Verán, Evelio era taxista. Un taxista imponente, cuadrado, patriarcal, con ese aire inconfundible de serenidad que dan el bienestar y la miseria moral. Evelio se lo tenía bien montado. al día pero por pura codicia. Curraba catorce horas El menda gastaba renta (de capital, quiero decir) y se hacía los trajes a medida en un comercio de esos con rótulo de azulejo. confesó de su opulencia: Algo me unas tierras que le arrendaba a su hermano (herencia del padre); pueblo y una nave en Albacete. una mercería en el Un apaño tenía tambien en una empresa de transportes, un porcentaje con unos camioneros, no sé, vamos, que pelas, el riñón cubierto, cantidad. Ahora, eso sí, a Hacienda ni un duro, el Estado que se las apañe. Ojo: todo era una mierda. En Madrid faltaban grúas, autopistas, pasos elevados...macho, le decía yo en plan Gepetto Grillo fiscal, que esto es cómo los gastos de comunidad, no pagas, no hay luz en el portal. Pero Evelio de eso no entendía. corrupción y de mierda. clara: Entendía solo de Su filosofía de la vida era todos unos ladrones. Menos él, se entiende. Prevenido el angelito. Entremos en materia, el destino. entiende. El de Evelio, se Atroz, cómo la peste de sus pinreles. Pero cómo, se dirán vds ¿tanto le olían que se dio vd cuenta? Macho, en día de viento llegaba el cante hasta los jabalíes del Pardo. ¡Puah! Evelio era un Mengele. Pasaba el tío por la escalera y era cómo si hubiese pasado el mismísimo Angel de la Muerte redivivo. Un tipo corpulento, el tal Evelio. Potajes sólidos, nada de florituras. Tipo de mucho comer. Fabadas, patatas con liebre, cocido...no vean cuando se juntaban el verano con la comilona, los pies con la ventolera de las tripas: 1 un noche y niebla castizo, íbamos todos al exterminio. Se daba unos pediluvios de permanganato con unas aguas que le preparaba el practicante del pueblo. De vez en cuando la escalera olía misteriosamente a zotal de cuadra y la Almiranta me sonreía cómplice: aclaraba. hoy toca “diluvio”- A la vieja lo de pediluvio le superaba, se quedaba en diluvio y basta. Un día hasta hubo bronca. La chica de la Farmacia le dio unos sobres que anunciaban en la tele, una cosa por lo visto muy buena para que no le cantase el material, pero el dijo que nones, que su receta, la del practicante del pueblo. fue ella: La farmaceútica era nueva, dijo nen, y allí que si todos son unos ladrones, que a las aspirinas le metían bromuro por orden del Obispo, que él lo sabía muy bien porque conocía a un conserje de Nunciatura que se lo había dicho, que lo de las pastillas para las mujeres era una guarrada y daba cáncer...estuvo a punto de venir Pancracio, el municipal. ¡Oía yo los gritos desde la buhardilla! Pues Evelio vivía con su media naranja, la santa esposa, esa española de misa y olla, cómo el cura rural, algo desmejoradilla y con cara de no haber roto un plato y con su hija, esa no ya desmejorada sino directamente cadavérica por lo consumida. Sus compis de escuela le llamaban La Mosca por el tamaño. Siempre con unas falditas marrones que su madre le apañaba en rebajas. Pero no se crean vds. La santa esposa aquella tenía unos ovarios de aquí te espero, se corría cómo Johnson, a la desesperada, al ahí te voy, sin pararse, cuesta abajo. ya metida en danza aguantaba lo que le echasen. familia, gran institución! ¡Ah, la Yo por la noche les oía en su silenciosa aproximación, luego los jadeos, los golpes, los gemidos, el placer sin límites, la vida: sí. Y De ahí venimos todos. 