ECONOMÍA I CAPITULO 1 Realidad económica y ciencia económica La Economía va penetrando en la vida íntima de los pueblos, sin saberlo ellos mismos, sin quererlo, y a veces oponiéndole una porfiada resistencia. Sus necesidades existen, y es pueril cuestionar si sería mejor que no existiesen. Van siempre con él, y no hay posibilidad de que las contemple impasible y sin poner en ejercicio las facultades que ha recibido para satisfacerlas. La ciencia económica las estudia, y examina los medios de hacer cesar el sufrimiento que nos hacen sentir. Suponer que su estudio es inútil o indiferente, es suponer también que lo es el estudio del ser humano, de su desenvolvimiento y de la acción de sus facultades sobre la materia y el espíritu. El ejercicio de éstas para la realización de los fines de la vida no puede ser irracional o arbitrario: tiene que estar sujeto a leyes conformes a su naturaleza. Negar esta verdad de sentido común, es fingir un hombre fantástico o imposible. Nuestro examen de la economía, en este curso, se apoyará en un postulado básico: hay condiciones propias de la naturaleza del hombre que dan origen a una forma especial de comportamiento que llamaremos comportamiento económico. Será la base fundamental de este capítulo analizar la naturaleza de la ciencia económica, como así también proporcionar una breve introducción a los principales problemas económicos. Dicho estudio se aborda bajo el principio de escasez y se presentan las características y clasificación de las necesidades, como así también de los bienes. Se hace distinción entre recursos humanos y materiales como componentes de los sistemas económicos y de ellos se derivan los factores productivos. Se conceptualiza el costo de oportunidad y se prioriza el análisis de los interrogantes de la economía. Contenido 1. 2. 3. 4. 5. 6. Introducción Necesidades y bienes El principio de escasez, producción y costo Problemas económicos básicos El circuito económico Metodología económica Instituto La Santísima Trinidad Prof.: Cr. Elio Carro Economía I 1. Introducción Nociones preliminares Se da el nombre de Ciencia a un conjunto sistemático de conocimientos, Arte a la disposición (habilidad) para hacer alguna cosa y Técnica al conjunto de procedimientos para llevar a cabo una ciencia o arte. Existen varias clasificaciones de Ciencia, según distintos puntos de vista. Según el origen de nuestros conocimientos, la Ciencia puede dividirse en tres partes: 1. 2. 3. Ciencia de los conocimientos sensibles o experimentales: Historia. Ciencia de los conocimientos supra-sensibles o racionales: Filosofía. Ciencia de los conocimientos armónicos o aplicados: Filosofía de la historia. Dejemos de lado la primera y la última, porque no conducen a nuestro objeto, y limitémonos a examinar la segunda, o sea, la Filosofía. Se llama Filosofía a la ciencia de los principios, de la esencia eterna de las cosas. La Filosofía admite, a su vez, varias divisiones y/o clasificaciones. Una de ellas es la Psicología Esta parte de la Filosofía, llamada Filosofía del Espíritu, como es la Psicología, se subdivide a su vez en las tres ciencias siguientes: 1. 2. 3. Filosofía del pensamiento: Lógica. Filosofía de sentimiento: Estética. Filosofía de la voluntad: Ética. De esta última rama de la Filosofía nacen tres ciencias, que son enumeradas por su orden jerárquico. La Moral, el Derecho y la Economía. En la Ética, pues, en la Psicología y en la Filosofía es donde debemos buscar ─y así vamos a hacerlo─ las raíces de la Ciencia Económica. Adam Smith es considerado el padre de la economía. ¿Fue acaso el primero que escribió sobre este tema?. No, muchos lo habían hecho antes. Smith nació en Escocia en el año 1723 y murió en 1790; en 1776 publicó el libro más famoso de la historia de la economía: Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones ─más conocido por su forma abreviada: La riqueza de las naciones─. Ese voluminoso trabajo es considerado el primero que establece la economía como una disciplina autónoma, de ahí que decirle a Adam Smith “padre de la economía” no es tan desacertado. Hasta entonces muchos habían escrito sobre cuestiones económicas, pero la economía como tal no era considerado como una ciencia autónoma, sino, como vimos, formando parte de la ética, de la psicología y de la filosofía. No sorprende, pues, que los primeros “economistas” eran en realidad Filósofos, que además de estudiar la Economía, también ensayaban sobre Moral, Teología, Ética, Derecho, etc, siendo que todas estas ciencias estudian los mismos “hechos”: las acciones de los individuos. Sólo que lo hacen desde distintas perspectivas. 