LA NUEVA ERA - nuevatlantida

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LA NUEVA ERA.
Alto, “Nueva Era”: con el clero hemos topado. Son cuarenta y cinco páginas de
apretado texto que, bajo el título de “Jesucristo portador del agua de la vida: una
reflexión cristiana sobre la nueva era”, ha escrito y publicado en Internet, el Consejo
Pontificio para el dialogo religioso, opinando sobre ese movimiento que parece
extenderse por el mundo y preocupando, por su creciente propagación, a las autoridades
religiosas de la curia romana. Hemos leído, atentamente, tal documento y comprobamos
como se emplea un doble lenguaje. Azúcar y sal. Acepto y rechazo. Bueno y malo.
No nos gustan esas dos palabras: “Nueva Era”. En ellas se han vertido una serie de
ideas, conceptos, teorías, doctrinas, prácticas o patochadas varias. Todas ellas, bien
mezcladas, sin diferenciar, algunas de ellas con el claro etiquetaje de la más descarada
comercialización o fraude, hacen posible esta crítica de los representantes de la Iglesia
católica. Pero no todo es blanco o negro o lo que es lo mismo: beneficioso o dañino. Y
esto es aplicable no solo al movimiento “Nueva Era” sino a cualquier otra actividad
grupal, incluidas las religiosas, sea cual sea su ideario. Al fin y al cabo están
compuestas por seres humanos con sus virtudes y defectos; con su grandeza y miseria.
Como siempre: la viga en el ojo ajeno. Los malos son los otros.
Los comentarios que podríamos hacer sobre este voluminoso escrito llenarían,
posiblemente, varias páginas. Intentemos sintetizar algunas de las explicaciones que
sobre la denominada “Nueva Era” nos ofrece el Consejo Pontificio que desde un
principio del informe admite lo siguiente: -“Es preciso reconocer que el atractivo que
ejerce la religiosidad de la “Nueva Era” sobre algunos cristianos puede deberse en parte
a una falta de atención seria por parte de las comunidades cristianas respecto a la
dimensión espiritual del hombre, la búsqueda del sentido de la vida, la vinculación
entre los seres humanos y el resto de la creación, el deseo de una transformación
personal y social y el rechazo de una visión racionalista y materialista de la
humanidad”. Sinceramente, no lo entiendo. Si han fallado en esas cuestiones, vitales
para el ser humano, ¿en que se han ocupado hasta ahora? Se añade: -“La “Nueva Era”
resulta atractiva sobre todo porque mucho de lo que ofrece sacia el hambre que, con
frecuencia, las instituciones oficiales, dejan insatisfecha”. Nos suponemos que entre
esas instituciones estará incluida la propia Iglesia.
Argumentos en contra de tales movimientos: -“La “Nueva Era” atrae a personas
imbuidas de los valores de la cultura moderna. La libertad, la autenticidad, la
autosuficiencia y otras cosas por el estilo se consideran sagradas. Atrae a quienes tienen
problemas de estructuras de tipo patriarcal. No requiere más fe o más creencia que la
necesaria para ir al cine y sin embargo pretende saciar el apetito espiritual del hombre”.
Servidor que, durante varios años ha seguido y sigue pendiente de todas estas
cuestiones, piensa que tal opinión atenta contra la más mínima inteligencia o razón.
Más adelante se dice: -“Las fuentes de la “Nueva Era” van desde cosas serias a lo
ridículo. De acuerdo. Esas “cosas serias” son las que cambiaron –por experiencias o
estudios- mi forma de pensar y actuar en la vida, especialmente mis sentimientos
espirituales, entendiendo mucho más el mensaje legado por Jesús de Nazaret. Antes, y a
pesar de haber recibido una educación apostólica y románica, no había encontrado esas
respuestas. Muy al contrario, sentía rechazo, me rebelaba a ese miedo, a esa necesidad
de tenerse que portar bien, no pecar, so pena de quemarte toda la eternidad en infernales
calderas. O que el cielo se ganaba a base de sufrir en esta vida. Siempre el miedo que
frustró a muchas generaciones. Y todo hay que decirlo: también comprendí lo más o
menos positivo de las enseñanzas de la iglesia católica o de otras instituciones o
creencias religiosas.
Se suavizan los ataques: -“Hay algo de positivo en las críticas que la “Nueva Era” dirige
al materialismo de la vida cotidiana, de la filosofía e incluso de la medicina y la
psiquiatría; al reduccionismo, que se niega a tener en cuenta las experiencias religiosas
o sobrenaturales; a la cultura industrial de un individualismo desenfrenado, que inculca
el egoísmo y se despreocupa de los demás, del futuro y del medio ambiente”. Pregunto:
¿En todas estas reivindicaciones no hay nada más que “algo” positivo? –“La “Nueva
Era” es un entramado amplio de seguidores, cuya característica consiste en pensar
globalmente y actuar localmente”. ¿Y eso es malo o ineficaz? ¿Vamos todos a presidir
la Organización de Naciones Unidas? El gran cambio se tiene que producir en el interior
de cada ser humano. Los grandes discursos de los lideres políticos en conexión
televisiva mundial ya convencen a muy pocos.
