Los Filósofos Presocráticos.

Anuncio
Tema 1.
1.1
"EL INICIO DE LA FILOSOFÍA: EL PASO DEL MITO AL LOGOS Y LOS MODELOS DE
EXPLICACIÓN RACIONAL EN LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS.
Factores explicativos de los inicios de la Filosofía: el contexto geográfico, político-social y
religioso.
El contexto geográfico. Grecia es un país árido y montañoso, a excepción de algunos valles del interior
y de zonas costeras. Lo accidentado del terreno favorece que la población se agrupe en zonas costeras o
núcleos aislados. La única solución para un aumento de la población es la fundación de colonias ultramarinas.
Durante el siglo VII A.C., el auge del comercio hace que conecten diversas culturas distintas con
diferentes modos de entender la vida y la realidad, lo cual propicia que ciertas mentes comiencen a
cuestionarse los valores imperantes en su Polis: las explicaciones míticas-religiosas, etc. El contacto con otras
formas de vida hace que lo que se nos aparecía como cotidiano y natural, nos aparezca ahora como algo
esencialmente problemático.
El contexto social. La sociedad griega es una sociedad urbana, cuya principal actividad es el comercio
que naturalmente obliga a un intercambio de costumbres y formas de vida. La "Polis" favorece la división del
trabajo, y esto deja mayor tiempo libre, tiempo que se dedica a la reflexión, al ocio, a la reconsideración. Por
sus muchos contactos , por ser un punto de encuentro o encrucijada de caminos, por su forma de organizarse
social y culturalmente, la Grecia Asiática (Jonia) se constituyó en el lugar ideal para el nacimiento de la
Filosofía.
Los aspectos religiosos y míticos influyen también en el desarrollo filosófico; la religión griega,- frente a
la egipcia - no tenía un estamento, una casta sacerdotal que estableciese y mantuviese una ortodoxia doctrinal,
ni que viviera a costa del pueblo, o a costa de los tributos para sacrificios a los dioses. La religión griega es
más popular, más abierta e incluso más respetuosa con otras religiones. Incluso tenían un templo dedicado al
dios desconocido, y aceptaban las divinidades de las otras religiones como verdaderas, cosa que por ejemplo,
la religión egipcia no admitía.
La religión griega estaba basada en una serie de leyendas míticas. La explicación mítica como la
filosófica responden a una misma necesidad: la que siente el hombre de saber dónde está, de entender
el por qué de las cosas. La diferencia entre ambos tipos de explicación radica en la respuesta; la respuesta
mítica es imaginativa, y se basa en la creencia ciega, la filosófica es racional, y se basa en la demostración.
El mito es una leyenda explicativa, con tintes poéticos que recurre a un elemento exterior a la propia
"physis" (naturaleza) y que por tanto da respuesta heterogéneas. La filosofía con la explicación lógica-racional,
da, o mejor dicho, intenta dar una respuesta homogénea, es decir, busca la respuesta dentro de la propia
naturaleza, dentro del mismo género que el hecho a explicar.
Si bien el mito explica el "fenómeno", da cuenta de lo ocurrido, no proporciona sin embargo información
alguna sobre la esencia del por qué. El mito es una información poética que nos narra la arbitrariedad de los
dioses, sus deseos, voluntades y caprichos. La explicación mítica depende de la arbitrariedad de los dioses, y
ésta es incognoscible.1
El paso del mito al "logos" supone que el hombre se hace dueño de su propio destino y alcanza la
libertad, pues se libera del capricho de los dioses y alcanza mediante su conocimiento y su razón las
más altas cotas del pensamiento libre de prejuicios. El paso del mito al logos es el paso de un
pensamiento atemorizado, encadenado a otra voluntad caprichosa e impredecible a un pensamiento
libre que no encuentra más límites que los que posee la razón por su propia finitud.
1
Para poder entender mejor lo que significa el “mito” podríamos comparar éste con la actual
superstición, o la creencia en la astrología, es decir, con la creencia en algo que existe por sí, independiente de
nosotros, pero que afecta a nuestra vida de tal manera que ésta se encuentra gobernada por aquello, sin que
nosotros no podamos hacer nada.
1
Los primeros pensadores que se pararon a observar la naturaleza vieron que en ésta puede
encontrarse cierta regularidad, cognoscible mediante la observación empírica, es decir, consideraron que la
naturaleza era un "cosmos", un orden, que se rige por la ley interna de la necesidad.
Los primeros filósofos entendieron por naturaleza (physis), dos cosas: a) naturaleza como totalidad de
lo existente, y b) naturaleza como esencia individual de los seres. Ahora bien, los seres individuales en función
de su diversa naturaleza, ocupan una determinada posición dentro de la Naturaleza. es decir, la Naturaleza es
un cosmos y los seres individuales están ordenados en función de la totalidad.
A los primeros filósofos les impresionó profundamente el hecho del cambio, del nacer y del crecer, de
la descomposición y de la muerte, la generación y la corrupción. La Naturaleza era considerada como algo
esencialmente dinámico, en constante movimiento. Pero aquellos hombres pensaron que debía haber algo que
permaneciese, ya que el cambio es el paso de alguna forma a otra. Había de haber algo primordial, algo que
fuera el soporte del proceso del cambio.
El hecho del cambio, del movimiento, les sugirió la noción de unidad, aunque, como dice Aristóteles, no
explicaron el movimiento. ¿Podría toda la naturaleza no ser más que una multiplicidad de estados diversos de
una sola sustancia, (de sub-stare, de lo que permanece de lo que está debajo de los cambios, de la apariencia
de cambio) ?.
Antes de responder veamos que aquí se establece una distinción importantísima para la filosofía
posterior. La distinción entre SER y APARIENCIA. Entre la "cosa en sí" y el "fenómeno". Pareja a esta
distinción corre otra , no ya dentro del ámbito ontológico, sino dentro del ámbito gnoseológico; es la que se
establece entre la razón, que nos muestra el SER, y los sentidos, que nos muestran los "fenómenos". Se
establece así dos formas de conocer: una empírica (conocimiento sensible) basada en los sentidos, y otra
racional, que es la reflexión intelectual sobre lo observado.