2 - 4º Año Capítulo 1: Realidad económica y ciencia económica Por ejemplo, frente a una acción determinada, la Ética busca establecer si ella ─la acción─ es buena o mala; el Derecho, si se encuentra dentro de determinados parámetros legales establecidos y la Economía, si responde a ciertos criterios lógicos y conscientes para alcanzar los objetivos de las personas, cualquiera sean éstos. El libre albedrío Decíamos, entonces que la ética y la economía estudian las acciones deliberadas de las personas, ya que aquellas que son meros actos reflejos o fruto del inconsciente constituyen la materia del estudio de filósofos y psicólogos. La ética y la economía parten de un fundamento común: somos libres de decidir las acciones que queremos realizar. Aunque esta aseveración ha motivado más de dos mil años de debate filosófico, y los filósofos dirán que ésta no es una disputa zanjada ─es decir, terminada─ y que aún existen muchas dudas de que seamos realmente “libres” para decidir. De cualquier manera, usamos la razón para tomar decisiones y ésta es el gran instrumento que tenemos para ayudarnos en este mundo. El ser humano no posee un piloto automático que lo guíe, sino que está obligado a elegir y a decidir, y para ello debe razonar. Los animales, en cambio, se guían por el instinto, por eso no les atribuimos responsabilidades éticas, no decimos “qué mal estuvo esa araña en comerse a esa mosca”, no concebimos que haya una ética de los animales. Tampoco existe tal cosa como una “economía de los animales”, y aunque algunos hayan querido encontrarla en las grandes obras que realizan las hormigas en los hormigueros o las abejas en los panales, no existe allí “acciones conscientes y deliberadas”, sino programadas por los instintos: no es posible imaginar a una hormiga frente al dilema de trabajar o irse a la playa, o a una abeja que decida no colaborar en el panal porque piensa que la abeja reina no fue elegida democráticamente. No hay “elección racional”, que es lo que estudia la economía. Individualismo metodológico De la existencia del libre albedrío se desprende el “individualismo metodológico” que rige nuestra disciplina. En términos simples, significa que siempre comenzamos nuestro análisis con las acciones individuales. Los seres humanos pueden tomar decisiones solos o en conjunto con otros, pero en todos los casos las acciones que se realizan, las decisiones que se toman, son individuales. Cuando decimos “la hinchada de Chacarita gritó un gol”, utilizamos una forma abreviada para expresar que José, Pedro, Raúl y otros que se encontraban viendo el partido gritaron “gol”, pero no existe un ser “hinchada” con existencia independiente de los individuos que la componen, y de hecho el grito de la llamada “hinchada” es la suma de cada uno de los gritos individuales. Los economistas también hacen un uso particular del lenguaje cuando utilizan términos como “la demanda”, “la oferta”, “los productores”, “los consumidores”, “los ahorristas” y muchos otros, pero se trata tan sólo de una forma de clasificar distintas acciones de individuos, siendo éstos los que deciden demandar, ofertar, producir, consumir o ahorrar. Entonces, la acción es siempre obra de seres individuales. Los entes colectivos operan, ineludiblemente por mediación de uno o varios individuos. Y es a partir de ellos que debemos iniciar nuestro estudio, que luego podremos ampliar abarcando grupos sociales más grandes, de distinto tipo, para tratar de comprender cómo se forman o cómo desaparecen, cuáles son sus estructuras y cómo funcionan. 4º Año - 3 Economía I 2. Necesidades y bienes La observación demuestra que el perfeccionamiento de la naturaleza humana, fin de la ciencia económica, no se verifica en una época, en un período de tiempo determinado. El hombre no alcanza nunca su bienestar enteramente: cualesquiera que sean la, edad, la hora, el instante de su vida en que se consulte a sí mismo, encontrará que carece de alguna cosa, que le falta algo, para perfeccionarse, como quiera que siempre es imperfecto. De aquí una tendencia, una inclinación a realizar sucesivamente todo lo que no ha sido realizado todavía, todo lo que conviene a nuestro bienestar, todo lo que exige el desarrollo de nuestra naturaleza. Esta inclinación a completarse, que en los seres inferiores aparece como instinto, es decir, como aspiración inconsciente, y en el hombre como deseo, toma el nombre de necesidad cuando tiene por objeto lo que debe realizarse desde luego en la vida, lo que es más urgente e indispensable para nuestro perfeccionamiento. De manera que necesidad, en el sentido económico, no es más que la sensación interna que nos advierte lo que en un momento dado debemos hacer para perfeccionar nuestro bienestar. Esta definición aleja toda idea de capricho, de pasión grosera, de apetito brutal, sensaciones