2 la vida, He dicho los golpes. ponían cachondos. Se pegaban, les iba la marcha, se Zas, zas, bruto, le decía ella, cómete el bigote, dos hostias. Zorra, putón, le decía él, tu sí que me la vas a mamar, hasta las orejas. Silencio, primer acto, crujidos, ir y venir de los cuerpos. plaf, que me ahogas, so bestia, toma, flun. que estás, moraca, mueve el culo. ella. Plaf, Calla, a lo Así, más duro, animaba Y luego ya nada, se perdían en un jadeo salvaje. A la cría la dormían con una pastilla de Soñodor y medio vasito de leche tibia. Les pillé. La cría salía zombie para el cole, dando traspiés y más de una vez con un par de hostias encima por haber tirado la taza del Cola Cao. ¡Corderito! La madre, sin embargo, hasta estaba hermosa. Otra piel, otros ojos. No hay cómo la joda, hermanos, es la sal de la vida. Pero la cría empezó a ir a menos: esa se va, decía la Almiranta encantada de tener una tragedia a domicilio, se va por la posta, ¿no le ve la color? Y tanto que le veía la color. todos. Pobre hombre. Y Evelio. Consiguió darme pena. hijo debe de ser un trago. compasión, me refiero. Y su madre. Y el tío me caló. Y Perder a un Lo de la Y empezó a darme unos turres cosa fina. Me esperaba en las escaleras y yo, joder, le veía venir desde lejos. Primero las buenas noches, luego el tiempo, cómo buen campesino. Y siempre la catástrofe inminente, el caos. Si era invierno, que no terminaba de asentarse y las heladas en la solana iban a dejar el campo para los restos. trigo. Si llovía aguachinaba la vid y arruinaba el Si nevaba no comía el ganado. Y si hacía sol eso era ya el día del juicio, pero del lado malo, osea, al hoyo. En primavera ídem de ídem. Ahí era ya cosa de que o se 3 adelantaba o se atrasaba. bien. La catástrofe, nunca el Salía ventoso el día, mataba la mies. Se estaba quieto el aire, cosa rara, algo iba a caernos encima. Llovía siempre a destiempo, eso era sabido. No me explico cómo comemos, le dije un día harto de tribulaciones, yo creía que había una sucesión de estaciones, primavera, verano, otoño, invierno, y qué va, lo que hay es una ruleta rusa. Comemos de chamba, colega. Eso, eso, se le calienta la boca a Evelio-que no entiende la ironía. Comemos porque Dios lo quiere, que si no está de bueno, a dos velas y a trasegar almortas. Así hablaba Evelio, cómo un guarda de caza. políticos. Luego los Todos ladrones, todos chorizos, todos al saqueo de la cosa pública. No se salvaba ni uno. Rojos, azules, verdes, derechas, izquierdas...expropiaba la izquierda, un robo. Resarcía la derecha, un despilfarro. Te quitaban la contrata, un escándalo. Te la daban, un cohecho. Esos eran los fijos de la quiniela, el tiempo y los políticos. Luego ya, en plan variable, el pueblo, osea el suyo, el de Toledo. Su vino, sus gentes, su paisaje, su caza, su Ayuntamiento, su Alcalde, el sorteo de los mozos, las mozas... La Iglesia, la mamonería mejor organizada, el sacacuartos más antiguo del mundo. Iba a Misa creo que por canguis. Pascal apostaba, al fin y al cabo si ganaba, ganaba todo y si perdía no era mucho lo que había puesto en juego. Evelio era menos sutil. sabe” del campesino; agua no beberé”; Evelio tenía miedo. El “quien el “arrieros somos “ y “de esta el “amigos hasta en el infierno”...que Evelio era refranero y sentencioso. Y lo de la niña traía cola. La peque requería cuidados, a su mujer empezó a dolerle aquí atrás, en la columna, 4 necesito alguien que me ayude...y zas, mamá, el enemigo en casa. Teoricamente la iniciativa fue de la hija, la madre no quería venir. Bueno, nunca se sabe. pondría la mano en el fuego. Yo no Lo cierto es que ahí empezó a torcerse todo. La suegra, no se crean, sabía lo que era la vida. que empezó por leerle la cartilla a su hija. productividad del marido, in primis. Así Control de Cuánto te da, cuánto ingresa, por qué llega tarde ¡uy cuanto gasta en farmacia! Pídele los recibos, tu siempre pídele los recibos, cuando le cepilles la chaqueta mírale los bolsillos...el ABC de la vida en común, el Catón de la perfecta casada, cómo freir un huevo, lo elemental. Claro, unos líos de campeonato. Evelio, un potro, un garañón sin tasa, libérrimo hasta entonces, rey de la caña y de la tapa, de la merendola y de la renta, dueño y señor de su hacienda, el follón, el territorio invadido, la montonera. ¡Vd tiene la culpa de todo!