Volviendo a la pregunta anterior, hay que reconocer que la mayoría de los Jonios afirmaron la
existencia de ese elemento, de ese sustrato o sustancia primigenia, que es el soporte de todo cambio. Los
primeros filósofos difieren entre ellos al describirla, pero todos coinciden en que el sustrato original ha de ser
"material" . La unidad que afirmaron era sin duda una unidad material, pero también es una unidad impuesta
por el pensamiento. Los primeros pensadores estaban convencidos del imperio de la ley, de un orden en el
universo. Creían que el cosmos, la physis, no estaba sujeta al dominio desordenado y caprichoso de los
dioses, sino que existía un orden lógico que podía y debía conocerse.
1.2
LOS PRIMEROS INTENTOS DE EXPLICACIÓN RACIONAL: NATURALEZA Y REALIDAD.
Como hemos señalado antes los primeros esfuerzos de los primeros filósofos se encaminaron a
encontrar ese elemento "material" que diera razón de ser y explicase el por qué la realidad es así y no de otra
manera. Entre estos primeros filósofos destacan la Escuela Jonia, compuesta por Tales de Mileto,
Anaximandro y Anaxímenes.
Según la tradición, Tales fue el primer filósofo e investigador de la naturaleza. Nuestro conocimiento de
él depende de dos textos de Aristóteles, aquí el que nos interesa es lo que cuenta de él en la "METAFÍSICA"
(LIB a), donde dice:
"...La mayoría de los primeros filósofos creyeron tan sólo principios a aquellos que se dan bajo forma
de la materia; afirman que el elemento y principio primero de todas las cosas es aquel a partir del
cual todas las cosas existen y llegan por primera vez al ser y en el que terminan por convertirse
en su corrupción2...; porque tal naturaleza se conserva siempre... Tales el iniciador de tal tipo de
filosofía dice que ese elemento es el agua...tomando dicha suposición de la observación de que el
alimento de todas las cosas es húmedo"
2
Entiéndase esto como definición de "arjé"
2
Sabemos que la cita de Aristóteles es de oídas, es decir Aristóteles nunca leyó algún fragmento de
Tales dónde se afirme que el "Arjé" de todas las cosas sea el agua. Sin embargo la tradición filosófica acepta
como cierta la afirmación aristotélica, aunque ésta esté impregnada por el subjetivismo filosófico aristotélico en
cuanto a la noción de "principio". Parece ser, y es razonable concluir, que Aristóteles creyó que la mera
afirmación de que el mundo se originaba de agua era justificación más que suficiente para afirmar que era el
principio material o arjé con la implicación de que es un sustrato persistente. Es posible que Tales hiciera la
inferencia completamente nueva de que el agua es el constitutivo continuo de todas las cosas.
En resumen, la importancia de este pensador radica en que él fue el primero que planteó la cuestión
acerca de cuál era la naturaleza última , fundamental del mundo, y no en la respuesta que él diese de hecho a
tal pregunta. Además, se le otorga el rango y el honor principal de ser el primer filósofo porque es el primero en
concebir la noción de unidad en la diversidad, y de buscar un elemento explicativo racional.
Anaximandro es el primer filósofo de quien tenemos testimonios concretos de hizo un intento
comprensivo y detallado por explicar todos los aspectos del mundo de la experiencia humana. Al igual que
Tales , buscó Anaximandro el elemento primordial y básico de todas las cosas; pero decidió que se elemento
no podía ser ninguna clase particular de materia.
Anaximandro llegó a concebir que el elemento primero, el sustrato original, era "indeterminado" o
"indefinido". Este elemento primigenio fue llamado por Anaximandro "apeiron". "Apeiron" significa sin términos,
sin límites, sin definición.
Anaximandro supuso ciertamente que la materia original tenía una extensión espacial indefinida,
aunque tal vez expresó su idea diciendo que esta materia circundaba todas las cosas. Para Anaximandro la
materia original constitutiva del mundo era indefinida y no se parecía a ninguna clase de materia del mundo ya
formado; "apeiron" significaba lo especialmente indefinido" y era indefinido en especie porque no se identificaba
con el fuego, aire, agua o tierra.
Anaxímenes parece significar un retroceso con respecto a Anaximandro, pero en verdad esto dista
mucho de ser así: si en Anaximandro hay una preocupación filosófico/metafísica, en Anaxímenes hay una
preocupación que podríamos denominar "científica" y que se encuadra bajo la visión del mundo como un
viviente sujeto al nacimiento y a la muerte, y en consecuencia necesitado de un elemento, de una sustancia
orgánica; y como en todo ser vivo ese elemento es el aire.
A partir de aquí, hay que interpretar que para Anaxímenes la multiplicidad de lo real será interpretada
como un proceso físico operando en el mismo principio vital del aire. Explicitando además que la materia
originaria era la forma fundamental de los constitutivos del mundo diferenciado, puesto que llegó a manifestar
que podría convertirse en otros componentes por rarefacción y condensación.
Pitágoras puede significar un avance sobre los milesios, ya que más que preguntarse por el arjé, se
pregunta ¿Qué son las cosas?. Y la respuesta es que las cosas-todo es número.
Los pitagóricos abandonan el punto de vista físico y descubren una nueva realidad: el ente matemático,
en cuya función intentarán explicar la realidad entera. Se trata de indagar la ley (esencia) que lo haga todo
comprensible. Es la búsqueda de las relaciones aritméticas abstractas aplicadas a lo concreto.
Aristóteles nos dice en la Metafísica que los pitagóricos se dedicaron a las matemáticas, y que fueron
los primeros que hicieron progresar este estudio, y, que habiéndose formado en él, pensaron que sus principios
eran los de todas las cosas.
Los pitagóricos pensaban que la armonía del universo depende también del número. Según Aristóteles
todas las cosas les parecieron modeladas en toda su naturaleza según los números, y juzgaron que los
números eran lo primero en el conjunto de la naturaleza y que el cielo entero era una escala musical y un
número.
3
Los pitagóricos hablaron de la armonía cósmica. Y no contentos con recalcar la importancia de los
números en el universo fueron más lejos y declararon que las cosas son números porque toda realidad es
expresable matemáticamente, es decir, todo es medible, contable, etc.