que, exigiendo una satisfacción contraria a nuestro bien individual, no pueden confundirse con las necesidades, no pueden llamarse tales, o al menos considerarse como legítimas y económicas. Consideradas con amplitud, las necesidades abarcan el amplio universo de la condición humana. Nuestro cuerpo está de tal modo constituido, que tenemos que alimentarle periódicamente, preservarle de la intemperie, defenderle de una multitud de seres dañinos que por todas partes le cercan. La nutrición, el vestido, la defensa, son, pues, las primeras necesidades del hombre. Satisfechas éstas, podría en rigor vivir, pero con una vida incompleta, con la vida del instinto, que le es común con los demás animales. Para que viva del todo, para que su organización ejerza todas las funciones a que la ha destinado la Naturaleza, es preciso que reciba continuamente impresiones nuevas, que las compare, que las formule en juicios y conocimientos; en una palabra, que cultive su inteligencia. Ilustrarse, aprender, adquirir ideas, son, pues, otras tantas necesidades a que el hombre está sujeto. Pero aún no le basta para cumplir su destino la satisfacción de esas necesidades: todavía siente las de dar cariño y apoyo a los seres que engendra, ejercitar su simpatía en los demás hombres, en el suelo que le vio nacer, y hasta en las criaturas inferiores y los objetos materiales que le rodean, embellecer su morada y su propia persona, venerar, por último, una causa superior, un Ser Supremo, un Dios, principio y fin de todo lo existente. Es, en suma, otra necesidad del hombre amar a la Divinidad, a la familia, a la patria, a sus semejantes, a la Naturaleza misma. Necesidades físicas, intelectuales y morales, hijas del cuerpo, de la inteligencia y de la sensibilidad: he aquí uno de los elementos de la organización humana, considerada económicamente. No hay hombre alguno que no esté sujeto a todas y cada una de esas necesidades, que no necesite mantenerse, conocer y sentir, so pena de dejar de ser hombre. Las necesidades no constituyen tampoco para cada individuo una cantidad fija e inmutable. El hombre apenas abrigado ya quiere luego tener una casa. Una vez vestido, desea adornarse. Ni bien satisfechas las exigencias del cuerpo, aparecen las del estudio, la ciencia, el arte, que abren a sus aspiraciones un campo ilimitado. El hábito de gozar ciertas comodidades concluye por hacerlas imprescindibles, y convierte en necesario lo que antes era superfluo. Este carácter progresivo de las necesidades es la mejor garantía de nuestro perfeccionamiento. Nada estimula tanto la actividad humana como la necesidad: los pueblos y los individuos que tienen pocas 4 - 4º Año Capítulo 1: Realidad económica y ciencia económica necesidades viven en el ocio, en la miseria y la ignorancia; por el contrario, allí donde las necesidades son numerosas e intensas, la industria prospera, se goza de un gran bienestar, y la civilización florece. La graduación de las necesidades pertenece, sin embargo, al dominio de la conciencia, y no hay autoridad exterior o ajena alguna que pueda calificar su intensidad e importancia. Al individuo, árbitro y señor de sus propios destinos, en virtud de la libertad que le ha deparado la Providencia, es a quien toca, bajo su responsabilidad y con el auxilio de su razón, ordenar y regularizar la satisfacción de cada una de ellas. En esta satisfacción consiste precisamente el bienestar. Y serán ciertos recursos los que se han de encargar de satisfacer esas necesidades. En general, nos referimos a los recursos humanos, concebidos éstos como facultades físicas, intelectuales y morales; recursos naturales, puestos a disposición por el globo terrestre en su estado simple y nativo; y los recursos fabricados por el hombre, considerados aptos para satisfacer necesidades y que generalmente se los denomina “bienes y/o servicios”, que resultan luego de un proceso de producción. Existe una clasificación de bienes y/o servicios que delimita el campo económico: 1. Libres: Son los que se obtienen sin esfuerzo, sin sacrificio, y satisfacen las necesidades sin que requieran ningún proceso de transformación. Por ejemplo, la luz diurna, el sol, el aire, el agua de mar, de río o de lluvia. No son de interés para el análisis económico. 