- decía el pobre a la suegra, sometido ya al contubernio femenil,¡vd! Pero las mujeres se sentían Dios en el fregadero y a lo suyo: pásame el Mistol vajilla, mamá. Y la vieja en el séptimo cielo, allí mandaban ellas cómo en toda casa decente, a ver que va a ser esto, le auditaban, le hacían enseñar recibos, justificar horarios...y Evelio por más que levantase la voz tragaba, tragaba tíos, que no en vano la Familia es lo que es y le llaman cómo a la heroína, la Reina, y las sacerdotisas implacables consumando el sacrificio, el fregadero era su mandala, imperturbables y cuando la situación amenazaba descontrolarse, la Gran Coartada: la niña duerme, o la niña hace pipí, o lo que sea, pobre angelito, y Evelio laminado, roto, tanta femineidad era mucho para él, me rindo: ¿a qué hora decís que es la cena? 5 Osea que la viuda aquella era un gallo con espolones, titis, un hueso duro de roer. Pero no se crean, la señora sabía de qué iba la cosa, el hombre es el hombre, y de vez en cuando se iba con la niña a tomar vientos. Literalmente. Porque no iban ni al cine ni al zoo ni a ningún sitio. Tíos, al aire libre, que es gratis. Prudencia elemental, de viuda vieja. Una limpieza de bajos, la revisión de vez en cuando para que el coche no se venga abajo. discutir. cosa. Pero Venus n´y était pas. Yo les oía No se zurraban con dedicación, flaqueaba la De las Leandras pasamos a las Lisístratas: la barca del amor se ha estrellado contra lo cotidiano, cito a Maiakowski. A Evelio se le empezaron a poner unos humos de aquí te espero. Con los nervios, descuidaba el pediluvio benéfico y aquello empezó a tomar aires de campo de batalla de Medio Oriente. La Almiranta se dejaba caer. ¿Hoy no nos hemos duchado, eh? Evelio nada, cómo suplicaba: que no le oía. dígaselo... Y la Almiranta a ver si a vd le hace más caso...parece que son amigos...esto no se aguanta...esto es ya...La Verbena de la Paloma, -la Almiranta se tapona la nariz con los dedos-canta…una ópera de esas que vd se pone, ¡vaya peste! Las tertulias de la escalera se convertían en cantos védicos. Aquello duraba horas. Evelio se quitaba el muermo dándome unas barrilas épicas. hijoputa. Lo contó todo: Me machacaba el infancia, juventud, mili, vida sexual, noviazgo...el copón de la baraja. Me invitaba a copas en el Bar de Hermógenes, quería seguir largando a toda costa. Yo percibía su desesperación, su progresivo desmoronamiento. Había llegado a su vida la Gran Madre Castradora, era el fin del mundo, del macho, los huevos por el aire, la polla en 6 pedacitos, finis coronat opus. Es que ...me decía el infeliz cuando yo le aconsejaba delicadamente el uso de servicios profesionales para aliviar la sequía...eso es el ahí te pillo ahí te mato. A mi me gusta...pues eso...ya sabe vd... Claro que lo sé, pensaba yo, currar y que te curren, so masoca, pasao, pero ¿cómo decir eso a un taxista? Callaba y aguantaba oración fúnebre. El matrimonio se derrumbaba. Pero la suegra le había cogido gusto al momio y no soltaba carne. Luego estaba la mujer, que no podía con todo, de acuerdo, pero que también había descubierto las alegrías de tener controlado al macho. Claro que Evelio era el pan, había que fichar, mucho ojo, que de irse al paro nada, monada, osea un equilibrio prudente, un drama urbano cómo tantos otros, no Wedekind ni Kleist, no, un cruce de Arniches y Brecht, indescriptible. Y gratis, a la vuelta del rellano, un espectáculo. Evelio en esos meses era una vela apagada, un