¿Pero qué entienden los pitagóricos por número?. Aristóteles nos informa que los pitagóricos sostenían
que los elementos del número son lo par y lo impar, y que de estos elementos el primero es ilimitado y el
segundo limitado. La unidad procede de ambos pues es a la vez par e impar. Parece cosa clara que los
pitagóricos consideraron los números espacialmente: la unidad es el punto, el dos la línea, el tres la superficie,
el cuatro el volumen. Decir que todas las cosas son números significa que todos los cuerpos constan de puntos
o unidades en el espacio, los cuales cuando se les toma en su conjunto, constituyen un número.
Los pitagóricos consideraron las cosas como números y no sólo como numerables: transferían sus
concepciones matemáticas al orden de la realidad material. Puntos, líneas y superficies son por lo tanto, las
unidades reales que componen todos los cuerpos de la naturaleza, y, en este sentido, todos los cuerpos deben
ser considerados como números
Heráclito de Efeso
Pocos pensadores como Heráclito se han abocado con mayor interés al estudio de lo contingente y
natural; ha agotado en lo posible, dentro de la observación, las enseñanzas inmediatas que se desprenden del
cosmos. Y precisamente este conocimiento lo invita a formular luego lo que en lenguaje filosófico se
denominaría metafísica.
De Heráclito sabemos que era apodado como el "obscuro", debido a que su libro, titulado "Sobre la
naturaleza" estaba escrito intencionadamente de una forma obscura o enigmática para que sólo tuvieran
acceso a él los capaces de entenderlo y no fuera fácilmente despreciado por el populacho. Es cierto que sus
declaraciones son, con frecuencia, crípticas, probablemente intencionadas.
La mejor forma de aproximarnos al pensamiento de Heráclito es a través del análisis de sus
fragmentos, aunque esta tarea es ardua y difícil por la sencilla razón de que Heráclito no utiliza las categorías
de la lógica formal y tiende a describir la misma cosa bien como un dios, ora como una forma de materia, bien
como una regla de conducta, o como principio constitutivo físico de las cosas. Lo que si tenemos claro es que
fue más metafísico que sus predecesores jonios, y que se interesó menos por el mecanismo del desarrollo y
del cambio que por la realidad unificadora que les subyace.
Según Heráclito, él se consideraba como poseedor de una verdad muy importante sobre la
constitución del mundo, del que los hombres son sólo una parte. La gran mayoría fracasa en el reconocimiento
de esta verdad, válida para todas las cosas y accesible a todos los hombres, con tal de que se valgan de su
observación e inteligencia. Así lo expresa él en los siguientes fragmentos:
"...Siempre se quedan los hombres sin comprender que el logos es como yo lo describo, lo
mismo antes de haberlo oído que una vez que lo han oído; pues, aunque todas las cosas
acontecen según ese logos, se parecen los hombres a gentes sin experiencia, incluso cuando
experimentan palabras y acciones tales cuales son las que les explico, cuando distingo cada
cosa según su constitución y digo cómo es;..."
"Por tanto es necesario seguir lo común; pero, aunque el Logos es común, la mayoría vive
como si tuviera una inteligencia particular".
"Tras haber oído al Logos y no a mí es sabio convenir en que todas las cosas son una".
4
Según Heráclito, lo deberían reconocer es el Logos, que, tal vez debe interpretarse como la forma
unificadora o método proporcionado de disposición de las cosas. El sentido técnico de logos en Heráclito está
probablemente relacionado con el significado general de "medida", "cálculo". Sin embargo, traducir el sentido
técnico de Logos por términos abstractos como "fórmula", o "disposición proporcionada" es un tanto engañoso,
ya que es probable que concibiera al Logos como un constitutivo real de la cosas y, en muchos aspectos, es
coextensivo con el fuego, el constitutivo cósmico primario.
Decir que el Logos es un constitutivo real de las cosas significa que el Logos rige, ordena y unifica a la
physis y lo humano. El Logos rige la realidad porque es general, común a todos. Los hombres deberían
comprender la coherencia subyacente a todas las cosas. Ahora bien, ¿cómo rige el Logos la realidad, cómo es
esa coherencia?. La respuesta nos la da el propio Heráclito: a través de una lucha de contrarios. Es decir, la
realidad se nos muestra como una guerra de contrarios, al menos eso es lo que podemos entender de los
siguientes fragmentos:
"El mar es el agua más pura y más corrupta; es potable y saludable para los peces; para los
hombres, en cambio, es impotable".
"El camino arriba y abajo es uno y el mismo.
"La enfermedad hace a la salud agradable y buena, el hambre a la hartura, el cansancio al
descanso".
"Lo mismo es vida y muerte, velar y dormir, juventud y vejez; aquellas cosas se cambian en
éstas y éstas en aquellas."
"Las cosas en conjunto son todo y no todo, idéntico y no idéntico, armónico y no armónico, lo
uno nace del todo y del todo nacen todas las cosas."
"Dios es día-noche, invierno-verano, guerra-paz, hartura-hambre, cambia como el fuego, al que
cuando se mezcla con perfumes, se denomina de acuerdo con la fragancia de cada uno de
ellos"
"Conviene saber que la guerra es común y que la justicia es discordia y que todas las cosas
sobrevienen por la discordia y por la necesidad."
"La guerra es el padre y el rey de todas las cosas; a unos los muestra como dioses y otros
como hombres, a unos los hace esclavos y a otros libres."
Todos estos fragmentos hacen referencia a los opuestos, o mejor dicho, a la lucha de contrarios.
Según Heráclito la realidad se nos muestra de una forma dialéctica, donde cada cosa es lo que es
precisamente por la oposición de su contrario, así la guerra es la guerra porque existe la paz. Cada elemento
se afirma como lo que es por la existencia de su opuesto. ahora bien, debe darse una alternancia de
elementos, de opuestos, una sucesión. Esa alternancia es necesaria para que haya una armonía y cada cosa
pueda ser lo que realmente es; si no ,sí un elemento no se transformara en su contrario podría perder su
identidad, porque su afirmación de lo que es depende de su contrario (la salud es salud por la existencia de la
enfermedad).