2. Escasos: Son los que se encuentran en cantidad limitada y necesitan algún tipo de transformación para satisfacer una necesidad. Son de interés para el análisis económico. La acción humana Como hemos visto, los individuos realizan acciones para satisfacer sus necesidades, ya que éstas no se resuelven en forma automática. En el mundo real, los recursos son escasos, la supervivencia no está asegurada y es necesario actuar. Actuar es, entonces, emplear ciertos medios para alcanzar ciertos fines y, en general, uno de esos medios suele ser el trabajo. Para tratar de comprender mejor esto, consideremos una situación en la que las necesidades estuvieran cubiertas y no fuera preciso actuar. El siguiente es un relato del libro Cuentos de Calleja. Don Saturnino Calleja era español, y en el año 1876 creó en Madrid una editorial por medio de la cual publicó una enorme cantidad de cuentos infantiles, algunos de autores muy reconocidos, otros, corno el que aquí se incluye, anónimos, pero de gran popularidad. El que quiero contarles se llama “Volver de Jauja”. Abrió los ojos Juanito, bostezó; estiró los brazos, e incorporándose en la cama, dirigió una mirada soñolienta al balcón de su alcoba. Bah! —exclamó—. Aún falta para la hora del chocolate. Metió nuevamente los brazos bajo las mantas, cerró los ojos y se volvió a dormir. ¿Y a todo esto diréis quién es Juanito?. Pues es un muchacho perezoso hasta el extremo de que, si pudiera, no mascaría los alimentos para evitarse trabajo. Solía levantarse a las once del día en todo tiempo, aunque no hubiera amanecido. —Tú debías haber nacido en Jauja —le decían sus padres. —¿Y qué pasa en Jauja, papá? —Que allí no hay que molestarse para nada. ¿No has leído la descripción de ese país maravilloso en las aleluyas? —Si pero creí que era una broma. —Pues mira, cualquiera que se lo proponga, llega a Jauja. Otro día te explicaré cómo se hace el viaje. 4º Año - 5 Economía I El niño quedé pensativo y al día siguiente preguntó en la calle a unos transeúntes por dónde se iba a Jauja. —Ya se conoce que no eres tonto —le dijeron—; pero una cosa es querer ir y otra llegar. Toma la calle de Toledo abajo, sigue el camino de Carabanchel y allí cerca tienes a Jauja. El muchacho echó a andar y paso tras paso llegó a Carabanchel, pasó a Leganés y siguió andando, aunque nadie le dio señas del sitio en que se encontraría aquella tierra maravillosa. Al contrario, todos se reían de la infelicidad del chico y lo abandonaban a su suerte. Cansado de caminar Juanito se recostó en una cuneta del camino y allí quedó dormido a pierna suelta. Cuando despertó por la mañana, bien entrado el día, se encontró sobre una blanda alfombra de musgo, que tenía debajo muelles como los colchones. Se levantó pesadamente de su cómodo lecho y al tender la vista a su alrededor se le presentó un extraordinario espectáculo. Unas casitas de un solo piso, blancas como la leche y con el techo rojo como la sangre, se extendían en filas, firmando una especie de pueblo, con su plaza en el centro y todo. Aquí y allí se veían acostadas por el suelo multitud de personas. Juanito se acercó a una de ellas, admirado de que estuviera tan quieta y tuviese, sin embargo, los ojos abiertos. Cortésmente le preguntó: —Caballero, ¿quiere usted hacerme el favor de decirme por dónde se va a Jauja? —En ella estás, y ya se conoce que eres recién venido. —Contestó el interpelado bostezando—. Aquí no se acostumbra moverse de la cama sino a las horas de comer y no siempre, porque hay ocasiones en que la comida viene ella sola a nuestra boca. Repara en las casas, que, dicho sea de paso, no sirven para nada. Son de turrón las paredes y los tejados de caramelo; los árboles, en fin, ya me he molestado bastante y estoy rendido, y eso que en Jauja me llaman el incansable. —Pues ya ve usted; en mi casa me llaman perezoso, y me parece que soy el más diligente de todos ustedes— dijo Juanito, y separándose de su interlocutor comenzó a recorrer las calles de la población. Para cerciorarse de que las casas eran de turrón, dio tres o cuatro lametones en las paredes y alguno que otro bocado en las ventanas; el suelo estaba entarugado con pastelillos de hojaldre y el campo estaba cubierto con árboles de guirlache, cuyas hojas eran de riquísimo cabello de ángel. En cuanto a los pájaros, todos estaban ya guisados, unos con tomate, otros en salsa; sobre una piedra se veía un faisán trufado y trinchado, que gritaba de vez en cuando: —Estoy con trufas! ¡A la rica trufa! Y tenía clavado el tenedor para que no costase comerlo sino el trabajo de llevarse los trozos a la boca. Juanito estaba maravillado y continuaba su excursión. Los pavos, las perdices, gallinas y demás gente ordinaria lanzaban desde sus platos algún alón, muslo o pechuga, gritando en tono lastimero: —¿No hay quien se lo coma? Más adelante llamó su atención un ruido de tambores y cornetas. Creyó que pasaba un regimiento y se adelantó al sitio donde el estrépito partía. Júzguese su sorpresa al ver que lo que tal barullo armaba era un inmenso depósito de juguetes, en el cual los tambores redoblaban solos, sonaban las cornetas, mugían unas vaquitas de esas que mueven la cabeza, halaban unos corderitos de blanquísima lana, corrían los velocípedos y los caballitos de máquina, andaban por estrechas vías unos trenes de vapor y otros eléctricos con sus estaciones, sus puentes y sus túneles, en un estanque de almíbar corrían unos barquitos de cuerda haciendo mil caprichosas evoluciones; en fin, que aquello era el delirio para el muchacho. Descolgó de un clavo un precioso uniforme de marina, con su sable y su gorra, y al ponérselo vio con sorpresa que se le ciñeron el pantalón y la levita, quedando a la medida; empuñó después una corneta, se montó en un blanco caballo de tornillo y comenzó a pasearse. 