribuido a elevar la calidad de
vida sobre el planeta cuya lista afortunadamente es interminable. Resaltando
entre ellas las tecnologías verdes, instrumento fundamental para la
implementación del paradigma de sostenibilidad ambiental que presupone la
orientación del desarrollo tecnológico, hacia su humanización como elemento
competitivo fundamental en el desarrollo actual.
De allí la importancia de incursionar en líneas de investigación estratégicas,
tal es el caso de la producción alternativa y diversificada o la reconversión de las
economías de escala en manufacturas flexibles en el área industrial, además del
rescate cultural de las tecnologías autóctonas. A manera de conclusión, podemos
afirmar que la Ciencia sea para la vida o para la muerte es poder, poder del que la
produce y maneja sobre el que la recibe y aplica. Los gobiernos ya sean con
modelos Capitalista o Socialistas han caído en una peligrosa tergiversación del
verdadero sentido de la ciencia ya sea como instrumento vital de paz, progreso
social y desarrollo generalizado, y al convertir la producción de tecnología militar
en prioritaria, amenazan cada vez más nuestro proyecto de civilización, y lo peor
es que no viviremos para saber quiénes fueron los vencedores.
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