tizón. Apestaba el tío. Un calvario. Y una noche, el plena ofensiva de iperita, me hizo una pregunta inocente: el Código Penal, homicidio, asesinato. Yo ya me había dado cuenta de que le andaba dando vueltas a algo turbio. Venía haciéndome observaciones raras desde tiempo atrás. llama dos veces”. Abel. Había visto en la tele “El cartero Luego hablamos otro día de Cain y En su pueblo habían encontrado muerto a un arriero muchos años atrás y nunca se atrapó al autor del crimen. Esa era su obsesión, la impunidad. El sufrimiento de la víctima y sobre todo escapar sin condena. Ya saben que el campo está lleno de consejas. Historias de venganzas, muertes y celos que celebran las coplas de ciego, los periódicos del morbo. y se alimenta de vísceras. El pueblo es un buitre Sí, sí, y tu, tu tambien, mi 7 prójimo, mi lector, mi hermano. Cuando entramos en el orden técnico, homicidio con agravantes versus asesinato, atenuantes, agravantes no tipificadas etc a mi no me cupo ya duda de que la cosa se decantaba por lo sangriento y apreté las tuercas. Prefiero un asesino a un mentiroso, Evelio. fin. Esto es el La verdad o hasta nunca. El único que se dejaba dar aquellas palizas era yo, osea el consorte, el compadre. surtió efecto. La amenaza de abandonarle Evelio sin su confesor, ¿qué era, qué podía llegar a ser? Nada, un paria, un taxista cómo otro cualquiera, un deshecho. Confesión de parte: el piso es un pañuelo, no me hallo, mi mujer sin mi madre no se arregla y yo con ella aquí tampoco, esto no es vivir, estoy pensando en hacer una barbaridad...es que es una mala pécora, yo a esa tía la mato. Evelio, digo yo, piénsalo bien, que un hachazo son diez segundos pero la perpetua toda la vida. Santoña hasta que te quedes calvo. A pudrirte en Trajecito a rayas y cadena al pie. Mi discurso intimidatorio no le inmuta. inútil cómo un cura en Ejercicios. Me siento tan Amenaza a la banda con todos los males del infierno, los garfios, el potro, los diez mil tajos por un segundo de placer, insensatos, lujuriosos, monas locas, degenerados, so ingratos, Jesús muriendo en la cruz pasándolas putas y vosotros manteniendo vivo el comercio carnal o dándole al manubrio cómo organilleros en verbena. ¡Qué abominación, qué desespero! Pues eso. Todos con los ojos bajos y al día siguiente cómo si nada, flun flun, al avío y más madera que es la guerra. Evelio igual, en lo suyo, la mato. 8 Nada, está decidido, se carga a la suegra. La fríe, la achicharra, una descarga y al otro barrio. ¿Y cómo?- indago yo en mi papel de asesor jurídico del asesino. ¿Habrá visto este tío en las pelis americanas cómo se cargan a las nenas tirándoles un secador a la bañera? ¿Un brasero de alta tensión? ¡Qué va!-me aclara. Es un invento de un colega, un antirrobo eléctrico solo que regulable y él lo va a poner al máximo. ¿Un antirrobo? Sí-explica. silla eléctrica en el asiento de atrás. Una especie de ¡Leches! pero si eso lo tienen ya patentado los yankies, en Sing Sing y en Alcatraz eran de lo más popular. ¿Vas a montar una freidora con ruedas? Lo que sea-echa espuma Evelio. Yo a esa tía la dejo cómo a un boquerón, retorcida y todo. dice todo animado. ¿Y la coartada? Nada- Cierro la puerta, hace masa, digo que ha sido un cortacircuito accidental y a otra cosa. Pero joder-indago-los electrodos, no sé, ¿es que vas a poner de acero el asiento de atrás? Mira que a lo mejor se piensa que es otra cosa, un cosquilleo, un gustirrinín y le tienes todo el día agarrada al taxi. ¿Un gustirrinín los cincuenta mil watios que le voy a meter por el culo?-se excita Evelio. Me ha dicho el compadre que si pongo el invento a tope la desintegro. Y además mando a distancia-me enseña un transmisor de los de cerrar puertas de garaje. Por si falla lo manual. ¡Joder!