6 - 4º Año Capítulo 1: Realidad económica y ciencia económica Apenas hubo recorrido cien metros cuando tropezó con una especie de bombo que había en el suelo; era el vientre de un habitante de Jauja, que por no molestarse ni se quejó del topetazo. —Usted perdone —dijo Juanito. Pero el otro siguió durmiendo del lado a que le volviera el encontronazo. Miró el muchacho a su alrededor y no vio sino barrigas abombadas que se destacaban sobre la hierba; eran los habitantes de Jauja, que dormían o velaban sin moverse del sitio en que cayeron a su llegada al país. De vez en cuando sonaba algo así como un trueno; era un jaujense que reventaba de gordo y el suelo se lo tragaba, sin duda porque tenía apetito. Montado en su caballo y marchando con una velocidad de cuatro varas por hora, sin temor a romperse las narices, siguió Juan su camino admirando las novedades de aquel maravilloso país, hasta que, fatigado, se acercó al primero que vio con los ojos abiertos y le dirigió varias preguntas. El interrogado lo miró sin pestañear y no le contestó hasta que, cargado Juanito, le abrió la boca y le tiró la lengua; entonces el jaujense hablo de esta manera: —Gracias abierto boca, pegados tenía labios, lengua paralizada. Con unos zorros de juguete tuvo que limpiarle Juanito el polvo de azúcar que le tapaba la boca y las narices, y el de Jauja siguió, en estilo telegráfico hablando así: —Aquí no nos movemos para nada; esta es la tierra de los holgazanes, pero es tanta la comodidad, que no disfrutamos. Todo está a la mano, mas por no extenderla, nada tomamos, y gracias a que esta tierra despide un vapor alimenticio que nos nutre. Cada cual elige para dejarse caer el sitio que más le agrada porque, una vez en el suelo, no hay fuerza humana que lo levante. Allá abajo, muy lejos, lo menos a veinte varas de aquí hay una porción de ríos que en vez de agua llevan Jerez, Champagne, Burdeos, Rioja y manzanilla, sin contar el moscatel, el Madera, el Rhin, la malvasia y unos arroyuelos de Benedictino, Chartreuse y aguardiente que viene del propio Cazalla y de Chinchón. Pues allí duermen los borrachos con la cabeza metida en las corrientes de líquido. ¿Crees que son felices? Pues cuando se les pasa el mareo darían cualquier cosa por huir de Jauja, pero no tienen fuerza para moverse y allí siguen castigados por su propio vicio. Los golosos tienen la boca metida en tremendos estanques de arroz con leche, en fuentes de batatas o de riquísimas jaleas, el empacho los mata; cáusales asco el dulce, pero siguen condenados a comerlo, y es ése el más terrible suplicio. Los glotones, con la boca abierta, reciben sin cesar lonchas de jamón y pavos trufados, paellas inacabables y cuanto el gastrónomo más refinado pudiera adivinar. Ellos quisieran cerrar la boca, pero no pueden, y víctimas de la gula, preferirían la abstinencia y darían cualquier cosa por no tener que comer. Y, en fin, los perezosos que no nos movemos ni aun para comer, daríamos algo por que nos azotaran todos los días para hacernos levantar; pero como ves, la pereza nos mata, perdemos el uso de nuestros miembros y engordamos de tal suerte que estallamos como petardos al año o cosa así de vivir en Jauja. A mí apenas me quedan quince días de vida. —¡Caramba! —dijo el chico—. ¿Conque si me acuesto estoy perdido? —Sin género alguno de duda. —¿ Dónde esta aquí la iglesia, para rogar a Dios? —¿ Cómo quieres que haya iglesia en la ciudad de los vicios? Cayó de hinojos Juanito y, elevando su mirada al ciclo, dirigió al Todopoderoso la siguiente súplica: —¡Dios mío, volvedme a casa; haced que me zurren mis papás todo lo que puedan, que no me den chocolate, ni dulces, ni juguetes, pero que yo me vea en mi casita lejos de este pan endemoniado! Al despertar se encontró en su cama arrodillado y oyó el relo, que daba las siete de la mañana. Saltó del lecho, se vistió rápidamente y saliendo al comedor con gran sorpresa de todos, dijo a sus papás: 4º Año - 7 Economía I —En adelante no necesitaré que me despierten; seré bueno y laborioso, y si alguna vez no lo fuera para castigarme no tendréis más que decirme estas palabras: Acuérdate de