Como dijimos antes la realidad se nos muestra como una lucha de contrarios, en un fluir de un opuesto
a otro. Pero hay diferentes tipos de conexión entre los opuestos: hay cosas que producen efectos opuestos
entre distintos seres, también aspectos diferentes de la misma cosa pueden justificar descripciones opuestas,
otros opuestos están entrelazados de un modo esencial porque se suceden de modo mutuo sin más... Estas
5
distintas conexiones entre opuestos pueden resumirse en dos epígrafes: a) opuestos inherentes a un sólo
sujeto que son producidos simultáneamente por él. B) opuestos que no son susceptibles de distinción
simultánea, pero que están enlazados por ser estadios diferentes de un solo proceso invariable.
Estas reflexiones convencieron a Heráclito de que no hay nunca una división realmente absoluta de
opuesto a opuesto. Cada par de opuestos forma, por tanto, una unidad y una pluralidad. Pares diferentes
resultan estar también inconexos. así lo parece indicar su fragmento:
"Las cosas en su conjunto son todo y no todo, idéntico y no idéntico, armónico y no armónico,
lo uno nace del todo, y del uno nacen todas las cosas."
Las cosas tomadas en su conjunto debe referirse a los opuestos; de modo que todo cambio puede
considerarse como el que tiene lugar entre opuestos. A lo entero lo describe como un todo, formando un
continuo, o en otro, como no todo, es decir, actuando como componentes singulares.
El fragmento que afirma la existencia de una relación entre dios y un número de pares de opuestos
enlazados cada uno de ellos por una sucesión automática, parece que dar a entender que considera a "dios"
como inmanente a las cosas de un modo probablemente indefinido, o como suma total de las cosas. Aunque
desde luego la intencionalidad específica del fragmento está en que cada opuesto puede expresarse en
términos de dios. Dios no puede distinguirse esencialmente del Logos, que es el constitutivo de las cosas a las
que hace opuestas, y el que garantiza que el cambio entre opuestos ha de ser proporcional y equilibrado por
las partes. afirma, pues, que dios es el elemento conectivo común de todos los extremos, lo mismo que el
fuego es el elemento común de vapores diferentes; el cambio de uno a otro, comporta el cambio total de
nombre, engañoso, porque sólo ha cambiado un componente superficial y subsiste el componente más
importante. Esta difícil sentencia implica que mientras cada par separado de contrarios forma un solo continuo,
los diversos continuos están también, aunque de diferente manera, conexionados entre si. Así la pluralidad
total de las cosas forma un complejo singular, coherente y determinable, al que Heráclito llamó unidad.
Esa unidad es subyacente a la superficie sí y sólo sí depende de una equilibrada reacción entre
opuestos, ya que el equilibrio total del cosmos sólo puede mantenerse si el cambio en una dirección comporta
otro equivalente en la dirección opuesta.
Cosmos, fuego y Logos en Heráclito.
Según Heráclito el cosmos se compone en gran parte de masas de tierra y de mar, circundado por
brillante fuego o éter. Heráclito creía que este fuego era el motor de los procesos cosmológicos. a partir del
fuego surge el mar, que bien se evapora o bien se convierte en tierra, la parte que se evapora sube y vuelve a
encender el fuego (sol) y la parte que queda se deseca y se convierte en tierra. Los cambios entre las tres
masas del mundo continúan realizándose simultáneamente de modo que la cantidad total de cada una de ellas
sigue siendo siempre la misma.
La sabiduría, y en consecuencia vivir de un modo satisfactorio, consiste en entender al Logos, es decir,
la estructura análoga o elemento común de la disposición de las cosas, incorporando la medida que garantiza
que el cambio no produzca una pluralidad disociada y caótica. El fuego y el Logos son, en gran medida,
coextensivos o aspectos diferentes de una misma cosa. Se puede decir que el fuego es la representación física
del logos.
Finalizando, podemos decir que el pensamiento de Heráclito tuvo una unidad comprehensiva,
intentando explicar todos los aspectos del mundo de un modo sistemático, poniéndolos en relación con un
descubrimiento central: el que todos los cambios naturales de todo tipo son regulares y están equilibrados, y
que la causa de ese equilibrio es el fuego, el constitutivo común de todas las cosas, denominado también
Logos.
6
Parménides
Parménides es uno de los pocos autores de los inicios de la Filosofía del que conservamos gran parte
de lo que escribió, y, por tanto, del que nos queda referencias directas. Escribió un poema en hexámetros, que
nos muestra a un autor de bajas dotes de estilo literario. No tiene facilidad de dicción, y su esfuerzo por
condensar sus nuevas ideas filosóficas, difíciles y sumamente abstractas, a una forma métrica desemboca en
una obscuridad sintáctica.
Como nos ocurrió con Heráclito la mejor forma de comprender el pensamiento de Parménides es a
través del análisis de su poema:
LOS FRAGMENTOS DEL POEMA DE PARMÉNIDES.
1
7
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
Los caballos que me arrastran tan lejos como ánimo deseaba me
han acompañado, cuando me condujeron guiándome al famoso camino
de la diosa que lleva al mortal vidente a través de todas las
ciudades. Por él era conducido. Pues por él me llevaban los
hábiles caballos que tiraban del carro, mientras que unas doncellas
mostraban el camino.
En los cubos y rechinando con estridente silbido el eje ardía
(pues lo aceleraban en vertiginoso remolino dos ruedas una por
cada lado), cuando aumentaron la velocidad las jóvenes Helíades,
marchando desde la morada de la noche hacia la luz quitándose
los velos de la cabeza.
Allí están las puertas de los caminos de la Noche y del Día, que
sostienen arriba y abajo un dintel y un umbral de piedra.
Elevadas en el aire se cierran con ingentes hojas.
La justicia pródiga en castigos guarda sus llaves de doble uso.
Las persuasivas jóvenes con suaves palabras la convencen
hábilmente de que para ellas el travesaño de férrea piña quite
pronto de las puertas. Volanderas crearon al abrirse un inmenso
vacío entre sus batientes cubiertos de bronce que giraron uno
tras otro sobre sus goznes, provistos de bisagras y pernos.
A través de ellas las doncellas condujeron rectamente el carro y
los caballos sobre el ancho camino.