-esto empieza a preocuparme. titulares: Veo ya los “Mata a la suegra con ayuda de un traductor”; “Antiguo revolucionario cómplice de la electrocución de la suegra”. No sé qué decir. Y el tipo sigue: no hace falta cambiar la tapicería porque mi amigo ha encontrado un material mejor conductor y más resistente que el cobre. Una aleación especial que emplean los obreros de Altos Hornos 9 de Bilbao para hacerse unas besugueras, sí, parrillas que aguantan el calor de la colada, una exageración, así se hacen la comida en la fragua, debe de ser un material superior, pasa la electricidad por ahí talmente cómo un rayo. ¡Uy¡-pienso yo-y se me desvanece el canguelo en un momento, esto no va de Código Penal, va de Arniches, y yo en esto entro, pongo el resto cómo en el póker, veo. Evelio, hago el juramento solemne, cuenta conmigo. yo freímos al monstruo ese a golpe de watio: Tu y hecho. Pues allá nos fuimos Evelio y yo al famoso taller del antirobo. ¡Qué viaje me dio el gachó! la pequeña clase media. No hay nada más agresivo que Si fuera por ellos el mundo se arreglaba en un periquete. Mataban a todos: rojos, conservadores, policías, chorizos, intelectuales, analfabetos, obreros, empresarios...vamos, que no quedaba nadie. ¡Y éste, encima, se proponía apiolar a la suegra! Esto sale, dice, cómo hay Dios que va a echar humo. comprado hasta el extintor y todo. Mire, mire-Evelio no se apea del vd-es muy respetuoso para eso. solo. He Para eso El resto de la carrera son maldiciones y tacos. ¡Dominguero, cabrón!- freno te daba yo a ti pero detrás de las orejas cómo a los conejos. Mira tú al policía este, que sí, hombre, que sí, que ya te he visto, que no te van a subir el sueldo por más que me pares, tío vago. Y otra vez la historia del atraco: le quisieron dar un palo unos críos, sacó el tubo de plomo que lleva siempre debajo del asiento y a uno lo dejó por muerto y todo. Pero ahora, le animo yo, con este invento que le vas a poner al buga, la alta tecnología ¿no? Se acabó el trabajo manual, que el calambre se lo curre el alternador. Eso, eso-corea Evelio. Ya que estamos en el Mercado 10 Común, un poco de electricidad es lo menos. Llegamos al taller. nave abandonada. sí. De Jesus-me informa Evelio. Una La calle no la recuerdo pero el barrio Una de esas callejuelas que están detrás del Reina Sofía, por Atocha. Los talleres suelen estar llenos de despojos. la marca del oficio. Son cómo Todo el que pasa deja una tuerca, una biela, un capó viejo. Y esos ex-votos se acumulan por techos y rincones y convencen al cliente de la experiencia y sabiduría de su dueño. Cada reliquia es el recuerdo de un triunfo, de un paso honroso bien resuelto. El taller de Jesús, al contrario, es un templo protestante, un lugar vacío. No hay restos de antiguas ceremonias, no se ven los estratos de sucesivos modelos industriales, no hay nada. Al fondo, muy a lo lejos, al lado de una ventana con barrotes está Jesús con un cliente. Tras ellos un banco de madera con una gran jaula de loro encima. La pareja está en plena bronca. El cliente reclama. - Que se nos ha perdido el gato, macho, y no veas el disgusto que tiene la niña. - Le compras otro. ¡A ver a quien se le ocurre llevar el gato a la sierra! Con lo sensibles que son esos animales... - No sabía que eras de la Protectora de Animales. - Protectora nada, que les pones cerca de una pila y se les eriza el pelo. -¡Joder, pero a este no fue una pila, fue un calambrazo de puta madre! Cerré la puerta y un hostiazo que ni Hidrola en toda su gloria. - Pero ¿pasó algo? - El gato la del humo, digo,olía a chamusquina y todo. a la parienta se le corrió el rimmel. todo. 11 Bueno, salpicó y Y - Por pintarse. - ¿Y el pelo? Que ahí no llevaba carmín y se le quedó cómo un cepillo, colega, almidonado