Jauja. A primera vista, no parece que en Jauja los economistas tuvieran trabajo. En verdad, no parece que lo tuvieran tampoco otras profesiones, salvo moralistas, religiosos o filósofos que pudieran ayudar a sus habitantes a salir de ese dantesco infierno. ¿Existe un problema económico en Jauja? Por la somera descripción de Juanito, parecería que no; las necesidades humanas se satisfacen solas. Por lo menos, todas las de Juanito (comida, ropa y juguetes) parecen estar cubiertas. Observemos un detalle sumamente interesante: esos jaujenses gordos acostados panza arriba en el suelo. ¿Qué es lo que este cuento nos esta mostrando? Que cuando no hay necesidades a satisfacer no hay acción. Y cuando no hay acción no hay análisis económico. La base de la economía Son dos, entonces, los hechos fundamentales que proporcionan la base del campo de lo económico. Es imperativo que comprendamos plenamente esos dos hechos, ya que todo lo que venga detrás de nuestro estudio de la economía dependerá de ellos, de manera directa o indirecta. El primero: las necesidades del hombre son virtualmente ilimitadas. El segundo: los recursos con que cuenta para satisfacer esas necesidades son limitados o escasos. Llegado a este punto, es posible avanzar con dos conceptos referidos al objetivo general del estudio de la ciencia económica. Acto económico: Toda acción destinada a satisfacer necesidades. Economía: Ciencia que se ocupa del problema de utilizar o administrar recursos escasos, con vistas a alcanzar la máxima satisfacción de las ilimitadas necesidades de la sociedad. 3. El principio de escasez, producción y costo Los hombres deben adaptar un mundo inadaptado a sus necesidades. Es decir, si bien el mundo está hecho para el hombre, y a su vez le proporciona todos los medios para que éste crezca y se desarrolle, estos medios (que llamamos bienes) no están, en su origen, aptos para su utilización directa (a excepción de los bienes libres). Esta condición conforma lo que se conoce como el principio de escasez. La "escasez" es un concepto relativo, en el sentido de que existen bienes que no se encuentran naturalmente provistos aptos para su utilización directa en la satisfacción de necesidades. Los bienes escasos son los que determinan el principio de escasez. En tanto no haya escasez no es necesaria la actividad económica, por ello suele decirse que el principio de escasez es generador de la actividad económica, pues ésta existe en la transformación, administración y empleo de los bienes escasos o económicos. La escasez condiciona la vida individual y social, y obliga a resolver un problema de elección, típico de las decisiones económicas, para utilizar de la mejor manera los bienes escasos disponibles. Dicha 8 - 4º Año Capítulo 1: Realidad económica y ciencia económica elección se realiza según la utilidad que poseen los bienes. Es decir la capacidad que tienen, o se les atribuye, de eliminar necesidades, ya sea por la condición de la cosa misma, por los gustos o por ciertas preferencias subjetivas. En cuanto escasez significa necesidad de adaptación, es necesario que se dedique parte de los recursos disponibles al proceso de transformación de otros recursos para adecuarlos a la satisfacción de necesidades. Esta actividad es lo que llamamos producción. En un sentido amplio la producción comprende todos los procesos necesarios para llegar los bienes y/o servicios a manos de los consumidores. Se denomina "producción" al proceso de transformación de ciertos recursos, denominados escasos, para adecuarlos a la satisfacción directa de necesidades. Si la producción es la manera que tiene el hombre de enfrentar la existencia de necesidades que no puede satisfacer con bienes libres, es entonces consecuencia de la escasez. El costo es también una expresión de la escasez y se asocia estrechamente a la producción. Ahora bien, ¿qué es y cómo se mide el costo de un bien? Habrá que considerar los materiales que entran en su composición, más otros recursos necesarios como maquinarias, combustible y tiempo de trabajo humano. El economista no está interesado en los pagos realizados para adquirir esos factores, sino en la consecuencia de que los recursos son escasos. Advierte que cuando se elige utilizar recursos escasos en la producción de un bien determinado, la decisión implica que se pierde la posibilidad de emplear esos recursos en cualquier otra ocupación alternativa. Y eso significa que, al producir un bien, simultáneamente, en forma explícita o implícita, se renuncia a disponer de cualquier otro bien que se pudiera haber obtenido con esos mismos recursos. El costo monetario de producción de un bien, es materia de la disciplina contable. En economía se entiende precisamente como costo, el sacrificio o pérdida de la oportunidad de un uso alternativo. Allí precisamente surge el concepto de costo de oportunidad. Se denomina "costo de oportunidad" al valor de los bienes en el mejor empleo alternativo de un recurso escaso. 