Y la diosa me cogió con afecto, la mano derecha con la suya tomó
y me dirigió la palabra diciéndome:
“Oh joven, compañero de inmortales conductores, tu que llegas a
nuestra morada con los caballos que te arrastran, salud”. Pues no
es un mal hado el que te ha inducido a seguir este camino ( que
está apartado del sendero de los hombres ), sino el derecho y la
justicia. Es preciso que conozcas todo, tanto el corazón
imperturbable de la Verdad bien redonda, como las opiniones de
los mortales en las cuales no se halla la verdadera creencia.
Pero aprenderás también estas cosas, como las apariencias ha
sido necesario que sean probablemente, extendiéndose todas a
través de todo.
Pues bien, te contaré (tú escucha y recuerda el relato)
cuales son las únicas vías que son pensables:
La primera, que es y no es no-ser, es la vía de ciencia ( pues
sigue a la verdad )
La otra, que no es y es necesariamente no-ser, ésta, te lo aseguro
es impracticable.
Pues no conocerías lo no-ente ( ello es imposible ) ni lo
expresarías.
Pues lo mismo el pensar y el Ser.
Mira como lo lejano se hace firmemente presente al pensamiento.
Pues este no separará lo ente con lo ente unido ni dispersándolo
por todas partes totalmente según el orden del universo, ni
reuniéndolo.
Igual es para mi por donde comience. Pues allí mismo tendré que
volver de nuevo.
Es necesario decir y pensar que lo ente es: pues es el Ser, pero
que la nada no es. Te ordeno que consideres esto. Te aparto, pues, de
esta primera vía de investigación, así como de aquella por la que
los mortales ignorantes andan errantes, bicéfalos pues la
incapacidad en su pecho guía el pensamiento vacilante: son
arrestados, como sordos y mudos, estupefactos, gentes sin juicio
para las que el Ser y el No-ser, son considerados como lo mismo y
no lo mismo, para quienes el camino de todas las cosas marcha en
direcciones opuestas.
Pues nunca será conseguido esto, quesean los No-entes; pero
aparta de tu pensamiento esta vía de investigación; y no te
8
62
63
64
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
110
111
112
obligue a marchar por esta vía la costumbre tantas veces
practicada, excitando la mirada vacilante, el odio que zumba y la
lengua: juzga con el pensamiento la prueba muy discutida por mi.
Sólo un discurso como vía queda: Es. En este hay signos múltiples
de que lo Ente es ingénito e imperecedero, pues es completo
imperturbable y sin fin.
No ha sido ni será en cierto momento, pues es ahora todo a la vez,
uno, continuo. Pues, ¿qué nacimiento le buscarías ?
¿ cómo, de dónde habría nacido ?. Ni de lo No-ente permitiré que
digas o pienses, pues ni expresable no concebible es que no es .
Pues ¿ qué necesidad a nacer antes o después le impulsaría si
procediese de la nada ?. Así, es necesario que sea absolutamente
o no.
Pero tampoco permitiría la fuerza de la verdad que de lo No-ente
nazca algo a su lado. Por ello ni que se engendre ni que perezca
permite la justicia relajando las cadenas, sino que las mantiene
firmes. El juicio sobre ello en este respecto es: Es o no es. Pero
se ha decidido, como era de necesidad, que (una vía) era
impensable e inexplicable -pues de la verdad no es vía-, en vista
de que la otra avanza y es verdadera.
¿ Cómo podría perecer entonces lo Ente ? ¿ Cómo podría nacer ?
Pues si ha nacido no es, ni si ha de ser alguna vez.
Por tanto queda extinguido el nacimiento e ignorada
la destrucción.
Ni está dividido, pues es todo igual.
Ni es más (aquí), pues ello impediría que fuese continuo.
Ni es menos (allí), pues todo está lleno de ente.
Por tanto es todo continuo, pues lo ente toca a lo ente.
Por otra parte, inmóvil en los límites de poderosas cadenas, está
sin comienzo ni fin, pues el nacimiento y la destrucción han sido
apartados muy lejos, ya que la verdadera creencia los rechazó.
Ello mismo en lo mismo permanece, yace sobre sí mismo y así
residirá inmutable allí mismo; pues la firme necesidad lo tiene
en cadenas envolventes, lo aprisiona por todas partes.
Por ello no es lícito que lo ente sea infinito.
Pues no es indigente de nada; mientras que no siendo carecería de
todo.
Lo mismo es el pensar y aquello por lo que es el pensamiento.
Pues no sin lo Ente, con respecto al cual es expresado, hallarás
el pensar ; ya que no ha sido ni es ni será otro al lado de lo
ente, puesto que el hado lo ha encadenado para que permanezca
apretado e inmóvil. Por tanto las cosas serán nombres que los
mortales pusieron convencidos de que son la verdad, nacer
y morir, ser y no ser, cambio de lugar y alteración del color que
resplandece.
Pero, puesto que su límite es el último, es completo por doquier,
semejante a la masa de una esfera bien redonda, igual en fuerza a
partir del centro por todas partes. Pues ni mayor ni menor es
necesario que sea aquí o allí.
Ya que ni es lo No-ente de tal forma que le impidiese ser
homogéneo, ni un ente que tuviese de Ente aquí más, allá menos,
9
pues es todo inviolable.
Puesto que es igual en todas direcciones, alcanza de igual manera
sus límites.
Con esto cierro para ti el fidedigno discurso y pensamiento
sobre la verdad. A partir de aquí las opiniones mortales aprende
escuchando el orden engañoso de mis palabras.
10
El poema se divide en tres partes: un proemio, la vía de la verdad, y la vía de la opinión, de esta parte
nos queda muy poco, apenas dos versos bastantes confusos.
Filosóficamente hablando, el proemio ofrece poco interés. Sólo destacar la metáfora acerca del
proceso del conocimiento, que el propio Parménides define como el paso de la obscuridad a la luz, ( verso 10
) metáfora que está en coincidencia con la definición griega de alezeia o verdad. Alezeia significa desvelar,
descubrir, en definitiva iluminar. Lo verdadero es, pues, lo que se ilumina, lo que se descubre a la luz de la
razón.