También se acusa a este movimiento de su “fascinación por las manifestaciones
extraordinarias y en particular por los seres paranormales , entre ellos, los ángeles
que se han convertido en un nuevo negocio de libros e imágenes”. Por lo leído la
exclusiva de negocio o de comunicación angélica la tiene solamente la divina
multinacional que todos conocemos. Sin más comentario
En este informe se mezcla, sin orden ni concierto, jugando a la confusión: acupuntura,
astrología, masajes, homeopatía, meditación, zen, nutrición, yoga, sanación, hierbas
medicinales, reencarnación, alquimia, magia, esoterismo,… Todo al saco de la “Nueva
Era”. “Las personas pueden conectar con los mundos superior o inferior mediante su
imaginación o bien recurriendo a mediadores –ángeles, espíritus, demonios o rituales”.
¿Imaginación o esos “mediadores” son reales? ¿Así de fácil? Le aseguro que muchas
personas vinculadas a determinadas ideas que, a lo mejor, pueden tener o no relación
con esa “Nueva Era” no les interesan, en lo más mínimo ese tipo de experiencias y
mucho menos recurrir a malignos mediadores cornudos y de largo rabo. No es eso.
El escrito asegura lo siguiente: -“Para realizar el propio potencial y convertirse en dios,
dicen lograrlo escogiendo la terapia adecuada: la meditación, las experiencias
parapsicológicas y el uso de drogas alucinógenas”. Sencillamente: insultante. Todo es
más sencillo: Si Dios nos creó a su imagen y semejanza, también somos parte de su
divinidad, poseemos la chispa divina, aparte de que si Dios está en todas partes –como
la Gran Energía- también está no solo en una sencilla piedra, sino, asimismo, en mi y en
todos los seres humanos, en toda la creación. No necesitamos intermediarios. La
comunicación es “directa”. No hay necesidad de recurrir a métodos tan extraños,
reconociendo los beneficios –corporales, psíquicos y espirituales- de una adecuada
meditación. Y, por supuesto, nada de drogas. Un verdadero seguidor de los ideales de la
“Nueva Era” las rechaza totalmente. También se mezcla magia, ocultismo, esoterismo,
en busca de “poder”, y en la que está presente el satanismo. Eso no es la filosofía de
“Nueva Era”. Todo lo contrario. No se busca “poder” sino respuestas no basadas
únicamente en la fe, sino en la experiencia personal y, sobre todo, una forma de vida
más equilibrada y serena, con mayor reparto de justicia, paz y oportunidades para
todos, entendiendo la continuidad de la vida después de la muerte y la responsabilidad
que tenemos de nuestros propios actos, incluidos el deterioro del planeta. También
creemos –insistimos: y no por fe- en la existencia de vida en otros planos o dimensiones
de diferentes tasas vibratorias, entre los que se encuentran los seres angélicos u otras
entidades mal denominadas “extraterrestres” y, por encima de todo, de una Gran
Energía, llámese Dios o como quieran. Así de claro y, a la vez, complicado, al igual que
algunas creencias religiosas. Por cierto, entre la mayoría de seguidores se admira y
respeta a la figura de Jesús.
A continuación resumimos algunas de las aseveraciones que se hacen en este informe:
-“Para afrontar los problemas de hoy día, la “Nueva Era”, sueña con una aristocracia
espiritual al estilo de la “República” de Platón, dirigida por sociedades secretas”.
(¿Quién ha “soñado” este cuento?) -“Algunos adeptos se adhieren para enriquecerse”.
(Esto siempre ocurre en cualquier manifestación o actividad humana). - “Sus vínculos
con algunas religiones orientales son muchos más estrechos de lo que imaginan
algunos”. (Lo sabemos.Se selecciona lo más práctico de cada religión, incluida la
católica). -“El concepto de Dios propio de la “Nueva Era” es un tanto vago, mientras
que el concepto cristiano es muy claro”. (No hay nada como conocer, de verdad, a
Dios). ¿Para que seguir? De todas formas repetimos –por si algún lector está interesadoque dicho informe sobre la “Nueva Era” del Consejo Pontificio figura, completo, en
Internet. A pesar de su extensión nos parece que, el mismo, no está debidamente
equilibrado, que se mezclan conceptos en los que prima la información negativa ante
una serie de reglas o ideas altamente positivas, suponiendo, efectivamente, una autentica
revolución de la humanidad transmutando formas de vida y pensamiento. Nos
quedamos con lo que manifiesta el investigador David Spangler en una de sus obras y
que, asimismo, es recogido, contradictoriamente, en el escrito que hemos comentado: “Spangler está convencido que el narcisismo egoísta e irracional de la “Nueva Era” se
limita solamente a unos pocos miembros. Los aspectos positivos como imagen del
cambio y como encarnación de lo sagrado, es un movimiento en el que la mayoría de
las personas de la “Nueva Era” son grandes buscadores de la verdad, que trabajan en
beneficio de la vida y del crecimiento interior”. ¿Con qué nos quedamos de la “Nueva
Era”? ¿A quien creemos?
Francisco Padrón Hernández.
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