4. Problemas económicos básicos Al trasladar estos principios generales al estudio del funcionamiento de la economía, no se buscan reglas prácticas para resolver problemas individuales, sino pautas para la reflexión crítica sobre la eficiencia y el sentido de ese esfuerzo. La racionalidad económica es el punto de comparación. Podemos entonces criticar desde el punto de vista de la racionalidad la producción de bienes superfluos o nocivos, o el empleo ineficiente de los recursos, o un funcionamiento de la economía apoyado en la injusticia social o la falta de libertad. Y ese juicio como se ha visto, incluye criterios meramente técnicos y juicios de valor referidos a la naturaleza de la vida social y del fenómeno económico. Como nos interesa la actitud voluntarista del hombre en el mundo económico, seguiremos este análisis observando algunas decisiones sociales aplicadas a problemas económicos: 4º Año - 9 Economía I • ¿Qué y cuánto producir?: El proceso productivo genera un volumen de bienes disponibles socialmente para usos alternativos. En cada período se toman decisiones sobre qué mercaderías y servicios producir, y en qué cantidades, sujeto a la restricción de que, dada la técnica, el volumen de recursos escasos disponibles determina un límite de producción máxima alcanzable, es decir, el volumen total de bienes potencialmente utilizables para satisfacer necesidades. • ¿Cómo producir?: Este tipo de decisiones se refiere a la organización del empleo de los recursos de la manera más eficiente, a fin de alcanzar los objetivos propuestos. Como en general la producción de un bien admite utilizar diferentes técnicas o combinaciones de factores, la elección adecuada será la que permita lograr un cierto resultado con el costo de oportunidad más bajo posible. • ¿Para quién producir?: Otro tipo de decisiones determina la manera en que se reparten los bienes escasos generados en la economía. En parte depende de los ingresos de los individuos, que representa capacidad para adquirir bienes. También el Estado quita parte de esa capacidad, mediante el cobro de impuestos, gastándola en bienes que son necesarios para su funcionamiento, redistribuyéndola mediante pensiones y subsidios, o proveyendo bienes gratuitamente. La descripción de estas formas de decisión es coherente con el planteo anterior de que la economía implica la exigencia de asignación de recursos escasos para satisfacer necesidades alternativas. Por lo tanto, a la descripción de los tipos de decisiones debe seguir naturalmente la pregunta de cuáles son los criterios de decisión, y ésta se responde haciendo referencia a la racionalidad, que supone la consideración de fines y medios. Y se advierte nuevamente que la significación de los conceptos que manejamos depende de criterios de valor, para la definición misma de las necesidades, y por lo tanto el reconocimiento de algo como “bien”. 5. El circuito económico En esta sección se analizará con más detalle el hecho mencionado que la economía no es un fenómeno referido a acciones de sujetos aislados, sino que se trata de interrelaciones entre los individuos en el sistema económico. Para ello utilizaremos un esquema sencillo conocido como el circuito económico simple. A fines de presentar de manera simplificada el funcionamiento de la economía resulta útil distinguir entre dos clases de sujetos económicos: aquellos que toman decisiones relacionadas a la producción y los que utilizan los bienes producidos para la satisfacción de las necesidades de consumo. Denominaremos “Sector Empresa” a las unidades de producción. Estas toman dos tipos de decisiones: por un lado contratan los servicios de los factores de la producción (alquiler de equipos, inmuebles, trabajo, insumos intermedios, materias primas), y por el otro producen bienes y servicios combinando los anteriores. El “Sector Familias” por su parte debe tomar decisiones sobre la composición de su consumo de bienes y servicios, y la manera de emplear los recursos que disponen para poder obtener el ingreso que les permitirá realizar los gastos de consumo. El siguiente esquema muestra las relaciones que se establecen entre estos sectores y cómo se coordinan a través del funcionamiento de los mercados de bienes y factores productivos. 