El verdadero centro de interés del poema se centra en la segunda parte, la que concierne a la vía de la
verdad. El argumento que se desarrolla en esta parte es radical y poderoso. En él, Parménides proclama que,
en cualquier investigación, hay dos y sólo dos posibilidades lógicamente coherentes, y por tanto irrefutables,
que son excluyentes: que el objeto de la investigación exista, o que no exista. Basándose en una lógica
rigurosa rechaza la segunda alternativa por ininteligible. Se dedica posteriormente a denostar a los mortales
corrientes, porque sus creencias demuestran que no escogen entre las dos vías, “es” y “no es”, sino que siguen
ambas sin discriminación, confundiéndolas, y creyendo que ambas son la misma; ésta, es la tan denostada vía
de la opinión.
Lo más interesante de esta segunda parte del poema es la identificación que hace entre Ser y Pensar,
( Pues lo mismo el Pensar y el Ser , verso 42 ). Lo cual significa no otra cosa que las leyes de la realidad y las
leyes de la razón son las mismas, idea que confirmará más tarde, en los versos 98 a 100 cuando afirma: Lo
mismo es el pensar y aquello por que es el pensamiento. Pues no sin lo ente, con respecto al cual es
expresado, hallarás el pensar. Es decir, hay una identificación entre realidad (ser) y razón (pensar), lo cual se
va a traducir en la concepción de que la realidad es racional. Es decir no hay más realidad que la realidad
racional, o, si se quiere, que la autentica realidad es la realidad racional.
¿ Qué implica esta identificación ?, pues un problema lógico que por su misma identificación se vuelve
ontológico. Es decir, si hay una identificación absoluta entre Pensar y Ser, es de suponer, que las leyes de la
razón y las leyes que rigen la realidad son las mismas. Y si eso es así, el cambio, el nacimiento y la destrucción
no son posibles por ilógicos. Teniendo en cuenta que los dos primeros principios lógicos: el de identidad, el
ser es, y el de no contradicción, una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. Por la misma identificación
entre realidad (ser) y razón (pensar), se convierten así mismos en principios ontológicos, es decir, en
principios que rigen, que marcan una pauta de comportamiento, a la realidad. Y esto no quiere decir otra cosa
nada más que el cambio, el nacimiento y la destrucción no son posibles en la Naturaleza ni en la realidad. A
esta consideración dedica gran parte del poema y más concretamente la que va desde los versos 63 a 97,
donde muy claramente dice juzga con el pensamiento... para pasar a enumerar las características ontológicas
del ser: ingénito, imperecedero, inmóvil, imperturbable, eterno, etc. En esta sección final de esta primera parte
explora el camino seguro de la verdad, “es”, y prueba con una vuelta de rosca sorprendentemente deductiva,
que, si algo existe, no puede llegar al ser o perecer, cambiar o moverse, ni estar sometido a imperfección
alguna.
Pero sin embargo, nuestros sentidos nos informan de lo contrario, puesto que el cambio, el nacimiento,
la muerte, etc, son percibidas por nuestros sentidos como algo constante, como algo cotidiano. Es decir, hay
una poderosa y fuerte disociación entre lo que nos dice la segura razón y lo que perciben nuestros
¿equivocados? sentidos. La pregunta es: ¿ puede la razón explicar la llamémosla realidad sensible ?, o si
quiere, ¿ debemos renunciar a explicar lo sensible racionalmente ?. Ésta parece ser la apuesta de Parménides
si nos atenemos a los últimos versos: A partir de aquí las opiniones mortales aprende escuchando el orden
engañoso de mis palabras.
No hay duda de que Parménides es un autor difícil y complicado, pero que crea un grave problema
para esa incipiente rama del saber llamada filosofía en sus mismos orígenes. Sus argumentos y conclusiones
paradójicas ejercieron una poderosa influencia sobre la filosofía griega posterior 3. Hasta tal punto que muchos
de los intentos posteriores tienden, directa o indirectamente, a resolver el grave problema lógico y ontológico
introducido por el filósofo de Elea.
3Sobre
todo el tema de la imposibilidad del cambio, marcaron decisivamente la concepción platónica.
11
Anaxágoras
Anaxágoras representa una solución intermedia entre la primitiva filosofía jonia y la solución estática de
Parménides.
Para Anaxágoras, la physis, la naturaleza, la realidad está compuesta de unas partículas sutilísimas,
indestructibles, inalterables, invisibles, y cualitativamente heterogéneas a las que llamó spermata,
aunque son más conocidas por la denominación aristotélica de homeomerías, nombre que ha predominado.
Para Anaxágoras, cualquier ser natural está integrado por un compuesto de homeomerías. Hasta
ahora todo es muy comprensible, pero Anaxágoras va a hacer a continuación una extraña afirmación: todo
está en todo. Esto parece decir que en cualquier ser natural hay homeomerías de toda clase, es decir,
homeomerías de todos los seres naturales. Según esto, en el universo hay una multiplicidad ¿infinita? de
homeomerías, de tantas clases como clases de seres vemos. Esas homeomerías se mezclan entre sí, dando
lugar a los diferentes seres, con la particularidad de que en una piedra hay más homeomerías de piedra y por
eso la vemos como piedra.
Esta solución encuadra perfectamente con la concepción de arjé de los primeros filósofos jonios, es
decir un primer principio a partir del cual todo surge y al cual todo vuelve. Y además ofrece una posible solución
al problema lógico de Parménides, ya que el cambio, el nacimiento, etc, no se concibe como el paso del ser al
no ser, o viceversa, del no ser al ser, ahora el cambio es un cambio dentro del ser, es un cambio cuantitativo,
no un cambio cualitativo. Las homeomerías son, es decir, salvo la multiplicidad tienen las mismas
características ontológicas del ser parmenídeo.
Pero es más, este proceso de síntesis, no se produce al azar, sino que está impulsado por una
inteligencia o Nous.. ¿Quizás se está refiriendo aquí a una espacie de Logos en el sentido heraclíteo ?. Bien
podría ser, pues el Nous de Anaxágoras adolece de la misma indefinición que el Logos de Heráclito. Bien
puede ser entendido como una especie de divinidad, bien como un orden establecido en el universo de una
forma mecánica, o mecanicista.
Los atomistas .
Se denominan atomistas a los filósofos Leucipo y Demócrito, sin embargo del primero pocas noticias y
datos tenemos. La mayoría de las tesis atomistas que conocemos nos han llegado por la labor de Demócrito,
quien ha sido muy alabado por los historiadores de la Física por haber adelantado la teoría atómica.