y en punta. - La próxima que se ponga rulos. - ¿Qué próxima? ¡Joder con el optimista! ¿Te crees tu que voy a volver? El día que quiera mi mujer ir a la peluque ría se va y ya está. Que mi coche no es un secador. Ni un salón de belleza. ¡Vaya ruina! Han sido cuarenta papeles mas IVA. - Barato para lo que te hice. - Si estuviésemos en guerra, todavía. Pero a ver para qué me vale a mi un lanzallamas en plena Gran Vía. Macho, que un Domingo en el campo no es la batalla de Teruel. - Que no es eso, titi, que no es eso. Que es un defecto de fábrica. -¿Defecto de fábrica con solo 20.000 km? - Que sí, que mengua la goma, hace masa... - Pero ¿cómo que hace masa, es que tengo un buga panadero? - Panadero no. Eléctrico, chalado. Que al cerrar el maletero inviertes la polaridad. - Sí, y yo me quedo cabeza abajo, nos ha jodido el técnico con el Polo Sur. - No he dicho los Polos, tío listo. polaridad. He dicho la Además tienes que esperar a que se asiente el circuito antes de... - ¿Asentar? ¿Asentar? ¿Ahora va a resultar que el circuito es cómo una paella? ¡Qué pena no haberlo sabido antes ir a la sierra con los trebejos de la cocina! - ¡Que no te enteras, titi! Que la cosa sigue funcionando despues de haber sacado tu la llave de contacto. - Será en las reparaciones que tu haces, Landrú. 12 Claro que seguía funcionando. Si no desconecto la batería todavía está el claxon dando la murga. - Haber empezado por ahí. - Por ahí no, por la uña, asesino, que me quedé sin ella del zambombazo. - Mercromina. - Y tu cinta aislante, ¡Tempranillo! - Bueno, mira, ¿sabes lo que te digo? Que si tienes alguna reclamación, aquí en la Oficina de Consumidores un amigo. - A la Comisaría voy a ir. - Lo llevas claro. Por estafa y lesiones. Arreglo yo los coches de la Brigada... - Serán esos que cuando quieren encender el chivato lo que se les enciende son los intermitentes cómo un árbol de Navidad, ¿no? El otro dia vi uno que en vez de sirena lo que llevaba era a Miguel Rios, tío. Y echaba humo por las ventanillas. ¡Así está el Foro de chorizos! - ¡Eso no te lo paso, tío.! ¡Ahueca que te doy! - ¡Me vas a dar tu! ¡Disgustos! - ¡Anda ya, pringao! ¡Recuerdos al gato! - Al juez y de tu parte. ¡Agur, Ben Hur! - Te doy así... Jesús se vuelve. Ha despachado ya al inoportuno. - Hombre, cuánto bueno por aquí, Evelio y compañía. - Jesús, chaval, aquí un amigo. - ¿Qué, venís por lo del antirrobo? - Eso mismo. - Pues estaís de suerte. Mira, acabo de poner a punto este... Jesús señala la jaula del loro que parece sacada de una serie barata de televisión. Dentro se ve un pollo asado. - Hasta hace cinco minutos, dice Jesus muy serio, andaba 13 por ahí haciendo kikirikí. Le he dado al interruptor y me he montado el almuerzo. Nos reímos los tres. Entramos en materia y Jesús nos explica el intríngulis técnico. Hay que desmagnetizar el chasis. nos miramos confundidos. Jesús se da cuenta, va al cajón de una mesa y saca un librazo de tres pares. todo. Sigue el misterio. Blanco. Mirad, mirad. Evelio y yo Autor: Miramos. Aquí está Almirante Carrero Efectivamente está lleno de diagramas de electricidad y planos de cascos de buque. Pero si esto es para las minas, digo yo, guerra en el mar ¿no? Sí señor-contesta Jesús. Pero para los coches también. ¿Cómo quiere vd que aislemos el chasis sino? ¿O se cree vd que voy a montar un asador automático? La idea es freir solo al que se lo merece. Bueno, bueno, tranquilo, digo yo. Bien, sigue Jesus. limpio el coche. Cambiamos la polaridad y dejamos Ahora podemos ya hacer una desviación desde el alternador y conectarla al relé de la luz. Ponemos el coche en marcha, la corriente se dispara, estamos ya a 20.000 w, un respeto, pero si metes el acelerador, ya, la leche, lo que yo te diga, y de que el incauto pille el picaporte, zas, calambrazo, qué digo, relámpago, y si le das al intermitente es que es la hostia, el mangui echa humo, hace morse como en las de indios. Mire, mire-saca otro libro. cuero: Un tomazo con lomos de “Física recreativa para adultos”. Barcelona 1903. Un ejemplar de coleccionista, una rareza. Aquí la pila de Volta-señala Jesus una ilustración a plumilla. - Aquí un amigo-corto yo en plan chistoso. 