10 - 4º Año Capítulo 1: Realidad económica y ciencia económica Mercado de Bienes y Servicios de Consumo (3) Ingreso de las empresas ($) Px Dx Gasto de las familias ($) Ox Oferta de Bs. y Serv. de Consumo (2) Demanda de Bs. y Serv. de Consumo Qx SECTOR EMPRESA SECTOR FAMILIAS Px Dx Ox Demanda de Serv. de los factores (4) Oferta de Serv. de los factores Pago por servicios de los factores productivos ($) Qx Ingreso de las familias ($) (1) Mercado de los Factores de la Producción Las corrientes indicadas con (1) y (2) muestran respectivamente el ingreso monetario que reciben las familias por el empleo de los servicios productivos y la manera en que este ingreso es gastado en la adquisición de bienes y servicios. La corriente (3) ilustra el hecho de que el gasto de las familias representa el ingreso que reciben las empresas por la venta de sus productos. Estos ingresos a su vez, son la fuente a través de la cual se financian los pagos a los factores de la producción que contratan y se representa en la corriente (4). Las líneas de punto muestran las contrapartidas reales de estos flujos monetarios. El gráfico insertado en la parte superior, ilustra la coordinación de las actividades de producción y consumo en los mercados de bienes. En la parte inferior, el gráfico del mercado de los factores productivos muestra de manera similar la coordinación entre la demanda y oferta de los servicios de los factores. 6. Metodología económica ¿Qué hacen los economistas? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué procedimientos emplean? Los economistas se ocupan de la deducción de principios económicos que sean útiles para la formulación de políticas destinadas a resolver problemas económicos. El procedimiento utilizado por los economistas puede resumirse como sigue: • En primer lugar, el economista debe recoger y cerciorarse de los hechos que sean importantes para la consideración de un problema económico específico. Este aspecto de su trabajo se denomina, a veces, economía descriptiva. 4º Año - 11 Economía I Esto puede suponer una tarea infinitamente compleja. El mundo de la realidad se compone de infinidad de hechos relacionados entre sí. Por consiguiente, el economista debe observar gran discreción al recoger los hechos. Debe distinguir los hechos económicos de los no económicos y determinar entonces cuáles de los hechos económicos son importantes y cuáles no lo son en relación con el problema específico que se esté considerando. • Después, el economista pone en orden su colección de hechos y los resume mediante la deducción de un principio, es decir, generalizando acerca de la forma como se comportan realmente los individuos y las instituciones. La deducción de principios partiendo de los hechos se denomina teoría económica o análisis económico. Un conglomerado de hechos es relativamente inútil, la mera descripción no es suficiente. Para que tengan sentido, los hechos han de ser sistemáticamente ordenados e interpretados, y sobre todo ha de formularse una generalización. Las teorías sin hechos pueden resultar estériles, pero los hechos sin teorías carecen de sentido. Los hechos (esto es, la forma como se comportan realmente los individuos y las instituciones) cambian con el tiempo. Esto hace que sea esencial que los economistas comprueben constantemente los principios y las teorías existentes frente al entorno económico cambiante. La historia de las ideas económicas está sembrada de generalizaciones relativas al comportamiento económico que una vez fueron válidas y luego quedaron anticuadas por efecto del curso cambiante de los acontecimientos. La elaboración de una teoría supone seguir los siguientes pasos: Definición de supuestos e hipótesis Proceso de deducción lógica Definición de predicciones de la teoría • Finalmente, el conocimiento general del comportamiento económico que proporcionan los principios económicos puede utilizarse luego en la formulación de políticas, es decir, remedios o soluciones para corregir .o evitar el problema que se está investigando. Este aspecto final se denomina economía aplicada o política económica. Microeconomía y macroeconomía Convencionalmente, el estudio de los fenómenos económicos se divide en dos campos: Microeconomía y Macroeconomía. Ambas tratan los problemas económicos desde ángulos diferentes. Debe quedar bien claro que la realidad económica es siempre una y única. Tanto la microeconomía como la macroeconomía abarcan el mismo fenómeno. La microeconomía estudia el proceso de decisión de empresas e individuos en los mercados. Las unidades objeto de análisis son los productos, consumidores, trabajadores, etc, e interesa la determinación de los precios, producción, venta y empleo a nivel de mercados individuales. La macroeconomía estudia el comportamiento y relación entre grandes agregados económicos, como el producto total de la economía, la tasa de inflación, el gasto público, el déficit gubernamental, etc. 12 - 4º Año