Para Demócrito toda la naturaleza está constituida por uniones de átomos. Considerando que el
átomo es la partícula más pequeña e indivisible que existe. Las características de los átomos son:
S
S
S
S
S
infinitos (?)
indestructibles
cualitativamente idénticos ( a diferencia de las homeomerías de Anaxágoras)
inalterables
indivisibles.
12
Ahora bien, los átomos se diferencias entre sí porque tienen distinto tamaño y forma. Los átomos,
según Demócrito, estaban en el vacío, dotados de un movimiento natural rectilíneo, pero, al chocar entre sí, se
formaron remolinos en los que se produjeron uniones de átomos. Y, debido a esa razón, se constituyeron los
seres naturales. Del mismo modo, la destrucción de los seres se produce cuando los átomos se disgregan.
La explicación sobre la diversidad de los seres se debe a las siguientes razones:
S
S
S
hay seres distintos porque hay átomos de distinto tamaño
hay seres distintos porque hay átomos de distintas formas
hay seres distintos porque hay átomos que se ordenan de distinta forma.
Cerramos con los atomistas un ciclo de pensamiento. Pero esta clausura será momentánea pues
pronto Platón y Aristóteles, sobre todo éste último, se encargarán de reabrir de nuevo las consideraciones
sobre la naturaleza y la realidad. Pero por ahora nos introduciremos en el paréntesis que nos abren los sofistas
y Sócrates al sacar a la luz del pensamiento filosófico nuevos temas y nuevas orientaciones.
HOMBRE Y SOCIEDAD EN EL PENSAMIENTO GRIEGO: LOS SOFISTAS Y SÓCRATES.
Los Sofistas.
Se conoce con este nombre a un conjunto de pensadores cuya actividad se ejerce durante los siglos V
y IV a.C. y que tuvieron unos intereses filosóficos en muchos aspectos comunes y un estilo de ejercer la
filosofía muy peculiar.
El movimiento sofista surge en la democracia ateniense , donde, al menos teóricamente, todos tienen
la oportunidad de acceder a cargos públicos, dependiendo tan sólo de su capacidad y méritos personales.
Dentro de este marco político el sofista es entendido como aquella persona capaz de enseñar al ciudadano a
defenderse y ofrecer una buena imagen4 en la asamblea pública.
Por otra parte, los sofistas se presentan como revolucionarios, como inconformistas frente a lo
establecido. Frente a la creencia del carácter inmutable de lo establecido los sofistas opondrán su teoría del
convencionalismo, tanto en lo social como en otros ámbitos de la “realidad”.
Características comunes y fundamentales del movimiento sofista.
1.
La actitud escéptica: entendiéndose por escepticismo la afirmación de que no podemos estar seguro
de nada o, al menos, de casi nada. Más técnicamente viene a significar que el entendimiento humano
no puede discernir con certeza entre lo verdadero y lo falso, por su propia finitud y limitaciones.
2.
El relativismo, presente en algunos sofistas en lugar del escepticismo. Esta actitud viene a defender
que lo verdadero y lo falso es relativo, es decir, está en dependencia de una serie de factores.
Popularmente el relativismo queda reflejado en los versos de Campoamor que dicen:
nada es verdad y nada es mentira, / todo depende del color del cristal con el que se mira
4Profesión
en la actualidad ejercida por los asesores de imagen, a veces llamados también secretarios
personales o relaciones públicas
13
3.
Negación de la existencia de normas morales o jurídicas inmutables y necesarias, clara
consecuencia de la postura relativista. Es lo que se llama positivismo ético-jurídico.
4.
El humanismo; frente a las preocupaciones cosmológicas de filósofos anteriores, los sofistas centran
el problema filosófico en el hombre. El mundo de la physis no les interesa en absoluto.
5.
Las cuestiones pedagógicas, debido a su interés por educar y por enseñar a los griegos, y sobre
todo a los atenienses, los sofistas son los primeros que reclaman una pedagogía o un arte de enseñar.
6.
La preocupación por los problemas lingüísticos, no sólo en cuestiones de retórica o dialéctica, sino
también en lo que hoy llamamos filosofía del lenguaje, es decir, la preocupación por la posibilidad que
tiene el lenguaje para expresar nuestro conocimiento del mundo, y por tanto representar al mundo.
Los principales filósofos sofistas:
Protágoras
Protágoras es conocido por la siguiente frase: el hombre es la medida de todas las cosas, de las
que son en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son. El comentario de esta frase nos
dará la interpretación de la teoría de Protágoras.
Los términos a analizar en esta frase son: “hombre”, “medida”, y “todas las cosas”. Por hombre se
puede entender:
1º)
El ser individual, afectado por particularidades accidentales que le diferencian de los demás
seres de la especie humana.
2º)
Hombre como especie, es decir el ser humano como género y
3º)
Hombre como ser social, que conlleva mentalidades diferentes según sea el grupo social
donde viva y se eduque.
De estas tres interpretaciones parece que Protágoras atendió más a las dos últimas. Es decir al género
humano como género social, al hombre como influido por el entorno social y cultural que le rodea y en el cual
crece. Es un hecho constatado que el hombre es influenciado por el entorno socio-cultural en el que vive.
Por medida podemos entender:
1º)
El hecho de calibrar, de apresar en dimensiones algo.
2º)
El hecho de orientar y de seleccionar algo, lo cual apresamos en ciertas medidas, las cuales
nos sirven de puntos de referencias para orientarnos.
3º)
El hecho de fijar la atención, seleccionar, interpretar y definir algo según unos parámetros
establecidos previamente por el propio hombre.
Por todas las cosas podemos entender, el mundo, es decir, la realidad. La realidad es la totalidad de
las cosas (objetos), y de los hechos (aquello que le ocurre a los objetos).
14
Una vez aclarado, o intentado aclarar, los términos semánticos de la frase, pasamos a comentar ésta.