14 - Cuidado-interrumpe él mosqueado. Y sigue en tono severo. Cuidado que esto es muy serio, ¿eh? ¡Que no hago el trabajo! - Perdón, perdón, suplico yo. El mecánico se aplaca y sigue. El primo hace masa y un relé controla la intensidad del calambrazo. Para una broma con esto tienes bastante. Pero si chutas a gol mandas al Depósito de Fiambres al menda, ¡ojo! - Macho-se extasia Evelio, esto es una bendición contra los ladrones. No tienen escape. Les voy a dejar el culo cómo una hamburguesa de Mac Donald. - ¿Y si llevan pistola?-indago yo. - Se les pone al rojo y se les pega a la mano-explica Jesus. - Bueno, interrumpe Evelio, cómo esto es en defensa propia yo lo quiero al máximo que a mi no me dan un espanto cómo el de la otra vez. Yo quiero sangre. - Mas bien cenizas-apostillo yo. - Pues eso-cierra Evelio. - Cantao, asegura Jesús. Son habas contadas. Con el motor de este aspirador viejo hacemos relé en espiral. Esta parrilla de besugo la metemos en el respaldo para el contacto. Con este hilo de teléfono, conexión al intermitente. Y con este timbre de puerta cerramos el circuito y damos acceso al alternador. por aquí esta tarde. Na, chupao. Pasa Te lo pongo hasta diez mil que con eso tienes bastante para dejarlos poco hechos, que si tiro de batería los carbonizas y luego limpiar la tapicería es una penitencia. Andaba por allí perdido un gatito que de puro flaco parecía aerodinámico. Ferraris de Fórmula. Un filo. Cortaba el aire cómo los Allí anduvo Jesus detrás de él por ver si le camelaba y conseguía sentarlo en el asiento de 15 pruebas. malas. ¡Uy el felino! Bueno, ni a las buenas ni a las Debía de ser de la casa y conocerse a sus clásicos. No hubo modo. Yo andaba algo mosca porque temía cualquier barrabasada del loco aquel, una electrocución lenta o alguna otra crueldad del género. No es este pais blando con nadie, ni menos con los animales. Pero por fortuna el minino era prevenido y pasó de hacer el cobaya. Jesús no se lo tomó a mal. Agarró un pedazo de hígado que tenía en el cajón y lo tiró contra la besuguera camuflada de skay. espectáculo. a 50 cm. Chicos, un Ví lo que podía ser la silla eléctrica pero Quedó lo que se dice echando humo, churruscado, y con un ruidillo siniestro, unos crujidos de quitar el resuello. Lo pasé francamente mal porque veía que el invento funcionaba. Había infravalorado yo la capacidad pre industrial de aquel Bouvard del Foro. Ibamos al asesinato en superdirecta. No sé si decir por fortuna pero lo cierto es que la cría de Evelio salvó el trance. Tanto se iba, que al fin se fue y no hubo caso. Recuerdo cómo salió de casa todo el clan, a escape, y cómo Evelio iba tocando el claxon en plan pasado. el angelito se les quedó en brazos. Pero Cuando llegó al hospital estaba ya muerta. El ataud blanco lo bajamos entre todos. Yo nunca había visto ninguno y les aseguro que tenerlo cerca impresiona. Casi no pesaba. tanta levedad. Lo digo porque me llamó la atención Parecía vacío. Según se dice es costumbre en los pueblos que los amigos arrimen el hombro en los entierros. Yo, desde luego, lo hice. Eso y pasar la noche tomando una copa con la familia. El velatorio. ¡Menuda nochecita que me dieron! qué fue peor: ¡Y qué alcohol! No sé la compañía, la conversación o la priva. 16 La pareja cerró la tienda y se volvió al pueblo. sabido más de ellos. 17 No he