Según se desprende de lo dicho, Protágoras considera que la realidad no es algo que se descubre por el
conocimiento, sino algo que el conocimiento humano mismo construye. Hasta ahora hemos estudiado filósofos
que consideraban que la realidad racional, era algo que estaba ahí y que el entendimiento humano, la
racionalidad descubría y apresaba. Protágoras invierte los términos; Protágoras cree que el hombre no
descubre su objeto de conocimiento, sino que lo construye. Lo construye al fijar su atención en él, al
seleccionarlo, al valorarlo según unos intereses, unas apetencias, unas ideas, o, si se quiere, a través de una
carga teórica o ideológica. Elementos estos sirven de parámetros, de ahí lo de medida, para que el hombre
construya la realidad que el mismo conoce, precisamente por el conocimiento mismo. Conocer significa
interpretar lo conocido, y ahí, en la interpretación también está presente la medida. Ahora bien, a través de qué
y cómo se realiza esa interpretación, y por tanto esa construcción en y del conocimiento. A través del lenguaje.
El lenguaje es el mediador entre nosotros y el mundo. A través del lenguaje, el hombre representa la realidad,
la define, la representa y por tanto, la construye, pues el mismo la dota de sentido.
En definitiva, Protágoras representa un cambio de orientación dentro del panorama filosófico al
introducir una interpretación tan novedosa como sorprendente.
Gorgias
El pensamiento de Gorgias se nos presenta a través de esta tres proposiciones:
1º.
Nada existe
2º.
Si algo existiera, sería incognoscible.
3º.
Si algo existiera y fuese incognoscible, sería incomunicable.
Estas tesis son el ejemplo máximo de lo que entendemos por escepticismo. Gorgias no expresa aquí la
imposibilidad de que algo exista, sino la imposibilidad de que conozcamos con certeza el que algo exista. Se
parte del supuesto de que la realidad es infinita, y el entendimiento humano finito. Es decir no hay adecuación
entre el objeto de conocimiento y el sujeto. De esa inadecuación surge la imposibilidad de la seguridad y la
certeza en el conocer. Es decir, no podemos estar seguro de que las cosas que conocemos o que creemos
conocer sean en realidad tal y como nosotros creemos que son al conocerlas. Volvemos a la tesis del lenguaje
como vehículo del conocimiento, el lenguaje es la única forma que tenemos de expresar el conocimiento, y el
lenguaje es imperfecto e inexacto, precisamente porque es variable de sociedad en sociedad, o de cultura en
cultura. Luego nuestro conocimiento reflejado por nuestro lenguaje no refleja correctamente ni certeramente la
realidad, lo cual significa que en realidad no conocemos las cosas tal y como creemos que las conocemos.
15
SÓCRATES
Entramos en una de las figuras más románticas de toda la Historia de la Filosofía, su proceso y
posterior muerte han sido considerados como uno de los ejemplos de ética estética más hermosos5. El
problema acerca de la teoría de Sócrates es saber precisamente qué es lo que dijo; ya que Sócrates no dejo
nada escrito porque, parece ser que, pensaba que la palabra tiene más fuerza que la escritura. Todo lo que
sabemos de Sócrates es por los testimonios literarios de otros autores, tales como: Aristófanes, Jenofonte,
Platón y Aristóteles. Ciertamente, las opiniones de Aristófanes y Jenofonte no son nada benignas sobre el
filósofo ateniense, lo presentan como un hombre vulgar, ridículo, de una filosofía ramplona y despreciable.
Sin embargo, su discípulo Platón nos lo presenta como una mezcla armoniosa de genio, santo y sabio,
cargadas sus palabras de una profunda y emotiva admiración. Quizás la visión más ajustada sea precisamente
la de la persona que no lo conoció directamente, pero que sí trató con sus discípulos más directos: Aristóteles.
Aristóteles nos lo presenta como un filósofo valioso, aunque no genial, y preocupado exclusivamente por los
temas éticos.
Para comprender lo que Sócrates pensó sobre el hombre y la sociedad hay que conocer el peculiar
método de filosofar que utilizó, y al que concedió una gran importancia. Este método se conoce con el nombre
de diálogo socrático y consta de dos partes: ironía y mayéutica.
El procedimiento de Sócrates era el siguiente: se aproximaba a su interlocutor, y después de alabarle
su sabiduría, le preguntaba qué era tal cosa, por ejemplo, la virtud. El interlocutor daba una respuesta y
Sócrates la alababa como genial, pero, entonces proponía un ejemplo concreto, que según la respuesta dada
era algo virtuoso y que, sin embargo, manifiestamente no lo era. El interlocutor daba entonces otra respuesta, y
lo mismo de antes. Hasta que llegaba un momento en que el interlocutor, hecho un lío, reconocía que no sabía
nada de la virtud. Con ello Sócrates conseguía una importante victoria: conseguir que su interlocutor tomara
conciencia de que no sabía nada, ya que la conciencia de la propia ignorancia es el primer y
fundamental paso para poder aprender. Para Sócrates el principio de la sabiduría se resume en su: sólo se
que no se nada.
Una vez conseguido esto, Sócrates pasaba a aplicar el segundo momento de su método, la mayéutica,
que significa literalmente, ayudar a dar a luz. Sócrates pensaba que todo hombre podía legar a conocer lo que
fuese por sí mismo, con tal que se le guiase, y así, guiando a su interlocutor, previamente convencido de su
ignorancia, le conduce a la definición de virtud que Sócrates quería enseñarle y que, claro está, conocía desde
el principio.
La concepción socrática del hombre y de la virtud.
Parece ser que Sócrates consideraba que el hombre era un compuesto de cuerpo y alma; ésta es la
parte más perfecta, es invisible y de naturaleza casi divina.
Para Sócrates el fin último y motor de todas las acciones humanas es la felicidad, ésta se consigue
mediante la posesión del bien, que en Sócrates parece identificarse con la utilidad. Ahora bien, para distinguir lo
que es útil de lo que no lo es, es necesaria la intervención de la razón humana, con lo cual el utilitarismo de
Sócrates es un utilitarismo moral y racional al mismo tiempo.
5
A nivel particular me es difícil distinguir dónde acaba la Ética y dónde comienza la Estética en la muerte de
Sócrates.
16
Para la posesión del bien y la consecución de la felicidad es preciso la práctica de la virtud. Y hay una
sola virtud, la frónesis, la sabiduría. La virtud puede aprenderse. Y puede aprenderse a través del
entendimiento racional. Nadie obra mal a sabiendas. Luego el mal, según Sócrates se identifica con la
ignorancia, si alguien obra mal no es porque sea malo por naturaleza, sino porque es ignorante.
17
Descargar